El distanciamiento entre el Gobierno Petro y la guerrilla del ELN, en un contexto donde la Paz Total sigue siendo el eje de la administración, comenzó a hacerse cada vez más evidente. A pesar de los esfuerzos por mantener una mesa de diálogo activa, el contacto entre ambas partes parece haberse enfriado, y los desencuentros son cada vez más notorios. Antonio García, comandante del ELN, se convirtió en un crítico vocal de la política de paz del Gobierno, emitiendo comentarios en redes sociales sobre la estrategia de Petro.
García cuestionó un acto simbólico protagonizado por Petro y el ex jefe paramilitar Salvatore Mancuso en Montería, en el que ambos intercambiaron sus sombreros en un gesto de reconciliación. Desde sus redes sociales, García expresó su inconformidad: “Qué folclórica se está volviendo la ‘paz total’. Ahora intercambiando sombreros ‘vueltiados’ con Mancuso. El presidente se está ‘vueltiando’ con nuevos amigos venidos de los paracos y los traquetos, que anuncia vendrán como ‘gestores’, claro que también ‘vueltiados’”, escribió, lo que generó debate en torno al enfoque del Gobierno.
Ahora puede seguirnos en nuestro WhatsApp Channel y en Facebook.
Además, la polémica despertó opiniones en otros sectores. La cónsul general de Colombia en Santiago de Chile, María Antonia Pardo, mostró su desconcierto sobre la postura del centro político colombiano respecto a la paz. “¿Al fin qué, paz sí, pero no así? ¿Cómo la derecha? Pónganse serios, por favor. Paz sí. Paz siempre. Por la paz todo. Con una condición, eso sí: justicia, verdad y reparación”, declaró Pardo en su cuenta de X.
El expresidente Álvaro Uribe también se unió a las críticas, advirtiendo sobre los riesgos de ceder ante el “terrorismo” y afirmando que el proceso de Justicia y Paz, iniciado durante su gobierno, había logrado desmovilizar a 35.000 paramilitares y 18.000 guerrilleros. En su opinión, el acuerdo con las Farc no cumplió su objetivo, y la paz, según él, no debería convertirse en “un teatro de compadres”. En sus redes sociales, enfatizó que “la paz no es un juego ni un teatro de compadres”.
Mientras tanto, el presidente Petro mostró interés en retomar aspectos del proceso de Justicia y Paz y buscar el esclarecimiento de verdades históricas en torno al paramilitarismo en Colombia. Durante un evento, Petro mencionó su deseo de incluir figuras como Jiménez, Tovar y Mancuso como gestores de paz en esta etapa, y lanzó una propuesta pública a Mancuso para finalizar el proceso de paz que comenzó Uribe con los paramilitares, sugiriendo que, esta vez, la verdad debe ser central.
“Esta vez, para que el benefactor de ese proceso sea el pueblo humilde, para que pueda ser resarcido, haya indemnización. Es la antesala de perdón”, señaló el presidente, haciendo énfasis en una paz sin “traición” y sin “miedo a la verdad”.
La paz para la sociedad
La paz es un pilar esencial para el desarrollo y el bienestar de cualquier sociedad, ya que no solo permite la estabilidad política, también crea un ambiente propicio para el crecimiento económico, la inversión y la cohesión social. En un contexto de paz, los recursos que antes se destinaban a la guerra o a la lucha contra el crimen pueden ser canalizados hacia programas de educación, salud e infraestructura, que a su vez mejoran la calidad de vida de la población. Esto resulta en una sociedad más equitativa y con mayores oportunidades de progreso.
Además, la paz es fundamental para la reconciliación y el fortalecimiento del tejido social. Una sociedad pacífica facilita la reconstrucción de las relaciones entre sus miembros, permitiendo la recuperación de la confianza entre comunidades y regiones que fueron afectadas por el conflicto. Esto promueve el respeto mutuo y la tolerancia, valores esenciales para la convivencia y el desarrollo humano.
También abre la puerta a la justicia, permitiendo que las víctimas de violencia y conflicto accedan a la reparación y al reconocimiento. En última instancia, construir y mantener la paz es una responsabilidad compartida, y lograrla implica un compromiso constante con el diálogo y el respeto por los derechos humanos.