Marilyn Patiño fue a lo largo de dos décadas una de las mujeres más reconocidas de Colombia. La vallecaucana desarrolló una carrera como modelo y actriz que le permitió figurar en varias de las telenovelas de más alto perfil en la televisión nacional, destacando sus papeles en El auténtico Rodrigo Leal, Sin tetas no hay paraíso, o Escobar: el patrón del mal.
Pero su vida dio un giro cuando tuvo que salir de Colombia y radicarse en Estados Unidos con sus dos hijos, buscando huir de las amenazas de muerte que llegaron tras el asesinato de su exesposo Héctor Fabián Bonilla y luego tras enterarse de que estaba embarazada por tercera vez.
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En entrevista con Infobae Colombia, la actriz se sinceró acerca de su vida con motivo del lanzamiento de su libro Cuantas veces he dicho... Me quiero morir, en el que aborda su vida desde una mirada espiritual e introspectiva, centrándose particularmente en los traumas que debió afrontar con el paso de los años, incluyendo la temprana muerte de su padre y ser víctima de abuso sexual.
En un punto, la conversación se trasladó a conocer cómo era su vida espiritual antes de esta reconversión producto de sus más recientes traumas. Al respecto, Marilyn reflexionó:
“Yo nací en un hogar de una madre cristiana, creía en Dios e iba a la iglesia. Mi abuela era atea, igual que mi papá, pero mi mamá era todo lo contrario”. Contó que cuando tenía cinco años decidió seguir las mismas creencias de su madre, pese a que respetaba la postura de su abuela y de su papá, motivo por el cual considera que “me movía entre ambos mundos”, reconociendo que ambas posturas eran válidas desde su punto de vista.
Con todo, tomó una decisión sobre su orientación espiritual, sin imaginarse que era algo transitorio. “A los 13 años decido bautizarme en la iglesia cristiana y evangélica, y al cabo de dos años de estar en el grupo de jóvenes, nosotros nos mudamos de barrio. Entonces, la líder de jóvenes se levanta y me dice delante de toda la iglesia ‘vamos a despedir a la hermana Marilyn Patiño porque se muda de barrio, se cambia y ya no va a estar en esta iglesia’. Yo no sabía que me iba a decir esto, ni que por el hecho de cambiar de barrio me obligaba a cambiar de iglesia”, contó, reconociendo que se sintió indignada luego de ir tantos años en bus a las distintas actividades de la comunidad.
“Ella dice esto y yo en medio de mi inmadurez, sin tener el carácter que tengo ahora, me levanto y me despido de la iglesia. Esa fue la última vez que fui”, recordó.
A partir de entonces su vida dio un giro cuando comenzó a labrarse un nombre en el mundo del modelaje y, sobre todo, en la televisión con sus apariciones en El auténtico Rodrigo Leal, Los Reyes, Juego limpio y, sobre todo, cuando participó en Sin tetas no hay paraíso interpretando a Paola, una de las amigas de la protagonista, Catalina Santana, interpretada por María Adelaida Puerta. También fue por esos días que apareció como portada de la revista SoHo, en 2009, haciendo un desnudo muy comentado en su momento. La suma de esto llevó a que en las comunidades cristianas la vieron de un modo totalmente distinto.
“De ahí en adelante los evangélicos me vieron como satánica. Era la satánica que se había ido por el lado de la actuación y el modelaje. Yo ya era la hija del diablo”, recordó. Pero, dada su experiencia actual, reconoció que “era necesario vivir todo esto para servirle a Dios ahora, porque no es posible si no has sentido dolor”.