Desde el Palacio Nacional de México, Gustavo Petro posó orgulloso al lado de presidentes “progresistas” de Latinoamérica

En la mañana del lunes 30 de septiembre de 2024, el presidente de la República, Gustavo Petro Urrego, llegó a México con la finalidad de participar en la ceremonia de posesión presidencial de Claudia Sheinbaum, programada para el martes 1 de octubre. Su llegada a la nación azteca coincidió con un encuentro significativo entre varios presidentes de la región, que comparten una ideología progresista. En este contexto, el mandatario se mostró contento y posó junto a sus homólogos, reflejando una alianza consolidada entre líderes que buscan transformar la política latinoamericana.

Entre los mandatarios presentes en las fotografías encontraban la presidenta de Honduras, Xiomara Castro; el primer ministro de Belice, John Briceño; el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; el líder cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez; el presidente chileno, Gabriel Boric Font; y el presidente de Guatemala, César Bernardo Arévalo de León. Este grupo de líderes representa un giro hacia políticas más de izquierda en sus respectivos países, una tendencia altamente criticada.

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Gustavo Petro, en un mensaje difundido a través de su canal de WhatsApp, destacó el simbolismo de su encuentro al decir: “Los presidentes del progresismo latinoamericano despedimos a Andrés Manuel López Obrador con el mural de arte de Diego Rivera detrás de nosotros”.

Cabe destacar que, llegada de Sheinbaum al poder es un momento histórico, ya que se convierte en la primera mujer en ocupar la Presidencia de México tras más de 200 años de vida institucional. Durante su encuentro privado, Petro le expresó su apoyo y le deseó que “todo salga bien”, de acuerdo con Infobae México, al reconocer el desafío que enfrenta como sucesora de López Obrador. Este ascenso también marca un hito para el movimiento del M-19, pues Sheinbaum es la segunda presidenta proveniente de esta corriente en la región, reforzando así la presencia de líderes con una visión progresista.

La reunión entre estos presidentes progresistas no solo representó una alianza política, sino un compromiso compartido hacia la construcción de un futuro más equitativo en Latinoamérica. En un momento en que la región enfrenta retos significativos como la desigualdad económica, la crisis climática y la migración, la unidad de estos líderes es criticada por la derecha y oposición de la mayoría de estas naciones.

El Palacio Nacional de México alberga una de las obras más emblemáticas del muralismo mexicano: la Epopeya del Pueblo Mexicano, creada por el renombrado artista Diego Rivera, conocido por su relación con la también artista Frida Kahlo, en los años veinte del siglo XX.

Esta monumental pintura, un encargo del entonces secretario de Educación José Vasconcelos, que es un compendio visual que resume la historia de México desde la época prehispánica hasta el periodo posrevolucionario, en el que se reflejó tanto la riqueza cultural del país como las luchas sociales que marcaron su desarrollo.

En la obra se despliega en una serie de paneles que representan diversas etapas de la historia nacional, en el que se destaca la lucha de clases como uno de los ejes centrales de los problemas que enfrenta la nación. A través de sus trazos y colores vibrantes, Rivera captura la esencia del pueblo mexicano y sus luchas, enfatizando el papel fundamental de los sectores marginados en la construcción de la identidad y la cultura de su país.

Uno de los aspectos más significativos del mural fue su capacidad de prever el futuro. En la obra, el artista no solo documenta el pasado, sino que pinta un horizonte esperanzador donde la clase trabajadora, las personas sin privilegios y aquellos que enfrentan discriminación y desigualdad son reconocidos y valorados. Esta visión de un futuro más justo y equitativo resuena especialmente en un contexto donde las luchas sociales son relevantes.