“¿Y ahora qué sigue?”, es el interrogante que merodea en la mente de millones de venezolanos que, a dos meses de la jornada que pretendía marcar un antes y un después en su historia reciente, ven con desesperanza el avance de los acontecimientos. Los mismos en los que, por un lado, Nicolás Maduro pretende aferrarse al poder, mientras por el otro, la oposición apela al respaldo internacional para lograr lo que parece, a todas luces, imposible.
Extirpar la dictadura se ha convertido en un objetivo común: no solo de quienes todavía se resisten a salir de sus hogares, ante la incertidumbre de ir a labrar su propia suerte en otras latitudes, sino principalmente de los que están afuera: aquellos que cruzaron la frontera por pura y física necesidad. Porque como lo dijo el embajador uruguayo ante la OEA, Washington Abdala: no fue que 8 millones salieran a hacer turismo por el mundo...
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Contra todo pronóstico, porque pensarlo siquiera era un exabrupto, el jefe del régimen perdió en los comicios más desiguales de la historia reciente de América Latina. Así, los cuestionables boletines del Consejo Nacional Electoral (CNE) indiquen que el oficialismo, aun sin ninguna prueba que lo sustente, obtuvo la mayoría en las urnas; y un fallo del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) esté enfocado en el mismo sentido.
Maduro logró con éxito inhabilitar a la que partía como gran favorita para imponerse en la contienda: María Corina Machado. Y no contento con ello, también sacó del camino a su reemplazante, la maestra Corina Yoris, con argumentos a decir verdad leguleyos. Tal el nivel de confianza en sus capacidades que, en últimas, no vio problema en permitir que un diplomático en retiro, como Edmundo González, se postulara.
Solo bastaba ver el tarjetón, para hacerse una idea de que era una lucha abiertamente desproporcionada. Mientras el rostro del sucesor de Hugo Chávez apareció 13 veces, el de su contendor solo estuvo en dos. O los registros de sufragios en el exterior, pues en un país como Colombia, en el que según datos de Migración hay 1,8 millones de sus ciudadanos en el territorio nacional, solo 8.000 pudieron tomar decisión.
Pero, con todo y ello, el 83,5% de los votos recolectados por los sectores contrarios al régimen, identificados en 25.073 actas, hablan de una aplastante victoria de González, con 7.303.480 apoyos (67′%) contra 3.316.142 de su rival (30%). En contraste, el CNE no ha presentado ningún indicio de que sus resultados, que muestran una balanza 51,95% a 43,18% corresponda a lo que sucedió a lo largo y ancho de Venezuela.
Era necesario hacer este extenso recuento para entender qué es lo que sucede al otro lado de Cúcuta, Paraguachón y Arauca. Porque lo que acontece más allá de los cruces internacionales, sin duda repercute en una nación que también tiene sus propios desafíos; en medio de un mandato lleno de promesas, pero pocas realidades, el desánimo de cómo la ilegalidad condiciona el anhelo de paz y la corrupción carcome sus instituciones.
¿Y a qué juega Gustavo Petro?
Para Roberto Deniz, uno de los periodistas que tuvo que irse al exilio por culpa de la represión de la dictadura, pero que lejos de casa sigue haciendo patria en el portal Armando.info, es incierto el escenario en el que, con todo en contra, pueda albergarse la ilusión de que el poder retorne a ese bravo pueblo que salió como nunca antes a reivindicar sus luchas, pero que ve cómo se forma flagrante fue ultrajado de su más sagrado derecho.
Es claro que existe un reparo en la postura de un país considerado hermano, desde el mismo momento en que se empezó a fraguar lo que para Estados Unidos y Europa es un golpe, pues desde el mismo momento en el que los resultados tardaron en revelarse, pasaron al menos cuatro días en conocerse un primer pronunciamiento del presidente de la República, que se transformó en un discurso laxo, en comparación con el continente.
En su concepto, es llamativo cómo, más allá de una reciente declaración de Petro, que condicionó el reconocimiento de Maduro como presidente para el periodo 2025-2031 a la muestra de las actas que dice tener en su poder el CNE, la posición del Estado colombiano ha sido la de tender puentes de diálogo con un régimen que apela a la represión para mantenerse en Miraflores, así como lo han mostrado al mundo diferentes ONG’s.
