Colombia enfrenta un momento crucial en su transición hacia energías renovables, en medio de una crisis climática global que pone a prueba los sistemas energéticos del mundo. El país, históricamente dependiente de la energía hidroeléctrica, comenzó a diversificar su matriz energética en los últimos años con un enfoque creciente en fuentes de energía no convencionales, como la solar y la eólica.
Por tal motivo, en entrevista con Infobae Colombia, Roberto Lares, gerente de Desarrollo de Negocios y director general de Wärtsilä Colombia, abordó los avances y los retos que enfrenta la nación en su camino hacia la sostenibilidad energética.
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El país ha sido, durante décadas, un referente en cuanto a generación hidroeléctrica, fuente que abastece la mayor parte de la energía del país; sin embargo, como lo señaló Lares, el panorama ha cambiado drásticamente con el calentamiento global, pues se han alterado los patrones climáticos con sequías prolongadas que afectan directamente la capacidad de las hidroeléctricas.
“Colombia, en el corto plazo, debe esperar a que llueva un poco más y tiene que ser muy cauto con la administración de ese recurso hídrico, porque estamos en mínimos históricos de 50 años en los reservorios de agua de estas hidroeléctricas, entonces sí hay una necesidad de ser muy precavido”, comenzó por explicar Lares.
Hidroeléctricas y la incertidumbre climática
La dependencia de Colombia en la hidroelectricidad ha sido históricamente una ventaja, pero también una vulnerabilidad, pues las prolongadas sequías recientes han puesto al país en una situación crítica.
Proyectos como Hidroituango, que aportan una porción considerable de la energía nacional, están bajo presión debido a la falta de agua. Este escenario ha llevado a la necesidad urgente de generar alternativas viables para asegurar el suministro eléctrico.
“Colombia está en transición energética desde el 2014 cuando hubo los primeros incentivos fiscales para entrar a lo que se conoce como fuentes renovables no convencionales, porque la hidroelectricidad también se considera como renovable y Colombia tiene mucha hidroelectricidad, desde hace décadas ha tenido muchas plantas y tiene una una base instalada bastante amplia; sin embargo, se le ha venido facilitando la entrada a las fuentes no convencionales que son solar y eólica, principalmente, y en la última década, desde 2014 al 2024, se hace ese empuje para la entrada de renovables que ha sido muy positivo para Colombia porque hay una gran cantidad de proyectos”.
Según Lares, actualmente hay proyectos que, en total, sumarían 64.000 megavatios en energía solar, mucho más de lo que el país necesita, dado que la demanda máxima en Colombia es de aproximadamente 11.000 megavatios.
Burocracia y financiación: principales obstáculos
Uno de los principales obstáculos para avanzar en la transición energética es la burocracia, en especial en el otorgamiento de licencias ambientales.
En este sentido, Lares explicó que muchos proyectos solares y eólicos en Colombia se han retrasado por la dificultad de obtener estos permisos que son un requisito clave para el cierre financiero de los mismos.
Además, la financiación de proyectos renovables ha sido otro reto considerable, especialmente tras el aumento de las tasas de interés durante la pandemia: “Muchas de estas iniciativas dependen de financiamiento en moneda local y las tasas de interés aún están altas”, señaló Lares.
A pesar de estos retos, Lares es optimista sobre el futuro de la energía renovable en el país. Según él, en el mediano plazo, hacia 2027 o 2028, Colombia podría contar con alrededor de 9.000 megavatios de energía renovable, lo que significaría una penetración importante de estas fuentes en la matriz energética; sin embargo, para que esto sea una realidad, es necesario superar los cuellos de botella en el licenciamiento y la financiación.
“Colombia debería volverse, en el mediano plazo, un país con una penetración renovable muy importante, complementada con su hidroelectricidad, o sea, la hidroelectricidad en un periodo normal de lluvias va a estar mucho más fuerte y la térmica, sencillamente, hará la labor que ha hecho hasta ahora que es estar de respaldo en esos momentos de sequía para reservar agua”.
Complementariedad entre renovables y térmicas
Una parte clave del debate energético en Colombia ha girado en torno a cómo asegurar que las nuevas fuentes de energía renovable, que son intermitentes por naturaleza, puedan integrarse de manera eficiente en el sistema eléctrico nacional.
