La reciente tensión entre el actual presidente de Colombia, Gustavo Petro, y el exmandatario Álvaro Uribe, dos figuras emblemáticas de la política colombiana, dejó en vilo la negociación entre el Gobierno nacional y el expresidente que, con bombos y platillos, aseguraba la venta de 192 hectáreas de la hacienda El Ubérrimo, una de las propiedades más conocidas en todo el país.
Según información entregada por El Espectador, los esfuerzos de la Agencia Nacional de Tierras (ANT) por cerrar el trato con el exmandatario quedaron estancados luego de que el presidente criticara fuertemente el proceso de paz que adelantó Uribe con los paramilitares entre 2002 y 2010, en medio de un evento protocolario en el que el Gobierno Petro entregó tierras a víctimas del conflicto armado.
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El acuerdo, que se convertiría en el gran gesto del líder de la oposición con la reforma agraria que impulsa Petro, involucraba tierras que han sido consideradas baldías y, según información del medio nacional, el precio acordado es de 60 millones de pesos por hectárea, aunque el valor comercial en la región es de aproximadamente 100 millones, según fuentes de la ANT.
El director de esa entidad, Juan Felipe Harman, ha estado involucrado activamente en el proceso, asegurando que existen las condiciones técnicas y jurídicas para avanzar. “Estamos culminando el proceso de valoración del predio. Creo que, significativamente, puede ser un gran mensaje para todos los sectores del país. Hemos contado con el visto bueno del presidente para avanzar en este caso y esperamos materializarlo prontamente”, señaló hace un tiempo Harmán a El Espectador.
Sin embargo, las tensiones entre Petro y Uribe, exacerbadas por recientes declaraciones y eventos, han enfriado las posibilidades de cerrar el trato. “Le propongo instalar la mesa para finiquitar el proceso de paz que inició Álvaro Uribe Vélez con ustedes, esta vez sin traición y sin miedo a la verdad, que existía en esa época”, señaló el mandatario en su intervención.
Uribe, por su parte, ha expresado su disposición a vender las tierras, pero ha señalado que el precio ofrecido es inferior al avalúo catastral. En una publicación en X, Uribe mencionó que la venta parcial de tierras al Estado podría ayudar a resolver problemas sociales, aunque esta coincidencia no ha sido suficiente para cerrar la brecha entre ambos.
El contexto político también juega un papel importante en esta negociación. Petro busca consolidar su agenda progresista de cara a las elecciones de 2026, mientras que Uribe intenta recuperar el poder para la derecha, lo que ha polarizado aún más el ambiente electoral en Colombia.
La historia de El Ubérrimo y su relación con Uribe data desde hace años. La hacienda, adquirida por Uribe poco después de casarse, es un símbolo del uribismo y ha sido objeto de controversias en el pasado por la tenencia de tierras baldías. En 2022, Uribe entregó otro predio, El Laguito 2, compuesto por tierras baldías, lo que generó críticas y debates sobre la propiedad de tierras en Colombia.
La actualización del catastro en San Carlos, donde se encuentra El Ubérrimo, ha sido un factor determinante en la decisión de Uribe de vender parte de sus tierras. Este ajuste, que convirtió a San Carlos en el primer municipio con un catastro multipropósito en Colombia, ha revelado la concentración de tierras en pocas manos, un tema central en la agenda de reforma agraria de Petro.
A pesar de las dificultades, Harman sigue trabajando para concretar el acuerdo, que podría representar un avance grande en la redistribución de tierras en Colombia. Sin embargo, la creciente polarización entre Petro y Uribe sigue siendo un obstáculo importante para cerrar este capítulo en la historia política del país.