En la mañana del domingo 29 de septiembre el representante David Racero se pronunció sobre la columna de Daniel Coronell publicada por Cambio en la que se denuncias presuntas irregularidades en un Unidad de Trabajo Legislativo (UTL). Señaló que, en aras de mostrar transparencia, llevará la denuncia ante la Procuraduría y la Corte Suprema.
“Yo mismo pediré a la Procuraduría que inicie una investigación en torno a los mensajes que Daniel Coronel publica en el día de hoy. Todo debe esclarecerse para que no haya la más mínima duda sobre algún tipo de irregularidad o ilegalidad”, escribió en su cuenta de X.
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David Racero bajo la lupa: cuestionamientos por supuestas irregularidades en su gestión
En la columna publicada por la revista Cambio, el periodista Daniel Coronell señaló posibles conductas irregulares cometidas por el congresista David Racero, actual representante a la Cámara y miembro destacado del movimiento político de Colombia Humana. Coronell, que inicialmente destacó las virtudes de Racero como una persona de convicciones y dedicada a su trabajo legislativo, cuestionó algunas de sus actuaciones a raíz de una serie de mensajes de WhatsApp que han salido a la luz.
Los mensajes sugieren que Racero podría haber incurrido en prácticas como el cobro de parte de los ingresos de su Unidad de Trabajo Legislativo (UTL) o la asignación de tareas particulares a empleados públicos. En el centro de estas acusaciones se encuentran las comunicaciones con Estefanía Montoya, miembro de su UTL, y su esposo, Yidis Gahona, también exasesor de Racero.
Mensajes comprometedores
Uno de los episodios mencionados por Coronell data del 22 de diciembre de 2019, cuando Montoya, que era asesora V en la UTL de Racero, recibió un mensaje del congresista en el que le preguntaba cuánto recibía mensualmente. Montoya respondió que su salario era de 8.158.000 pesos y que entregaba 3.500.000 a su esposo, quedando para ella 4.300.000 pesos. Ante esta respuesta, Racero simplemente respondió “OK. Tenlo ahí”, lo que sugiere, según Coronell, una posible relación económica entre los ingresos de la asesora y el congresista.
Racero, consultado por Coronell, negó que esta conversación reflejara una práctica irregular y explicó que él y Montoya solían prestarse dinero mutuamente. Sin embargo, la frase “cada mes me pagan” utilizada por Montoya, y la coincidencia de la cifra con el salario de una asesora V en ese momento, genera dudas sobre la veracidad de esta explicación.
Otro intercambio de mensajes, fechado en mayo de 2019, revela que Racero le pidió a Montoya que pagara su tarjeta de crédito con un saldo de 2.375.000 pesos, pese a que él mismo había señalado que le debía dinero a ella. Esta situación alimenta aún más las sospechas de que el salario de la asesora podría estar siendo utilizado para cubrir gastos personales del congresista.
El uso de un asistente legislativo para tareas privadas
El caso de Leonardo García, otro miembro de la UTL de Racero, también es motivo de controversia. Según la columna, en medio de la pandemia, el congresista habría solicitado a García que trabajara en un mercado de frutas y verduras (Fruver) que el propio Racero tenía en la zona de Villa Luz, en Bogotá. Un mensaje de García al congresista sugiere que el asistente legislativo se encargaba de tareas relacionadas con el manejo del establecimiento, lo que podría constituir una violación a las normas éticas y legales sobre el uso de recursos públicos.
En los mensajes, García le pregunta a Racero si debía seguir asistiendo al mercado, a lo que el congresista responde que efectivamente necesitaba su apoyo. Además, las comunicaciones revelan detalles sobre las ganancias diarias del Fruver y el manejo de la caja registradora, lo que indicaría que García estaba involucrado en la operación comercial del negocio.
Racero, por su parte, aseguró que García solo lo acompañaba al Fruver y que en alguna ocasión pudo haber ayudado a cargar cajas, pero negó que el asistente tuviera un rol activo en el negocio. Sin embargo, los mensajes citados en la columna sugieren lo contrario.