La energía solar y eólica dependen del clima, lo que genera picos y caídas en la producción, a menudo impredecibles. Es ese sentido, Lares explicó que es necesario contar con plantas de generación térmica que puedan complementar estas fuentes, las cuales, pueden actuar como respaldo cuando las condiciones climáticas no sean favorables para la producción de energía solar o eólica.
“La flexibilidad de la generación térmica es crucial para la estabilidad del sistema. Estas plantas pueden encenderse y apagarse según las necesidades del sistema, algo que no puede hacer la energía solar o eólica”, explicó Lares.
Asimismo, destacó que Wärtsilä, la empresa que representa, está a la vanguardia de la tecnología necesaria para garantizar esta flexibilidad a través de la construcción de plantas térmicas modernas y la instalación de sistemas de almacenamiento en baterías, que permiten aplanar los picos de producción.
El papel del gas natural y el hidrógeno
Una de las soluciones propuestas para enfrentar la falta de energía firme durante las sequías es la importación de gas natural. Colombia ya cuenta con un terminal de importación de gas en Cartagena, pero Lares sugirió que es necesario construir un segundo terminal para asegurar un suministro confiable de este combustible.
A largo plazo, el gas podría ser reemplazado por hidrógeno verde, un combustible limpio que se puede producir a partir de fuentes renovables, por lo que Wärtsilä se encuentra en la fase final de la creación de motores que funcionan a base de hidrógeno puro, lo que abre la puerta a una descarbonización completa del sector energético en el futuro.
“Colombia tiene aspiraciones en el campo del hidrógeno, y aunque aún no es económicamente viable, la tecnología ya existe”, afirmó Lares.
De acuerdo con Roberto Lares, si el país logra producir hidrógeno a precios competitivos, sería posible tener una matriz energética completamente limpia, con plantas térmicas operando a base de hidrógeno en lugar de combustibles fósiles.
La interconexión regional: un sueño ambicioso
El presidente Gustavo Petro, en su reciente visita a México, planteó la idea de una gran interconexión eléctrica que abarque todo el continente americano desde la Patagonia hasta Alaska, como parte de una estrategia para enfrentar el cambio climático.
Lares, aunque considera que es una idea interesante, señaló que las interconexiones entre países tienen limitaciones, especialmente en términos de la cantidad de energía que se puede transmitir a través de los cables.
En el contexto regional, Colombia ya tiene conexiones con países vecinos como Ecuador y Venezuela, pero estas no son suficientes para resolver los problemas energéticos estructurales de ningún país.
“Siempre se ha hablado de interconectar Colombia con Panamá, pero tenemos el tema del tapón del Darién que ha sido una dificultad porque, incluso, la viabilidad de la carretera Panamericana se corta allí. Es algo que no es descabellado, ahora, con qué propósito, si es para crear un mercado de energía, pues sí, yo creo que sería útil, pero hay que ver los costos también, cada línea de estas requiere una cantidad de permisos, de negociaciones con comunidades que no son fácil”.
Futuro energético de Colombia: un camino largo pero posible
Colombia se encuentra en una etapa crucial de su transición energética, con grandes oportunidades y retos significativos. La diversificación de su matriz energética, la integración de energías renovables no convencionales y el fortalecimiento de la infraestructura de generación térmica son pasos clave para asegurar un suministro estable y confiable en los próximos años.
Sin embargo, la burocracia, la financiación y los desafíos técnicos deben ser superados para que el país pueda cumplir con sus metas de sostenibilidad.
De acuerdo con con Roberto Lares, el camino hacia una matriz energética limpia no será fácil ni rápido, pero Colombia tiene el potencial de convertirse en un líder regional en energías renovables si toma las decisiones correctas hoy.
“Las condiciones ya están, los inversionistas están, la necesidad, obviamente, también está, lo que requerimos es un poco más de tiempo, pero en ese periodo de tiempo hay que tomar algunas medidas de coyuntura para que no exista un periodo entre, ese momento que esperamos hacia el futuro y el hoy, en donde no tengamos confiabilidad de energía. Básicamente, la solución iría más hacia un análisis integral en el que se incorporen plantas de generación térmica que puedan complementar con su flexibilidad toda esa cantidad de renovables que van a entrar a futuro a generar en el país”.