Y eso tendría una razón de ser: Maduro ha servido de garante de las fallidas negociaciones con organizaciones como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y la Segunda Marquetalia; que hacen parte de la propuesta de Paz Total del presidente colombiano. Aunque, en el caso de la primera, es un proceso moribundo que se estancó en su sexto ciclo y puso fin al cese al fuego; y en la segunda, se ató a una especie de impunidad con Iván Márquez.
“Es conocido que (Luiz Inácio) Lula, Petro y (Andrés) López Obrador iban a tratar de hacer una reunión con Maduro. Y, al parecer, esa reunión no ocurrió. Eso es muy revelador. Colombia está convencida que el margen de negociación se ha ido acabando, sobre todo porque Maduro ha cerrado todas las puertas. Sí, seguirán los esfuerzos por lograr cierta mediación, pero no sé si eso va a persistir”, advirtió Deniz.
Para el comunicador es claro que el Gobierno de Gustavo Petro se enfrenta cada vez más a una dicotomía: si continúa encabezando una cruzada internacional para buscar una salida a la crisis política venezolana, propiciada por unas elecciones que fueron, a su juicio, fraudulentas; o tragándose, como se dice en el país, el ‘sapo’ y guardar silencio; en pro de que se preserve la posibilidad de que Venezuela siga siendo garante.
De hecho, se atrevió a dar un vaticinio, frente a una especie de entrampamiento, como el mandatario lo mencionó a CNN. “Nicolás Maduro sabe que Petro no se atreverá a cruzar determinadas rayas, y que él, en público, jamás saldrá a decir que en Venezuela hay una dictadura y que hay un violador de derechos humanos. ¿Por qué? Porque Maduro ofrece cosas que políticamente le interesan tanto a Petro como a Colombia como país”.
Lo que sí es claro, es que la página del 28 de julio no ha pasado, por más de que los esfuerzos del dictador han estado enfocados para hacerlo creer así. En el caso del presidente colombiano, Denis hizo énfasis en lo cuidadoso que ha sido para escoger sus palabras, al momento de referirse de su vecino, con el que restableció las relaciones comerciales y diplomáticas, que se habían roto de manera irreconciliable en la era de Iván Duque.
Y es que, a diferencia de otros conflictos internacionales, en los que Petro sí ha tenido una postura vehemente, como el de Israel y Palestina, tras casi un año de confrontación armada; o el supuesto intento de golpe de Estado contra Bernardo Arévalo en Guatemala, en enero de 2024; o la caída de Pedro Castillo en el Perú, registrada en diciembre de 2022, una impensada mesura se ha apoderado del gobernante en lo referente a Venezuela.
“El hecho de que algunos objetivos de Petro, como las negociaciones de paz con el ELN, dependan nada más ni nada menos que de un personaje como Maduro, lo obliga a tener esta cautela. Puede ser lógico, pero también incongruente, de la defensa de los derechos humanos y las banderas políticas que defienden”, agregó el comunicador, que no duda que, en cierto momento, “se haga el de la vista gorda” con la dictadura.
Migración podría dispararse tras la permanencia de Maduro
Como lo manifestó Deniz, lo que pasa en Venezuela tiene amplias consecuencias en Colombia; en especial, en el asunto migratorio, pues la amenaza de una nueva diáspora que llegue al país es inminente. Ahora el escenario es distinto a 2019, en el que había dos vecinos con gobiernos, si se quiere, de centro y extrema derecha, como el de Duque, en Colombia, y Jair Bolsonaro, en Brasil; radicalmente opuesto a lo que sucede con Petro y Lula.
Aunque la aproximación ha sido diametralmente opuesta a la de sus antecesores, ni el líder de izquierda colombiano, ni su par brasileño, parecen haberle encontrado la manija a esta compleja situación. En eso fue claro el periodista invitado por esta redacción, “pues el resultado al final es el mismo”. Incluso, desde su óptica, podría decirse que con un tinte de tragedia para ambos actores, pues son víctimas de una “bofetada” del régimen.
