Tuchín es un pequeño municipio ubicado en el departamento de Córdoba, es conocido como la cuna del sombrero vueltiao, uno de los símbolos más representativos de la cultura colombiana. Este municipio, que forma parte de la región Caribe, tiene una rica tradición artesanal que ha trascendido fronteras, y su historia está íntimamente ligada a la identidad cultural del país.
El sombrero vueltiao tiene su origen en las comunidades indígenas zenú, quienes habitaron esta región mucho antes de la llegada de los colonizadores españoles. Desarrollaron una vasta cultura artesanal, especialmente en el tejido de fibras naturales, una práctica que ha sido transmitida de generación en generación. Su nombre proviene de las vueltas que se le dan durante el proceso de tejido.
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El origen es un reflejo de la resiliencia y el ingenio del pueblo zenú, que encontraron en las fibras de caña flecha, una planta nativa de la región, el material perfecto para crear sus productos artesanales. La caña flecha no solo es la base de este sombrero, sino que también es utilizada en la creación de otros objetos tradicionales, como mochilas y cinturones.
Tuchín, como epicentro de la fabricación del sombrero vueltiao, es un municipio profundamente arraigado en la tradición artesanal. La mayoría de sus habitantes están vinculados de alguna manera a la producción de sombreros, ya sea en el cultivo y preparación de la caña flecha, el tejido o la comercialización de este valioso producto.
Esta tradición no solo es un aspecto económico para la comunidad, sino que también es una forma de mantener viva su identidad cultural. Los artesanos de Tuchín se han convertido en guardianes de este conocimiento ancestral, transmitiendo las técnicas de tejido a las nuevas generaciones. Este proceso artesanal requiere un conocimiento detallado de las técnicas de trenzado, la selección de las mejores fibras de caña flecha y una precisión en el acabado que resulta en productos de alta calidad.
En 2004, el sombrero fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación, lo que no solo resalta su importancia histórica, sino también la relevancia de los artesanos de Tuchín en la conservación de esta tradición.
La elaboración de un sombrero vueltiao es un proceso complejo que requiere destreza, paciencia y un profundo conocimiento de las técnicas de tejido. El proceso comienza con la recolección de la caña flecha, que es cortada y secada al sol. Una vez secas, las fibras son separadas en tiras finas, que luego se tiñen utilizando tintes naturales o artificiales para obtener los colores característicos del sombrero.
Existen diferentes tipos de sombrero vueltiao, que varían en calidad y precio dependiendo del número de vueltas que tienen. Los sombreros más simples, conocidos como “11 vueltas”, son los más comunes, mientras que los más elaborados, como los de “23 vueltas”, son considerados auténticas obras de arte. A mayor número de vueltas, mayor es la complejidad del tejido y, por lo tanto, el tiempo de elaboración, lo que incrementa su valor.
Uno de los aspectos más fascinantes del sombrero es su flexibilidad. A pesar de estar hecho de fibras naturales, es flexible y resistente, lo que permite que pueda ser doblado sin perder su forma. Esta característica lo ha hecho aún más popular, ya que se puede transportar fácilmente, una cualidad muy apreciada por quienes lo llevan como parte de su vestimenta diaria o en eventos culturales.
Hoy en día, Tuchín sigue siendo un epicentro cultural y artesanal en Colombia. Aunque el sombrero vueltiao es su producto más conocido, los artesanos de este municipio también producen una amplia variedad de artículos elaborados con caña flecha, que incluyen mochilas, carteras, y accesorios. Estos productos se comercializan no solo en el país, sino también a nivel internacional, lo que ha dado a conocer aún más la riqueza cultural de Tuchín.