Colombianos ahora podrán consumir más carne proveniente de Estados Unidos por el fin de una restricción

Colombia levantó la restricción a la importación de carne de res desde Estados Unidos, medida previamente establecida en abril de 2024 por el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) como precaución frente a la alerta de gripe aviar.

La decisión permitirá una reanudación de las actividades de importación y un potencial importante para el crecimiento de la carne estadounidense en el mercado colombiano, que dispone de una red robusta de importadores y de consumidores que reconocen y valoran la alta calidad de sus carnes.

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Así las cosas, Estados Unidos, como enfatiza la Federación de Exportadores de Carne de Estados Unidos (Usmef), continúa consolidándose como el principal proveedor del producto bovino importado por Colombia. Por ejemplo, los datos de 2023 muestran que se exportaron 7.642 toneladas de carne de res a Colombia. En el primer trimestre de 2024, se observó un incremento del 3%, al alcanzar las 1.698 toneladas para el 15 de abril. Tal y como menciona la representante de Usmef, María Isabel Ruiz, “los consumidores están dispuestos a pagar por disfrutar de estos productos en sus mesas”.

A lo largo de 2024, las proyecciones de la entidad presentan un panorama optimista, lo que apunta a recuperar las cifras de exportación logradas en 2023. La federación informó que aplica estrategias para expandirse en Colombia, donde buscará formar alianzas estratégicas con distribuidores locales. Y es que la organización tiene la intención de “incrementar la disponibilidad de carne en diversas regiones del país”, centrándose, en especial, en superar las barreras logísticas presentes en el Eje Cafetero .

En su esfuerzo por mejorar la distribución interna, la federación ya hace mejoras en la logística hacia el sur de Colombia. Esto abre nuevas oportunidades de acceso para los consumidores colombianos, respondiendo a la creciente demanda de productos estadounidenses.

Sin embargo, estos esfuerzos no solo están enfocados en superar los desafíos actuales, sino también en anticipar el crecimiento del mercado colombiano para la carne de res estadounidense. La presencia de una red de importadores y consumidores bien establecidos en el país juega un papel importante en este proceso.

El consumo de carne de res en Colombia experimentó fluctuaciones notables a lo largo de los años. En 2014, este consumo fue de alrededor de 19,3 kilogramos (kg) por persona al año, cifra que se compara con el máximo histórico de hace casi dos décadas de 21 kg, según datos del jefe de Planeación y Estudios Económicos de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán- FNG), Óscar Cubillos. Sin embargo, para 2023, de acuerdo con cifras consolidadas por el gremio, el consumo se ubicó en 17,7 kg por persona al año.

Este dato representa un incremento de solo 600 gramos en comparación con 2022, sin lograr un aumento significativo. Al respecto, Cubillos dijo a CONtexto Ganadero que el valor de consumo declarado proviene en su mayoría de fuentes formales, pero que la presencia de sacrificio ilegal en el país afecta la precisión de los registros.

Un factor importante que afecta los números oficiales es el sacrificio clandestino. Cubillos destacó que “hay una fuente importante de sacrificio clandestino que puede representar un consumo importante, pero dado que es clandestino, no se cuantifica”. Esta clandestinidad no solo encubre cifras, sino que también representa un problema mayor para la cadena cárnica en Colombia. Según el experto, este fenómeno afecta de manera directa la veracidad de las estadísticas oficiales y dificulta la implementación de mejoras efectivas en la industria.

Por otra parte, el experto abordó la percepción de que las exportaciones incrementan el precio de la carne en el mercado local y aclaró que las exportaciones representan solo el 7% de la producción total de carne vacuna del país. De hecho, estas exportaciones fueron menores en 2023.

La carne que se exporta son principalmente los cortes traseros, más valorados y costosos en el extranjero, mientras que el mercado interno se abastece de los cortes delanteros, más accesibles. Resaltó que “el tema es realmente la caída en nuestra capacidad de compra”, haciendo alusión a que los ingresos deprimidos de los colombianos limitan su poder adquisitivo.

El ingreso per cápita en Colombia, que ronda los USD6.800 al año, contrasta de manera importante con Estados Unidos, donde supera los USD72.000. Esta disparidad de ingresos influye en el consumo de carne, que en Colombia se ha visto afectado desde la caída económica empezada en 2013, agravada por la pandemia del covid-19. El experto señaló que es fundamental aumentar el ingreso de las personas y fomentar programas sociales que faciliten el acceso a cortes de carne crecientes, especialmente en las poblaciones vulnerables.