Poco a poco, las mujeres han ido ganando espacios en escenarios de poder y de toma de decisiones, aunque siguen teniendo una menor participación que los hombres. De acuerdo Sisma Mujer, el 20 de julio de 2022, de 295 congresistas se posesionaron 86 mujeres y 209 hombres, lo que equivale a una representación femenina del 29,15%, frente a un 70,85%.
Esta situación se agrava con los casos de machismo y de discriminación de los que algunas de ellas son víctimas en su espacio de trabajo y por parte de sus colegas. Así lo explicó la representante a la Cámara Saray Robayo en conversación con Eva Rey, en el programa Desnúdate con Eva: “Por supuesto que sí lo hay (machismo). Una mujer joven, bonita, que llega al Congreso, por lo general la tildan de: ‘no va a dar la talla’, ‘la mujer bonita no piensa’”, indicó la congresista.
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Aseguró que, en ciertos momentos, ha notado que algunas personas en el Congreso se niegan a brindar su apoyo a las mujeres por sus ideas o su trabajo, pero sí lo hacen basados en lo que representan por su apariencia física, es decir, cuando consideran que las mujeres son bonitas.
No obstante, aclaró que, en algunas ocasiones, resulta siendo un beneficio para las mujeres cuyo físico se acomoda a los estándares de belleza actuales y que, por tanto, son catalogadas como atractivas. “Se refieren al físico muchísimo”, detalló. La belleza que algunos congresistas notan en ellas es favorable, toda vez que, en algunos casos, solo por eso, prestan atención a lo que tienen para decir. “[Dicen] Qué guapa, que tal, y entonces cómo no te vamos a prestar atención si eres así de bonita”, expresó.
En su caso, los funcionarios que han llegado a fijarse en ella están tanto en el Pacto Histórico como en el Centro Democrático y otros partidos con diferentes ideologías, lo que evidencia que las colectividades y sus diferencias pasan a un segundo plano cuando se habla de determinadas acciones machistas.
Algunos, de hecho, han ido más allá, intentando convencerla de compartir un momento más personal, tomando un café o un trago, fuera del horario laboral. Sin embargo, Robayo aseguró que prefiere abstenerse de aceptar ese tipo de invitaciones. “Trato de mantener el tema profesional un poco aparte de lo personal”, añadió.
Y, así como ha identificado conductas y comentarios machistas en sus colegas hombres, también lo ha percibido en las mujeres que trabajan con ella: “La mujer se siente ofendida”, precisó, indicando que es algo que suele pasar con aquellas que son descriteriadas, es decir, que carecen de sentido común y de buen juicio.
Machismo en el Congreso: “No nos ganamos la curul en un paquetico de papas”
Otras congresistas han dejado ver su descontento por la aparente falta de inclusión en los debates, en los que, presuntamente, se le ha dado prelación a las intervenciones de los hombres. El 1 de octubre de 2024, por ejemplo, la representante a la Cámara Catherine Juvinao se quejó directamente con el presidente de la Cámara, Jaime Raúl Salamanca, porque, al parecer, se dedicó a reducir el tiempo de participación de las mujeres en la discusión sobre la reforma laboral.
“Vea, presidente, en nombre de todas las mujeres de esta plenaria, yo le solicito que nos deje hablar (sic). Cuando las mujeres le pedimos la palabra, usted nos ignora sistemáticamente, pero, además, cuando tenemos la fortuna de obtener su espacio, entonces nos recorta a muchísimo menos tiempo que los hombres”, afirmó la funcionaria.
Su colega Katherine Miranda se unió a las críticas, asegurando que Salamanca había negado a las mujeres, en reiteradas ocasiones, la oportunidad de hacer réplicas, lo que implica una falta de garantías de participación. “Pues obvio que tenemos el derecho a hablar, es que nosotros no nos ganamos la curul en una lista cerrada, no nos ganamos la curul en un paquetico de papas. Nosotros podemos hablar cuantas veces queramos en los artículos que queramos”, aseveró.