Durante la posesión de la nueva magistrada del Consejo de Estado, Elizabeth Becerra, que se llevó a cabo el martes 7 de octubre, el presidente de la República, Gustavo Petro, se volvió a referir a la crisis de agua que hay en la capital colombiana y aseguró que las medidas que se están tomando para contrarrestrarla son insuficientes.
”Hoy los bogotanos viven sin calidad de vida o por lo menos con una menor porque simplemente se están quedando sin agua. Y no es que se pueda solucionar racionando, eso se puede hacer con problemas coyunturales: un daño en un tubo. Esta vez no, porque el embalse de chingaza va a tener cada vez menos agua”, afirmó delante los altos togados y otros funcionarios de primer orden como la fiscal Luz Adriana Camargo.
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El jefe de Estado reiteró sus críticas acerca de cómo el crecimiento de la ciudad, que calificó de depredador, comenzó a tener consecuencias porque no se tuvo en cuenta el equilibrio que se debía tener con el medioambiente.
“Lo que hay en Bogotá es como si nos golpearan en la cara. Es la demostración de que fracasó el modelo político y económico, creyendo que era ilimitado e infinito el crecimiento, incluido lo urbanístico y pasando por la faja los equilibrios que la vida humana tiene que tener con la naturaleza”, explicó.
Agregó que aparte de la escasez que comienza haber en la sabana, también los desequilibrios en el Amazonas comienzan a golpear a la ciudad, ya que también depende del agua que proviene de esa zona del país.
“Las condiciones de equilibrio climático variaron en el páramo a partir: primero del crecimiento de la demanda de agua potable sobre una olla hidrográfica que no es de Bogotá; y segundo porque ha sido tan depredada la selva amazónica que ya no llegan los ríos voladores hasta la cordillera y entonces no traen el agua por los vientos”, recordó.
Petro insistió que ante la crisis, las soluciones tienen que venir con nuevas concepciones del modelo económico, porque ya es insostenible y seguramente serán muy difíciles.
“Y eso que junto a que amerita unas soluciones difíciles, cambios radicales de concepción para sostener la vida en la sabana de Bogotá, pues no se van a dar si no tenemos un acuerdo, si no entendemos que en los tiempos de la crisis climática no se puede hacer lo mismo que antes en breve plazo”, reiteró.
El presidente Petro, desde finales de septiembre ha expresado su preocupación por lo que está ocurriendo en la capital de la República con la crisis del agua, que se volvió a agravar por la segunda sequía que se dio desde agosto y porque tanto la Alcaldía Mayor, así como la ciudadanía, relajaron las medidas en el ahorro de agua por una corta temporada de lluvias con la que los embalses con los que se abastece la ciudad lograron mejorar en sus niveles.
Ante la situación, el mandatario instó al alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, para que declare la emergencia porque “es la ciudad más grande del mundo que se queda sin agua” y las “actuales lluvias no devolverán el embalse de Chingaza a niveles normales” antes de enero, cuando tradicionalmente hay tiempo seco en la ciudad.
Incluso le hizo recomendaciones para que se comenzara a aprovechar el agua de las lluvias con pequeñas obras en las viviendas de la ciudad.
“Comunidades de edificios, barrios y hogares pueden hacer modificaciones locativas para recoger aguas lluvias de manera mucho más permanente (sic)”, explicó a través de su cuenta oficial de la red social X, la semana pasada.
Sobre esta crisis del agua, el mandatario distrital le respondió afirmativamente a Petro en la misma red social y anunció que estaba dispuesto a coordinar los esfuerzos con el Gobierno Nacional.
“Presidente, trabajemos juntos por el agua. En Bogotá hemos tomado medidas basadas en evidencia. Estamos listos a sentarnos con usted y el Gobierno Nacional para revisar cómo se podrían complementar (sic)”, trinó.