Salario mínimo de 2025 sería superior a $1.400.000 si el Gobierno Petro aplica de nuevo esta fórmula

La negociación del salario mínimo en Colombia está por comenzar. Generalmente, en noviembre se da el cronograma para la posible concertación y en diciembre se define, ya sea por consenso o por decreto presidencial.

En 2023, las partes no lograron llegar a un acuerdo sobre el aumento salarial, lo que obligó al Gobierno a intervenir y determinar el incremento, que resultó del 12%. La discusión histórica del salario mínimo para cada año en Colombia siempre se ajusta entre el Índice de Precios al Consumidor (IPC) más un punto de productividad.

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No obstante, según el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, el interrogante ahora es, si se comienza con el IPC más uno, en qué se puede terminar para seguir controlando el IPC, que cerró en 5,81% anual en septiembre, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane).

Y es que la economía colombiana está fuertemente indexada, lo que implica que el aumento de la inflación y el salario mínimo afectan otros factores económicos, como las multas y los arriendos. Por eso, analistas económicos recomiendan que cualquier incremento considere tanto la inflación como la productividad. En este sentido, el Dane se encarga de calcular la productividad laboral, aunque la polémica suele centrarse en si se debe contemplar solo esta productividad o también la productividad total al ajustar los salarios.

Precisamente, Bonilla dijo a Bloomberg Línea que “a pesar de que el salario mínimo se incrementó por encima de la inflación, algo sustancial, la inflación se ha venido controlando”.

En la actualidad, la inflación de 12 meses en Colombia es del 5,81%, un dato que indica que está 281 puntos básicos sobre el objetivo establecido por el banco central del 3%. Así las cosas, se obligó al Gobierno a redefinir sus fórmulas y estrategias para controlar la inflación mientras se busca mejorar las condiciones laborales. De cara al futuro, la negociación salarial para 2025 deberá hacerse en las dos primeras semanas de diciembre.

Si no se alcanza un acuerdo para el 15 de dicho meses, habrá nuevos plazos para que las partes continúen buscando un consenso. En caso de no lograrlo, el aumento será decretado por el Ejecutivo. El año pasado, el presidente Gustavo Petro incrementó el salario un 12,1%, lo que lo llevó de $1.160.000 a $1.300.000 (sin auxilio de transporte), una decisión que defendió por el impacto significativo y real sobre el bienestar de los trabajadores.

Este año, las expectativas están puestas en una posible repetición de la fórmula empleada en 2023. De acuerdo con las proyecciones del Ministerio de Hacienda, la inflación podría cerrar 2024 en 5,5%. Si nuevamente el aumento del salario se fija en tres puntos porcentuales por encima de la inflación, el alza sería del 8,5%, lo que llevaría el salario mínimo mensual legal vigente en Colombia a $1.410.000.

Por supuesto, este tipo de aumentos también se refleja en el auxilio de transporte, que creció seis puntos porcentuales sobre la inflación, al pasar de $140.606 a $162.000 para 2024. Si se mantiene este patrón, el auxiliar podría ascender a $180.630 en 2025.

De esta manera, el diálogo entre trabajadores y empresarios se vislumbra complejo. Por una parte, está el desafío de emplear una fórmula que equilibre las exigencias de los trabajadores con la capacidad financiera de las empresas. Por otro, mantener el control de la inflación sin frenar el desarrollo económico del país representa un reto para el Gobierno.

El Ministerio de Trabajo, cartera que lidera Gloria Inés Ramírez, juega un papel fundamental en estas negociaciones, ya que debe garantizar que las discusiones sean justas y equitativas. La participación de este organismo asegura que se tomen en cuenta tanto las recomendaciones técnicas como las particularidades económicas del país. La intervención del Gobierno en 2023 demostró que, frente a la ausencia de acuerdos, el Estado está dispuesto a asumir un rol más proactivo para garantizar la estabilidad económica y social de sus ciudadanos.

Con un panorama económico que muestra signos tanto de recuperación como de desafíos futuros, el diálogo sobre el aumento del salario mínimo en Colombia es una cuestión que no solo afecta la economía interna, sino que también tiene el potencial de influir en las percepciones internacionales del país.