El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) presentó el 7 de octubre los resultados del Índice de Precios al Consumidor (IPC) o inflación de septiembre de 2024. La gran sorpresa del informe es que la anual se ubicó en 5,81% en el noveno mes de 2024, lo que significó una reducción de 5,18% frente al mismo periodo de 2023 (10,99%). La cifra está jalonada por la educación (10,76%).
La entidad también dio a conocer el dato mensual para septiembre de 2024. Este fue de 0,24%, lo que significó una reducción frente al mismo mes de 2023, cuando se ubicó en 0,54%. En este sentido, la división de gasto con mayor variación resultó siendo educación (1,93%).
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Este indicador estuvo muy cerca a lo que esperaban analistas consultados por el Banco de la República. De acuerdo con la encuesta de expectativas del Emisor, el mercado esperaba un promedio de 0,27%, una mediana de 0,26%, un mínimo de 0,11% y un máximo de 0,57%.
De acuerdo con la directora del Dane, Piedad Urdinola, lo que mayor variación en la cifra mensual en esta oportunidad fue la división de gasto de educación, que se ubicó en 1,93%. Le siguieron restaurantes y hoteles (0,49%), salud (0,29%) y transporte (0,24%). En cuanto a lo anual, la división de gasto que mayor variación tuvo fue educación (10,76%).
Ante los resultados, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, reaccionó y confirmó que el precio del Acpm (diésel), que tuvo un alza de $400 para este mes, no incidió en mucho.
“El transporte en agosto contribuyó con 0,02 puntos y, con el ajuste del Acpm, en el noveno mes de 2024 registró 0,03 puntos”, indicó. De paso, anotó que el Banco de la Republica tiene margen para recortar la tasa de interés (10,25% actual) y apoyar la reactivación económica de Colombia.
En el mismo informe, el Dane anotó cómo fue la inflación en las ciudades durante septiembre. Así las cosas, la de mayor costo de vida fue Neiva (1,74%). A esta le siguieron Bucaramanga (1,36%), Ibagué (0,83%), Popayán (0,80%), Florencia (0,62%), Medellín (0,56%), Tunja (0,53%) y Pasto (0,47%).
Por su parte, las de menos índice de inflación fueron Manizales (-6,25%), Cartagena (-5,58%), Cali (-5,34%), Valledupar (5,16%), Sincelejo (-3,70%), Riohacha (3,64%), Santa Marta (3,52%) y Montería (-2,64%).
En cuanto a Neiva, la subclase de mayor contribución a la inflación fue gas (0,15 puntos porcentuales). Además, esta tuvo una variación de 8,14%. La subclase de menor contribución fue papas (-0,12), cuya variación resultó de -16,08%.
Por su parte, en lo que tiene que ver con Bogotá, la subclase de mayor variación fue frutas frescas (8,74%), que tuvo una contribución de 0,10 p.p. Entretanto, cebollas fue la subclase con menor variación, al registrarse -11,07. Su contribución se ubicó en -0,02 p.p.
Frente al registro anual, Bucaramanga, Riohacha, Valledupar y Bogotá lideran el índice con 6,95%; 6,39%; 6,31% y 6,12%, respectivamente. En contraste, las ciudades con IPC anual más bajo son Villavicencio, Neiva, Santa Marta, Tunja e Ibagué, cifras de 4,32%; 4,44%; 4,54%, 4,59% y 4,79%.
Tres aspectos a destacar
Sobre los resultados, la economista principal de Scotiabank Colpatria, Jackeline Piraján, destacó tres aspectos fundamentales. El primero es que la composición de la inflación de septiembre se asemejó bastante a la composición de una inflación usual para el periodo de septiembre en prepandemia. La mayor contribución provino del sector de educación y todos los gastos derivados alrededor de esto, no solo las matrículas sino también uniformes, rutas escolares.
“En el resto de rubros se vio estabilización en el sector de precios que provienen del exterior, es decir, los importados están un poco más estables durante este mes. La inflación de los arriendos también parece que está quedando un poco más bajo control y la inflación de los servicios públicos sigue en retroceso gracias a los efectos de la reducción en las tarifas de electricidad”, aclaró la experta.
Dicho eso, anotó que, si bien la inflación en el mes fue del 0.24%, ya se está viendo que en su composición hay una normalización más clara.
En segundo lugar, dijo que se observa que pese a que el paro nacional tuvo efectos inflacionarios fuertes en los alimentos en los días en los que se desarrolló, esos efectos se desvanecieron y a lo largo del mes se tuvieron retrocesos importantes en productos como por ejemplo la papa, la cebolla, el arroz, entre otros; que finalmente llegaron a los centros de abastecimiento a precios inferiores y que en promedio hicieron que la inflación de los alimentos fuera baja.
Puntualizó que el único rubro en el que se vio una afectación permanente en los precios fue el de frutas frescas, porque, usualmente, estas no soportan tantos trayectos y tantos bloqueos en su transporte. Explicó que pudo ser que cuando llegaron a los centros de acopio probablemente quedaron con un impacto de precios más permanente que el resto de rubros, que pudo haber llegado en un mejor estado y con mejores condiciones, pues para tener una reducción de los precios.
En ese contexto, enfatizó en que si se tuvo una afectación del paro nacional en alimentos, pero fue transitoria y para la mayoría de los productos de la canasta se reversó.