Guiándose por la frase popular de que “la basura de unos es el tesoro de otros”, el creador de contenido bogotano José Ramírez decidió recorrer el mercado de las pulgas o pulguero, en compañía de “un conocedor, dedicado a buscar tesoros en la Séptima, donde pueden encontrarse cosas muy baratas que, en realidad, cuestan bastante”.
En los puestos, ubicados sobre una lona en el pavimento, tienen para la venta “ropa de muerto”, electrónicos, libros, objetos coleccionables de alto valor y juguetes, que pueden ir del millón de pesos y hasta los cuatro millones, en el mercado de coleccionistas.
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Entre figuras dañadas y de segunda mano existen tesoros ocultos, como las cintas VHS de los clásicos de Disney, que pueden revenderse hasta por un millón de pesos.
“Aquí siempre hay cosas. Hace poco me encontré con una máscara de Bali, un demonio indonesio cuyo precio real era de 400.00 pesos”, insistió el acompañante de Ramírez, que no tardó en ayudarlo a encontrar su primera gran inversión.
En una de las entradas a las pulgas, se encontraron con un “yoyo de los años 70″, pero no era cualquier yoyo, era un yoyo de Coca-Cola. “El señor me lo vendió en 5.000 pesos, pero en el mercado está en 135.000, en buen estado; es decir, la ganancia es de 130.000. Y para los que coleccionan tazos de Angry Birds, cada unidad vale 7.000 entre coleccionistas, pero los encontré en 500. Para ser la primera compra, tuvimos una ganancia de casi 140.000 pesos”.
Sin embargo, su habilidad para regatear se encontraba oxidada, así que dejó en manos de su acompañante posibles futuras “inversiones” en los objetos encontrados en la Séptima, como los yoyos para hacer trucos, que de 10.000 en el pulguero podían pasar a costar hasta 130.000 en plataformas de venta en línea.
Pero también se encontraron con objetos que costaban casi el doble, incluso en espacios de venta informal, como los trompos gigantes, que son vendidos en 40.000 cuando fuera pueden adquirirse en 20.000.
“Los discos originales pueden variar, dependiendo del artista, pero para coleccionar, los precios van desde los 30.000 y hasta los 70.000 pesos y, también, encontramos una grabadora antigua que, en buen estado, puede revenderse hasta en 180.000 pesos”, destacó el tiktoker.
Pero no solo objetos infantiles o relacionados con el arte se venden en las pulgas, entre más fueron adentrándose, más variedad encontraron, como proveedores de armas de fogueo, máquinas de escribir y monedas antiguas; todo vendido por un precio menor al que se registra en Internet.
Algunos de los objetos que más impresionaron a Ramírez fueron un conejo de la compañía Duracell y un despertador coleccionable de los Looney Tunes, ambos del 1998. Aunque, al revisar su precio real, notó que, contrario de ser una inversión, harían perder dinero a sus compradores; ya que, el conejo se vendía en 300.000, cuando costaba unos 220.000 y el reloj, en 150.000, cuando podía comprarse por tan solo 70.000.
De ahí la importancia de hacer el recorrido junto a un guía que sepa cazar buenas ofertas y escapar de las trampas para turistas. El suyo, por ejemplo, encontró un libro de trenes que, como ferromodelista, sería toda una reliquia, que logró adquirir en un 5% de su precio original.
Otro gran hallazgo, que estaban vendiendo a precio de huevo, era una bola de boliche, pues, estaba dañando el resto de la mercancía de su propietario, quien, para salir de ella, la puso a 20.000, a pesar de que puede venderse hasta en 800.000.
“Encontramos varias cosas valiosas y hemos ganado algo de dinerito en comparación con lo que hemos gastado, hay muy buenas piezas, chimbas “pero también objetos con un pasado trágico, como la ropa de muerto que, según el guía “era de personas que fallecieron en accidentes automovilísticos o de moto”.