Día Mundial del Lavado de Manos: expertos recomiendan la correcta higiene, pero con uso consciente del agua

El Día Mundial del Lavado de Manos, de acuerdo con la Unicef, se celebra cada 15 de octubre desde 2008 para reafirmar la importancia de una práctica sencilla, pero vital para la salud: lavarse las manos con agua y jabón.

Según datos propiciados por el organismo internacional, aunque el acceso a la higiene de manos ha mejorado desde 2015, aún 1.900 millones de personas carecen de instalaciones básicas para lavarse las manos en sus hogares alrededor del mundo. Esta situación es especialmente crítica en los países menos desarrollados, donde más del 60% de la población no tiene acceso a estas instalaciones.

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El lavado de manos es una medida preventiva clave contra enfermedades infecciosas como la diarrea y la desnutrición, que afectan gravemente a los niños menores de cinco años.

Pero su impacto va más allá: evita enfermedades infecciosas por contacto y ayuda a prevenir otros tipo de malestares derivados con bacterias. Además, el entorno limpio y el acceso a agua potable y alimentos seguros son esenciales para la salud infantil, de acuerdo con la Unicef.

Infobae Colombia se comunicó con el doctor Andrés Corral, un médico que se mueve en el mundo de las urgencias, y que es máster en pacientes críticos, para hablar sobre los más recomendados protocolos del lavado de manos para prevenir riesgos.

El profesional de salud afirmó que, en efecto, la importancia del lavado también radica tanto en el procedimiento, la ejecución, y el tiempo que toma un correcto protocolo de higiene.

“Lo ideal es lavarse las manos con agua corriente y jabón durante al menos veinte segundos. Es importante cubrir todas las superficies de las manos, incluyendo el dorso, entre los dedos y debajo de las uñas. La técnica correcta implica frotar las manos enérgicamente para eliminar la suciedad y los gérmenes”, dijo en el diálogo.

Incluso, dijo que la frecuencia también es determinantes, eso sí, dependiendo de las actividades diarias; sin embargo, como regla, dijo que es fundamental lavarse las manos en situaciones como:

• Antes de comer.
• Después de ir al baño.
• Después de tocar superficies contaminadas, como barandas, manijas o dinero.
• Después de toser o estornudar.
• Antes de preparar alimentos.
• Después de cambiar pañales.
• Después de tocar animales o mascotas.

En Bogotá, por ejemplo, con la demora de la llegada del Fenómeno de La Niña, y la evidente situación de los embalses, el racionamiento de agua en la capital de Colombia volvió a ser una realidad para gestionar el recurso hídrico mientras las lluvias llegan a los cuerpos de agua que abastecen a la ciudad.

En ese orden de ideas, el lavado de manos puede variar en la cantidad de agua, pero no en la calidad del proceso de higiene. El experto indicó que en dichas circunstancias, “en tiempos de escasez de agua, es importante ser conscientes de nuestro consumo”.

Por eso, estimó que es fundamental seguir algunos consejos:

• Cerrar el grifo mientras enjabonamos las manos.
• Utilizar un vaso con agua para enjuagar el jabón.
• Recolectar el agua utilizada para enjuagar y reutilizarla para otras tareas, como regar plantas.
• Instalar dispositivos ahorradores de agua en los grifos.

A su vez, Corral expresó que “los productos antibacteriales y con alcohol pueden ser útiles como complemento del lavado de manos, especialmente cuando no hay agua y jabón disponibles”. No obstante, dijo que, en efecto, estos productos “no reemplazan el lavado de manos tradicional, ya que este elimina una mayor variedad de microorganismos”.

De hecho, agregó que el uso “excesivo” de geles, alcohol y otros antibacterianos “puede contribuir al desarrollo de resistencia bacteriana. Además, algunos productos pueden resecar la piel, lo que puede provocar irritación y grietas, facilitando la entrada de bacterias”.

Por lo tanto, concluyó que “el lavado de manos con agua y jabón sigue siendo la medida más efectiva y económica para prevenir la transmisión de enfermedades infecciosas”.