Tras 40 años de cautiverio, dos loras cabeciamarillas luchan por recuperarse: sufrieron graves daños físicos y psicológicos

Más de 40 años como compañeras de hogar dejaron marca en estas loras. Sus conductas y salud están bajo revisión estricta

Las loras cabeciamarillas están en proceso de recuperación en el CAV de la Cdmb - crédito @carcdmb/Instagram

Dos loras cabeciamarillas que vivieron más de cuatro décadas en cautiverio están comenzando un proceso de recuperación en el Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre (CAV) de la Corporación de Defensa de la Meseta de Bucaramanga (Cdmb). Estas aves, de las especies Amazona ochrocephala y Amazona amazónica, fueron entregadas para iniciar un tratamiento de rehabilitación, nutrición adecuada y readaptación a su entorno natural, con el objetivo de eventualmente liberarlas en su hábitat.

Ambas aves, que pasaron más de 40 años en la misma casa como mascotas, sufrieron las consecuencias de la humanización, una situación que impactó gravemente su comportamiento y su desarrollo biológico. Este largo periodo en cautiverio no solo las separó de su ambiente natural, también las condicionó a adoptar hábitos poco comunes para su especie.

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Una lora sufre estrés severo y se autolesiona arrancando sus plumas - crédito @carcdmb/Instagram

Vladimir Quintero Sánchez, el veterinario encargado y coordinador del CAV de la Cdmb, detalló que una de las loras presentó varias complicaciones físicas derivadas de una dieta inadecuada. Entre las afecciones, destacó el crecimiento excesivo de las uñas y el pico, lo que dificulta las actividades cotidianas del ave. Además, su plumaje muestra una coloración anormal, posiblemente consecuencia de una alimentación deficiente durante su cautiverio. La situación es aún más crítica en la segunda lora, que vivió más de 15 años bajo estas condiciones. Presenta problemas severos de estrés, desnutrición y se autolesiona, arrancándose sus propias plumas hasta el punto de quedar solo con las de la cabeza.

Las alteraciones en el comportamiento de ambas aves, resultado de su contacto prolongado con los humanos, también son evidentes. Quintero explicó que ambas loras aprendieron a imitar palabras, algo que, aunque puede parecer entretenido para las personas, es una conducta que no es natural para estas especies en libertad. Esta humanización afecta su comportamiento, al tiempo que podría complicar su posible reintegración a la naturaleza.

El equipo del CAV se propuso como reto rehabilitar a estas aves y llevar a cabo un proceso exhaustivo para evaluar si pueden ser liberadas en su entorno natural. Si no es posible, se contempló mantenerlas en áreas controladas donde puedan recibir los cuidados necesarios para garantizar su bienestar a largo plazo.

El contacto prolongado con humanos enseña a las aves a imitar palabras, lo que no es natural - crédito @carcdmb/Instagram

Por su parte, Juan Carlos Reyes Nova, director general de la Cdmb, aprovechó el caso de estas loras para hacer un llamamiento a la conciencia pública. “Las aves y todos los animales silvestres no son mascotas. Debemos entender que necesitan sus plumas para volar, protegerse y cumplir su función natural en el ecosistema. Capturarlas o cortarles las plumas les quita la posibilidad de regresar a la vida silvestre. Si encuentran aves silvestres, no las capturen”, indicó Reyes.

Qué hacer ante especies silvestres

  • Mantenga la distancia: si se encuentra con un animal silvestre, lo mejor es observarlo a distancia. No se acerque ni intente interactuar con él, ya que esto puede asustarlo o provocarle estrés.
  • No intente capturarlos: los animales silvestres deben permanecer en su hábitat natural. Capturarlos o retenerlos, incluso temporalmente, puede afectar su comportamiento y su salud. Recuerde que muchas especies están protegidas por la ley.
  • Evite alimentarlos: alimentar a los animales silvestres puede generar dependencia hacia los humanos y alterar su dieta natural. Además, algunos alimentos que consumimos no son adecuados para ellos y pueden causarles problemas de salud.
Si se encuentra con un animal silvestre, lo mejor es observarlo a distancia - crédito Imagen Ilustrativa Infobae
  • No toque a los animales: aunque parezcan inofensivos, muchos animales silvestres pueden transmitir enfermedades o reaccionar de forma defensiva si se sienten amenazados.
  • Respete su entorno: no altere ni dañe el hábitat natural de los animales. Al caminar por áreas silvestres, evite dejar basura o dañar plantas que podrían ser su refugio o fuente de alimento.
  • Reporte situaciones anormales: si observa un animal herido o en un entorno peligroso, comuníquese con las autoridades ambientales locales o centros de rescate de fauna silvestre. Ellos sabrán cómo manejar la situación de manera adecuada.