Durante de la discusión de la reforma laboral promovida por el Gobierno nacional, la Cámara de Representantes vivió un día de debate que se desvió de lo habitual y se convirtió en un espectáculo insólito y extravagante. La sesión del Salón Elíptico, el cual debió ser escenario de la confrontación de argumentos sobre un proyecto que busca modificar los derechos laborales en el país, se convirtió en una especie de ‘circo improvisado’, con payasos, música vallenata y hasta megáfonos para amplificar la voz del desacuerdo.
El proceso de la reforma laboral está marcado por polémicas, oposición y puntos de negociación con sectores políticos y empresariales. Entre las medidas que fueron aprobadas, pese a la resistencia de ciertos sectores, se encuentran el adelanto del inicio de la jornada nocturna y la limitación del uso de contratos a término fijo a un máximo de cuatro años. A pesar de estos avances, varios temas sensibles aún generan expectativas sobre el curso que tomará la discusión, vislumbrándose tensiones durante las próximas sesiones.
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El día comenzó con un retraso significativo: los congresistas no lograron reunirse a la hora acordada, las 9:30 a. m., lo que impidió el establecimiento del quorum necesario para iniciar la sesión. Esta situación es parte de una estrategia que algunos políticos han empleado a lo largo de los años para atrasar las discusiones en algunos proyectos, lo cual provocó indignación pública debido a la falta de compromiso con sus responsabilidades, pero lo que resultó más llamativo no fue la tardanza, sino el espectáculo que se desarrolló en el Salón Elíptico mientras se esperaba la llegada de los representantes.
Un grupo de payasos irrumpió en el recinto para llamar la atención de los pocos presentes, y acompañados por una parranda vallenata, transformaron el ambiente en una celebración que se alejaba completamente de la formalidad del debate legislativo. Algunos asistentes incluso participaron, bailando al ritmo del vallenato, lo cual fue registrado en video y difundido en redes sociales, situación que se sumó al desconcierto y la sorpresa de los usuarios en redes sociales.
Esta intervención fue introducida por la representante Olga Lucía Velásquez Nieto, de la Alianza Verde, en medio de la conmemoración del Día Internacional de la Salud Mental. Las actividades buscaban, aparentemente, promover un momento de distensión y reflexión sobre la importancia del bienestar mental, pero el hecho también sirvió como una sátira a la inasistencia de los legisladores, que llegaron tardíamente a cumplir con sus deberes.
Finalmente, en horas de la tarde, con la presencia suficiente de congresistas, el debate sobre la reforma laboral se reanudó, pero la atmósfera ya estaba impregnada de tensiones y descontentos. Uno de los puntos más destacados fue la intervención del representante Óscar Villamizar, del Centro Democrático, que utilizó un megáfono en medio del debate para expresar su descontento por lo que consideraba una “falta de garantías” por parte de la Mesa Directiva, al impedir la participación de varios congresistas en la discusión del artículo 18 de la reforma.
Este acto, aunque dramático, puso de manifiesto el nivel de fricción existente entre los distintos sectores del Congreso. El uso del megáfono reflejaba la sensación de ser ignorado en un contexto donde el diálogo debería ser la herramienta principal para dirimir diferencias. Villamizar cuestionó la legitimidad de los procedimientos y criticó la conducción del debate.
A pesar de la controversia y el uso del megáfono, el artículo 18, que introducía cambios respecto a las licencias laborales para los empleados, fue finalmente aprobado con una mayoría significativa: 93 votos a favor y 4 en contra. Este artículo establece modificaciones importantes en las licencias de trabajo, algo que sin duda será clave para las relaciones laborales futuras en el país.