El salario mínimo en Colombia se convirtió una vez más en un tema de debate muy importante, especialmente, ante la expectativa del incremento para 2025. Desde ya se estima que en las próximas semanas el Gobierno nacional comenzará reuniones con empresarios y centrales obreras para establecer el nuevo monto.
Para estas, la inflación, que según el Departamento Nacional de Estadística (Dane) se ubicó en 5,81% en septiembre de 2024, será un factor decisivo en estas negociaciones. Incluso, se estima que este valor puede disminuir mucho más hasta alcanzar el 5,2% a finales de año, lo que influirá de manera directa en las discusiones sobre el aumento de la remuneración.
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Durante el Gobierno de Gustavo Petro, el salario mínimo experimentó incrementos notables, alcanzando en 2023 un monto de $1.160.000, luego de un aumento del 16%, y posteriormente, en 2024, llegó a $1.300.000 gracias a un aumento del 12%. Sin embargo, para 2025, las proyecciones no son tan optimistas.
Por ejemplo, el presidente de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif), José Ignacio López, resaltó que la inflación prevista para el cierre de 2023 oscilará entre el 5% y el 6%, lo que justifica su recomendación de que el incremento salarial para el 2024 no debería superar un solo dígito, luego de tres años consecutivos de aumentos a doble dígito.
De igual manera, el director de Investigaciones Económicas del Banco de Bogotá, Camilo Pérez Álvarez, espera que suba casi 8% y llegó así a $1.400.000.
No será de dos dígitos
En consonancia con esto, otros sectores económicos también vislumbran aumentos modestos en el salario mínimo. El presidente de la Federación Nacional de Comerciantes Empresarios (Fenalco), Jaime Alberto Cabal, compartió su perspectiva con La FM al destacar que “hablar de una cifra es muy temprano en este momento, pero no vemos por ningún lado que la cifra del salario mínimo alcance los dos dígitos”.
La preocupación está centrada en que el aumento podría no superar el índice tradicional de inflación, lo que incide de manera notable en las expectativas salariales para más de dos millones de trabajadores.
Reforma laboral
Otra arista del debate incluye el proyecto de reforma laboral del Gobierno de Gustavo Petro,. aprobado en la Cámara de Representantes y que tiene que ser debatido en el Senado de la República. Sobre esto, Cabal expresó su inquietud al señalar que “muchas empresas tendrán que asumir grandes costos por el aumento en el pago, entre otros, de los recargos nocturnos, dominicales y festivos”.
Advirtió que de prosperar la reforma, “el incremento del salario mínimo sería un nuevo costo. Habría que sumar todos los dígitos para el año 2025, donde muchas empresas no van a soportar los costos”.
Sin embargo, hay que mencionar que, hasta ahora, el Gobierno y las centrales obreras aún no han comenzado las negociaciones formales para definir la cifra final del salario mínimo del próximo año. No obstante, el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Fabio Arias, dio a conocer algunas pretensiones de los sindicatos al respecto.
Arias dijo a El Tiempo que se prevé que este año la discusión tendrá un matiz más político que económico. Además, expresó que considera que este año la negociación va a ser todavía mucho más difícil.
Dificultades para el consenso
“El empresariado no está en la voluntad de llegar a ningún acuerdo con el Gobierno”. Recordó que durante los debates pasados (para el aumento de 2023 y de 2024), el Gobierno experimentó dificultades para consensuar, por lo que optó por decretar el aumento sin el aval del sector empresarial.
Asimismo, dejó entrever una creciente tensión política: “Llegamos a un momento en el cual el empresariado está jugando en la oposición abierta”.
Frente a las expectativas de los trabajadores, Arias adelantó que “con absoluta seguridad vamos a pedir dos dígitos” de incremento. Esto destaca un enfoque en las necesidades de la población trabajadora que sufre el impacto económico de los altos costos de vida.
La CUT planea abordar temas adicionales durante las discusiones, como servicios públicos, arriendos y el precio del Acpm (diésel), por lo que resaltó que el aumento de los arriendos “no debe subir tanto como la inflación, especialmente, a los que ganen menos”.