Un buen ejercicio para medir el impacto de las olas migratorias, según el periodista de Armando.info, bastaría en contrastar los resultados de los últimos comicios presidenciales en su país con el aumento de migrantes venezolanos en suelo cafetero. “Estoy convencido de que los picos hacia Colombia coinciden con los momentos de crisis en Venezuela”, acotó Denis, con respecto a una problemática que inquieta, como en 2018 y 2019.
Es evidente, para él, que en caso de que Maduro se atornille en el poder, la estampida migratoria será importante. “No tengo la menor duda de eso”, reiteró. Y recordó cómo uno de los mayores fenómenos en esta angustiante realidad ocurrió, incluso, con las fronteras cerradas, ante el desespero de sus connacionales de escapar de las garras del régimen y las limitantes económicas para la propia subsistencia.
El paso por el Darién, en la frontera entre Colombia y Panamá, también representa un punto que reviste una mayor atención, pues cada vez son más los venezolanos que buscan llegar, vía Centroamérica, a los Estados Unidos. Lo cual es de público conocimiento de los territorios involucrados, pues será nuevamente serán epicentro de un mal que no tiene cura; hasta tanto persista Maduro como jefe de un organigrama corroído por la corrupción.
¿Y qué sucederá, entonces, en Venezuela?
Aventurarse en dar un análisis certero sobre qué acontecerá con Venezuela en este momento, es arriesgado. Y eso lo sabe Roberto Deniz, pese a que su perspectiva es más fiel de la que podría tenerse por quienes observan atentos el avance de los acontecimientos. Aunque no se descarta de plano que vengan mayores sanciones económicas para un dictador que aún tiene ‘gasolina’ para alimentar su esquema y atornillarse en su trono.
“El mensaje que está transmitiendo Venezuela después de las elecciones es que es un estado forajido, en donde no hay ley. ¿Qué inversionista serio del mundo va a ir a poner su capital en el país? Ninguno”, destacó el periodista, que siente que en su país hay una serie de fuerte debate entre los que piden mayores sanciones, con la esperanza de que el régimen se vea acorralado, y los que consideran que, así se dieran, este seguirá avante.
Para él, no hay duda que el camino elegido por la dictadura es permanecer en el poder “a toda costa”, pues se levantan día a día con un único fin: sobrevivir. Y eso lleva a que se cercenen las libertades indivuduales de los ciudadanos y que se convierta en una especie de Estado policial, que lleva al límite a los que han alzado su voz en contra de un gobierno autoritario, que ha transgredido cualquier barrera imaginable en materia de DD. HH.
En lo referente a las movilizaciones posteriores al 28 de julio, en las que el descontento popular se apoderó de las principales calles, es claro en Deniz que la respuesta del chavismo fue rápida para contenerlas, sin importar que tuvieran que recurrir a prácticas delesnables, como la de tomar prisioneros a menores de edad y acusarlos de delitos conexos con el terrorismo, cuando solo buscaban manifestarse en contra de lo sucedido.
La intervención: la ‘película’ que los venezolanos se resisten a ver
Aunque hay quienes piden a gritos una actuación militar extranjera en su propio territorio, desde la óptica del periodista es un panorama en el que no ha pensado ni tendría cálculo de qué supondría en sí; aunque hay quienes sí se han ofrecido, desde diferentes partes, en salvadores. “El mundo no funciona así”, sentenció Deniz, al recordar cómo en el gobierno de Donald Trump en EE. UU. se pensaba en esa opción, sin que se cristalizara.
Esta crisis, a su juicio, estaba cantada, pues no había duda de que Maduro no iba a reconocer una derrota electoral, pues amenazó con un “baño de sangre” en su propio territorio, atrincherándose en su palacio. Y es que, a diferencia del fallecido Chávez, que sí vendía un discurso político y un viento de cambio, por más de que se cuestionaran sus formas, Maduro solo se apegó a la represión para legitimar su mandato.
“La comunidad internacional no tiene herramientas para ver cómo algo que estaba avisado desde hace tiempo, como la entronización de este grupo político, con una fuga migratoria de la cuarta parte de la población, aun cuando no ha habido una guerra civil ni catástrofe natural. Todo el mundo ha jugado a mirar a otro lado, pues su papel fue insuficiente”, precisó en su afirmación el hombre que destapó el escándalo de Alex Saab.
