James Robinson, Daron Acemoglu y Simon Johnson fueron galardonados con el Premio Nobel de Economía 2024 por su innovador trabajo sobre la relevancia de las instituciones en el desigual desarrollo económico de los países, a través de su obra Por qué fracasan los países.
Este premio, dotado de once millones de coronas suecas (aproximadamente un millón de dólares), destaca la investigación de cómo la estructura institucional puede influir en la prosperidad económica de una nación, como explicó Jakob Svensson, presidente del Comité del Nobel. “Reducir las enormes diferencias de ingresos entre los países es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo. Los galardonados han demostrado la importancia de las instituciones sociales para lograrlo”.
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De hecho, James Robinson es conocido en Colombia por su análisis profundo de casos de desigualdad, y por su especial atención hacia Colombia, con discursos y artículos académicos que se han trabajado en vinculación con la Universidad de los Andes, ya que allí ha sido profesor en su Escuela Internacional de Verano en Economía, a lo largo de dos décadas.
Los pensamientos de Robinson para Colombia
Ahora bien, en distintos espacios el mensaje de Robinson es que Colombia presentan pronunciadas fracturas entre las instituciones y la sociedad, pese a que en Colombia se pueden aprovechar grandes oportunidades.
Por ejemplo, en su intervención en el McKinsey Forum del 2022, un foro para el diálogo de líderes se refirió al país y a las dificultades que encara la nación en cuanto a la solidez institucional y a los retos que enfrentan los colombianos para nivelarse en comparación a otros países con sistemas económicos y políticos más desarrollados.
Se refirió a un país “bastante pobre y extremadamente desigual”, de manera que “no hay razón por la que los niveles de vida en este país no sean exactamente los mismos que en Estados Unidos, aparte de las instituciones que impiden que eso suceda”.
Citado por El Colombiano, en este espacio de debate también afirmó que Colombia es un país cuya sociedad, aunque con potencial, “es débil, muy parroquial y cada uno tiene sus propios intereses, ninguna idea colectiva de dónde debe ir el país”.
En esa charla afirmó que el país “cuenta con varios elementos de instituciones extractivas: derechos de propiedad que no están bien definidos, ni son del todo seguros y bastantes monopolios. Pero a la gente rica le va muy bien en este sistema; entonces no tienen un incentivo para cambiar. En cualquier sistema extractivos hay personas con poder a las que les va muy bien así. A menudo ese es un gran impedimento”, dijo.
Un estado débil y una sociedad debilitada: la tesis de Robinson
En 2019, por ejemplo, se refirió a la nación como un “espécimen perfecto de un Leviatán de Papel”, para describir la ineficiencia del Estado en el cumplimiento de sus funciones, con la debilidad de la sociedad civil, fragmentada que suele permanecer estática y capturada por “asuntos parroquiales”.
De acuerdo con un reporte de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), que se basó en un diálogo que sucedió en 2023 con el reconocido y ahora premiado economista, las fallas estructurales del país parten específicamente de los grupos armados ilegales (guerillas), ni las drogas, que suelen ser asuntos en los que se concentra la agenda política. En cambio, tienen que ver con la política y sus prácticas que son las que deben llegar a una transformación.
En un foro sobre el papel de las empresas en la construcción de paz organizado por la FIP y la Asociación de Fundaciones Empresariales (AFE) dijo que “Para mí, el mayor problema que tiene Colombia es la manera en que funciona el Estado y un ejemplo de su debilidad es la falta de habilidad para suministrar el orden”.
“Colombia tiene instituciones predominantemente extractivas pero también políticas extractivas. Uno de los impedimentos más grandes para una buena economía es el monopolio y ejemplos de esos monopolios son los mafiosos, como el del ‘Cebollero’ y el ‘Papero’. Otro ejemplo es lo que sucede en lo rural, donde el 40 por ciento de las personas no tiene un título de propiedad, lo que impide pensar en incentivos económicos”, agregó.
Sin embargo, también dijo que “Colombia está en el medio de los países ricos y los países pobres, no es como Alemania pero tampoco como Haití. Es un país de clase media, que tiene instituciones extractivas pero también incluyentes en otras dimensiones”.