El Gobierno nacional reconoció recientemente que no posee datos exactos sobre los colombianos que fueron secuestrados en México. La ministra de Justicia, Ángela María Buitrago, durante una rueda de prensa en la cárcel de mediana seguridad de Acacias (Meta), admitió la falta de cifras oficiales y enfatizó la complejidad de frenar la migración hacia el país norteamericano.
“El caso de trata de personas en México de población colombiana lleva años; ese es un trabajo que hace Cancillería y el Estado mexicano”, señaló Buitrago.
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La problemática de los secuestros y trata de personas que involucra a ciudadanos colombianos en México no es nueva, y parece haberse intensificado en los últimos años. De acuerdo con la ministra, las víctimas suelen ser migrantes vulnerables que caen en manos de redes del crimen organizado, que las engañan, explotan, o secuestran: “Hay migrantes que son utilizadas por crimen organizado, que hay migrantes que son engañadas y que hay migrantes que son secuestradas para ponerlas en ese trabajo”.
A pesar de los esfuerzos realizados por el Gobierno, Buitrago admitió la ausencia de una estadística precisa respecto al número de personas afectadas: “En este momento no tenemos a hoy la estadística del número de personas, pero llevamos muchos años oyendo el tema en México”.
La falta de datos concretos es una muestra de la complejidad y el carácter difuso de la situación que enfrentan muchos colombianos al intentar migrar, muchas veces de manera irregular, buscando mejores oportunidades económicas o huyendo de situaciones de riesgo.
La ministra resaltó que el Estado colombiano realizó labores de coordinación con la Cancillería y el Ministerio de Relaciones Exteriores para gestionar la protección y repatriación de las víctimas; sin embargo, mencionó que estas acciones suelen ser insuficientes ante la magnitud del problema.
Los casos que alertan a la justicia en Colombia, sobre secuestros en el país azteca
El pronunciamiento de la ministra se registró luego de que se conociera el caso de seis jóvenes colombianas que fueron rescatadas tras ser secuestradas en el estado de Veracruz (México), una situación que puso en el centro de la discusión pública los riesgos y desafíos que enfrentan los migrantes al buscar oportunidades en el extranjero.
Las jóvenes, que habían perdido contacto con sus familias durante casi una semana, viajaron al país azteca con la promesa de trabajar como modelos, pero se encontraron con una realidad completamente distinta, que incluyó secuestro y violaciones a sus derechos fundamentales.
El secuestro de estas jóvenes colombianas fue solo uno de los muchos casos que ejemplifican los peligros inherentes de la migración irregular, donde la trata de personas y otros delitos son una amenaza constante. Afortunadamente, el rescate se logró debido a la intervención de las autoridades y de los medios de comunicación, que hicieron eco de las denuncias de las familias; sin embargo, la realidad es que muchas otras víctimas no reciben la misma atención mediática y continúan sufriendo en silencio.
Entre los casos recientes que reflejan la vulnerabilidad de los colombianos en el extranjero está el de Luz Elena Castillo, una mujer de 56 años, cuyo paradero se desconoce desde hace días. La señora había viajado a México para celebrar su cumpleaños, organizado por su hijo, Iván Mejía, quien vive fuera de Colombia. La celebración se transformó rápidamente en una pesadilla cuando Mejía dejó de tener contacto con su madre y su hermana, que la acompañaba en el viaje.
Iván Mejía recibió varias llamadas telefónicas exigiendo un rescate millonario, de más de USD11.000. En una breve conversación, su madre y su hermana le comentaron que se encontraban en pésimas condiciones, que no habían comido y que necesitaban ayuda. Las autoridades están al tanto de la situación, pero hasta el momento no se ha logrado una resolución favorable, y la angustia continúa.
Ante estos hechos y otros temas de justicia en el país, la ministra de Justicia expresó su preocupación por la crisis de seguridad y los riesgos que enfrentan los migrantes, por lo que resaltó que los centros de detención transitorios en el país presentan un hacinamiento crítico, lo cual agrava la situación, especialmente para aquellos migrantes que son retenidos de manera temporal en instalaciones de seguridad.
“Hay una delincuencia muy alta”, afirmó la ministra, al aludir a los peligros a los que están expuestos los migrantes que buscan una vida mejor, solo para terminar siendo víctimas de redes delictivas.