La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) otorgó el beneficio de libertad transitoria, condicionada y anticipada al teniente (r) Flover Argeny Torres Sánchez, exsubcomandante del Grupo de Acción Unificada para la Libertad Personal (Gaula) de Barranquilla.
Esta decisión de la Sala de Definición de Situaciones Jurídicas se produce después de que Torres aceptara su responsabilidad en el asesinato del profesor Jorge Freytter Romero, así como en la revelación de los vínculos entre la Policía Nacional y los grupos paramilitares en el departamento del Atlántico.
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El 28 de mayo de 2024, en un testimonio sin precedentes ante la JEP, Torres expuso en detalle su participación en el crimen del profesor Freytter, que fue secuestrado y asesinado el 28 de agosto de 2001, en un contexto de represión hacia docentes y sindicatos por parte del Bloque Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Según conoció W Radio, el exmilitar describió la colaboración entre las Autodefensas y miembros del Gaula Militar del Atlántico en la orquestación del secuestro.
Durante su declaración, Torres aseguró que, “el secuestro fue perpetrado por paramilitares (...) en alianza con integrantes del Gaula Militar del Atlántico”. El profesor Freytter fue llevado a una bodega de Enilce López, conocida como ‘La Gata’, donde sufrió torturas brutales bajo la errónea sospecha de ser un guerrillero conocido como alias Peter.
“Se cometieron todo tipo de aberraciones en su contra, porque creían que era un guerrillero”, declaró Torres, subrayando la gravedad de las torturas infligidas, que incluyeron la pérdida de un ojo y finalmente, la asfixia con una bolsa plástica.
Torres detalló que la confusión sobre la identidad del profesor se produjo porque los paramilitares y el Gaula Militar habían confundido a Freytter con un miembro del frente 19 de las Farc. En su relato, el exsubcomandante mencionó que la primera instrucción de intervenir en el caso vino del sargento Laborde, quien actuaba como enlace con las AUC. Recordó que, “ya había hablado con alias Moncho, quien había confirmado que tenían en su poder a alias Peter”. Sin embargo, la identidad de Freytter se aclaró demasiado tarde, y los operativos continuaron a pesar de la equivocación.
El desenlace fatal
Torres narró cómo, tras darse cuenta del error, los implicados intentaron cubrir el incidente alegando que Freytter tenía alguna relación con la muerte de un suboficial del Ejército. “La persona secuestrada pudo haber tenido relación con algún hecho de la muerte de un suboficial”, afirmó. Sin embargo, después de las torturas, el profesor no proporcionó ninguna información sobre supuestos vínculos con la guerrilla.
El exmilitar describió la muerte de Freytter como el resultado de una asfixia accidental, diciendo: “Le habían puesto la bolsa plástica y no había aguantado y había fallecido por ahogamiento”.
El testimonio de Torres se convierte en un elemento crucial en la investigación del asesinato de Freytter, ya que es la primera vez que un agente del Estado acepta su responsabilidad en este crimen. Este hecho representa un avance significativo en la búsqueda de justicia para la familia del profesor y la comunidad académica.
Un cuerpo oculto y la complicidad de otros agentes
El teniente (r) también describió cómo el cuerpo del profesor fue trasladado y abandonado en la carretera entre Barranquilla y Santa Marta, donde fue ejecutado. Relató que, junto a otros agentes, transportaron el cadáver hasta una zona conocida como Palermo, donde el agente Pacheco disparó en la cabeza del profesor Freytter para asegurarse de su muerte. “Se decidió que lo mejor era abandonarlo a las afueras de la ciudad y lo llevaron en el carro hasta la vía que conduce al municipio de Ciénaga”, explicó.
Torres afirmó que la decisión de dejar el cuerpo en un lugar remoto fue deliberada para evitar dejar rastros del homicidio. Además, mencionó la posible colaboración de informantes de las AUC dentro de la Universidad del Atlántico, quienes habrían suministrado información que condujo al secuestro del profesor.
Por su parte, el exteniente Rafael Mariano Silvera, que también fue condenado por su participación en el crimen, declaró que recibió instrucciones de Torres para acompañar a Montería y a otros policías en la eliminación del cuerpo del profesor. Silvera recordó que, una vez finalizado el crimen, los implicados regresaron a sus hogares para “descansar”, un reflejo inquietante de la impunidad y el desprecio por la vida humana en esos momentos.