Más del 90% de las mujeres de estratos bajos no puede acceder a productos de higiene menstrual en Colombia

En Colombia, mujeres de bajos ingresos enfrentan barreras significativas para obtener productos de higiene menstrual, reflejando desigualdades económicas y estigmas sociales que afectan su vida diaria

Guardar
El 94% de las mujeres de bajos ingresos en Colombia no pueden comprar toallas higiénicas - crédito Freepik
El 94% de las mujeres de bajos ingresos en Colombia no pueden comprar toallas higiénicas - crédito Freepik

El acceso a productos de higiene menstrual sigue siendo un desafío significativo para las mujeres en el país, especialmente para aquellas en situación de pobreza.

Según un estudio de la consultora Caja, el 94% de las mujeres de bajos ingresos en el país no pueden adquirir toallas higiénicas, y el 75% ha experimentado vergüenza al tener que pedir prestado estos productos.

Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel.

Esta situación se presenta en un contexto más amplio de desigualdad económica que afecta a las mujeres de todos los estratos sociales, ya que el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) reportó que el 15,1% de las mujeres en Colombia han enfrentado dificultades económicas para acceder a productos menstruales.

El Día Internacional de la Niña, que se celebró el viernes 11 de octubre, se convirtió en una oportunidad para visibilizar estas problemáticas y promover el derecho de las niñas a una vida libre de estigmas. En este entorno, organizaciones y comunidades destacan la importancia de escuchar a las niñas y abordar las brechas en el acceso a la educación y a productos de salud menstrual.

En Colombia, la falta de productos menstruales agrava el ausentismo escolar - crédito Isabel Pavia/Moment RF
En Colombia, la falta de productos menstruales agrava el ausentismo escolar - crédito Isabel Pavia/Moment RF

A nivel mundial, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) informó que 122 millones de niñas están fuera del sistema escolar, una cifra que refleja las desigualdades educativas persistentes.

En Colombia, estas desigualdades se ven agravadas por la falta de acceso a productos de higiene menstrual, lo que puede contribuir al ausentismo escolar y la exclusión social, especialmente en contextos vulnerables.

Julián Mora, director de Marketing de la marca de productos de higiene menstrual Nosotras, resaltó que la primera menstruación es una experiencia inolvidable, pero sigue siendo un tabú para muchas niñas que carecen de información y apoyo.

La primera menstruación es una experiencia que nunca se olvida, pero sigue siendo un tabú para muchas niñas, especialmente para aquellas que no cuentan con la información adecuada o el apoyo de su entorno cercano”, dijo el directivo a El Colombiano.

Julián Mora destaca que la primera menstruación es un tabú para muchas niñas - crédito Shutterstock
Julián Mora destaca que la primera menstruación es un tabú para muchas niñas - crédito Shutterstock

Mora destacó que la falta de conocimiento y las percepciones negativas sobre la menstruación pueden generar inseguridad y disminuir la confianza en sí mismas.

“La falta de conocimiento y las percepciones negativas en torno a este proceso natural pueden generar inseguridad y disminuir la confianza en sí mismas. En contextos vulnerables, estas barreras se agravan, contribuyendo al ausentismo escolar y la exclusión social”, indicó Mora.

Unicef asegura que es urgente mejorar el acceso a productos menstruales en escuelas rurales de Colombia

UNICEF destaca la falta de instalaciones con agua y jabón en escuelas rurales del Pacífico colombiano - crédito Tom Little/Reuters
UNICEF destaca la falta de instalaciones con agua y jabón en escuelas rurales del Pacífico colombiano - crédito Tom Little/Reuters

En Colombia, la gestión de la menstruación enfrenta desafíos significativos, especialmente en áreas rurales. Un estudio de Unicef destaca que en las escuelas rurales del Pacífico colombiano, una de cada cuatro niñas o adolescentes faltó a clases debido a problemas relacionados con el cuidado menstrual. Las causas más comunes incluyen la falta de instalaciones adecuadas con agua y jabón, la disponibilidad limitada de productos absorbentes, y el temor a la vergüenza en el entorno escolar.

Según la Encuesta de Pulso Social, realizada en 2022 por el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane), al menos 34.869 mujeres colombianas han tenido que recurrir a elementos no seguros ni dignos para gestionar su menstruación, como telas, trapos, ropa vieja, medias, papel higiénico o servilletas.

Además, el Dane revela que más de 300.000 mujeres en el país carecen de acceso a agua, baños con suficiente privacidad, elementos de higiene, y puntos para lavar sus manos con agua limpia y jabón.

Tanya Chapuisat, representante de Unicef en Colombia, destaca la importancia de construir un mundo más amigable con la menstruación. Esto implica garantizar el acceso a productos e instalaciones adecuadas para que las personas menstruantes puedan gestionar su salud e higiene menstrual. También es crucial eliminar el estigma y la discriminación mediante la educación en las familias, escuelas y comunidades, y abogar ante los tomadores de decisiones para que la salud menstrual sea considerada un tema de salud pública que requiere políticas y financiación.

“Construir un mundo más amigable con la menstruación implica tomar acción en múltiples niveles: incluye garantizar el acceso a productos e instalaciones para que las personas menstruantes logren gestionar su salud e higiene menstrual; acabar con el estigma y la discriminación a través de la formación y educación en las familias, las escuelas y las comunidades; e incidir ante los tomadores de decisiones para que la salud menstrual sea considerada un tema de salud pública que requiere políticas y financiación”, indicó Chapuisat.

La falta de recursos adecuados para la gestión menstrual no solo afecta la asistencia escolar de las niñas, sino que también tiene un impacto en su bienestar emocional y su capacidad para concentrarse en sus estudios. La situación es aún más crítica en áreas rurales donde las infraestructuras son limitadas y las opciones para adquirir productos menstruales son escasas.

Guardar