Estas son las diferencias clave entre el arroz colombiano y el arroz del este de Asia: es masacotudo

La idea de que el arroz se come a diario y combina a la perfección con cualquier acompañante podría funcionar únicamente con el arroz de producción nacional

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Sus usos son distintos, según
Sus usos son distintos, según comentó una migrante asiática radicada en Bogotá - crédito @machan_colombia_1102 / Instagram

Entrado octubre, las redes sociales se convirtieron en el campo de batalla entre el arroz de producción nacional y arroz del este de Asia, que en países como Japón y Corea suele utilizarse para preparaciones como el sushi y los onigiris.

Una confrontación iniciada por el migrante colombiano conocido en redes como Hainu Feliz, luego de que su preparación semanal de la aclamada semilla no saliera como esperaba: “Yo no entiendo qué pasa con el arroz coreano. Maric@#%, cuando llegué a Corea pensé que el arroz iba a ser delicioso. Y a mí que me gusta comer arroz... es que el que no come arroz todos los días, no es colombiano”, insistió.

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Sin embargo, se vio obligado a transformar sus preparaciones de la semana, debido a que, ninguna parecía funcionar con el arroz “mazacotudo”, como le llaman en territorio nacional.

Su sabor es mucho menos invasivo al del país cafetero - crédito @hainu_feliz / TikTok

Pensé que ese arroz iba a ser delicioso, espectacular; la comida, deliciosa, hasta que me di cuenta que es mazacotudo. Ustedes no se pueden imaginar que tan mazacotudo es. Yo jamás en mi vida había probado un arroz sin sabor, sin nada y, aquí, a los coreanos les gusta comerse ese arroz sin nada”, lamentó.

Y es que, todo apunta a que, por el proceso de preparación, su sabor llega a pasar desapercibido. Caso contrario al de la textura, pues, obliga a quienes lo consumen a masticar con especial empeño y separarlo de manera consciente.

Yo no he podido con esto, sáquenme de Corea o tráiganme el arroz de Colombia, porque, para rematar, el arroz al estilo colombiano es demasiado caro, es carísimo. Y el arroz económico es el de estilo asiático y, pues ya qué, toca comerse eso mazacotudo, aunque yo le echo la salecita y el ajito ¿qué más se puede hacer?”, bromeó Hainu, en un video que inició toda una conversación sobre qué arroz es mejor y cómo se diferencian, entre sí.

Proceso de cultivo de arroz
Proceso de cultivo de arroz en Fujian, China - crédito Tingshu Wang / Reuters

Machan, la migrante japonesa radicada en Colombia, respondió a la polémica generada por Hainu en sus redes:

Tras la oleada de videos comparativos entre el arroz producido en Colombia y el arroz producido en países del este asiático, la migrante japonesa radicada en el país cafetero y creadora de contenido conocida como Machan decidió compartir sus conocimientos en ambas semillas:

El arroz japonés y el arroz colombiano son muy diferentes, es como si comparáramos el garbanzo con las lentejas. El arroz japonés es más pequeño y redondo e, incluso, después de cocinarlo”, explicó, con fotos a detalle de cómo lucen ambos granos, antes y después de pasar por un proceso de cocción.

Ya en la boca, “la textura también es diferente, el arroz japonés tiene más almidón y es más pegajoso que el arroz colombiano. Por eso también es más fácil hacer sushi y onigiris con él. Por otro lado, el arroz colombiano es más suelto y por eso, es más difícil hacer bolas con él”.

El arroz del este de Asia permite condensarlo en distintas preparaciones como mayor facilidad - crédito @machan_colombia_1102 / Instagram

Su experiencia en la cocina la llevó a entender que ambos arroces deberían ser utilizados dependiendo de la preparación, aunque, solo experimentando estableció que los arroces suelen ajustarse a las preparaciones de su región, en sabor y en textura:

Yo como arroz japonés cuando como comida japonesa, pero para la comida colombiana el arroz colombiano es mejor. Una vez comí frijoles con arroz japonés y no sabía bien. Ambos arroces son deliciosos, pero, por favor, usen el arroz (de cada nacionalidad), según la comida”.

Una conclusión con la que gran parte de sus seguidores se mostraron de acuerdo: “Deberíamos aprender a respetar las diferencias culturales y apreciar sus características”, “Qué bella explicación”, “Como colombiana, amo el arroz y espero probarlo en sus distintas preparaciones”, “No tendría que ser así, pero, definitivamente, mostrarle un arroz sin cebolla larga, aceita y sal a un colombiano es como mentarle la madre”.

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