Además de manifestar con vehemencia: “Ninguna fuerza política de la región, ni de derecha ni de izquierda, aceptaría lo que está pasando en Venezuela”, al poner de paralelo lo que pasó en la cuestionada elección con la de Gustavo Petro en Colombia, el 19 de junio de 2022, si en caso tal hubiera aparecido la Registraduría Nacional del Estado Civil a entregar un reporte del preconteo sin evidencia alguna de su validez.
En ese orden de ideas, no dudó en responsabilizar a Petro, Lula y otros gobernantes autodenominados progresistas de la región, como Christina Fernández de Kirchner y Pepe Mujica, como “grandes responsables” del drama que vive Venezuela, al ser validadores de los métodos de Maduro y su gente; en una espiral que ha sumido a esta nación en una de sus épocas más aciagas. Pero guardó algunos “palos” para el presidente Joe Biden.
Y, en consecuencia y sin titubeos, se animó a afirmar en esta entrevista con Infobae Colombia que “El fraude del 28 de julio es el más grotesco que ha ocurrido en la historia de Latinoamérica”, en el que el CNE trató de tomar por incautos, tal vez como habría sucedido en las épocas de la tristemente célebre famosa Tibisay Lucena y su “tendencia irreversible”; hoy figura que encarna Elvis Amoroso.
También dedicó un apartado a cómo personajes como el español Juan Carlos Monedero, recientemente en Colombia invitado por el Gobierno Petro, además de ser un asesor en materia económica del chavismo, se ha dedicado a “blanquear” a nivel internacional la dictadura venezolana. Al punto de señalar sus contradicciones ideológicas entre lo que expuso en suelo colombiano, que es contrario a lo que defiende al otro lado de la frontera.
“Y si esa es la catadura de los intelectuales que se están buscando para hablar de un cambio, pues está Petro muy mal encaminado, porque lo que ha demostrado alguien como Monedero en Venezuela es una mediocridad absoluta. Alguien que no condena la represión y la dictadura”, enfatizó Denis en su postura sobre este controversial pensador ibérico, que ya aterrizó con sus influencias en el país.
¿Qué pasaría ante una eventual transición en Venezuela?
En medio del horizonte poco promisorio, tanto Deniz como los millones de venezolanos que están en el exilio, y –por qué no– los que resisten el día a día del régimen, aguardan porque se dé, más temprano que tarde, una transición que les permita salir de lo que es una pesadilla para cualquier nación. Pero aún si llegara el día en que, producto de múltiples factores, la dictadura cayera, el proceso de reconstrucción sería titánico.
No es un secreto que el Estado está permeado en toda su estructura por los leales a Maduro, lo que haría difícil pensar en la estabilidad de un proyecto político ajeno a sus intereses, sea este con González o Machado como abanderados, o cualquier otro personaje. “Pero, al menos, sería el primer paso para el restablecimiento de la democracia y reconducir a Venezuela en medio de su tragedia”, comentó el periodista en este extenso diálogo.
Es claro que la visión a largo plazo del chavismo está intimamente ligada a conservar el poder, y no en las necesidades de los ciudadanos. Esto permitiría explicar como las Fuerzas Armadas son un brazo político más del Partido Unido Socialista de Venezuela (Psuv) y la Asamblea Nacional una expresión más radical del mal llamado movimiento boliviariano; sin ahondar en que los organismos de justicia también pertenecen al régimen.
Teniendo en cuenta estas particulares características, una intención que esté dirigida hacia la salida de Maduro deberá tener cartas poderosas para ofrecer a quienes decidan cambiar de bando, en pro de que esa transición sea posible. Lo que no está contemplado, bajo ningún modo, es que se desconozca el ejercicio democrático del 28 de julio, como lo llegó a plantear, además, Gustavo Petro, que propuso una especie de frente nacional.
“Después de que uno gana una elección, la más desigual, arbitraria y anticompetitiva de la historia, es difícil creer que una negociación así se pueda dar. Y aun así se diera, el chavismo no le ha abierto la puerta a lo que en el resto del mundo no debería ser un hecho catastrófico, que es perder el poder. No conciben la vida sin el; es decir, el chavismo convirtió el poder en un asunto vital y han escogido darle una vuelta más a la tuerca”, expresó.
Aún resulta inverosímil cómo, habida cuenta de la copiosa evidencia sobre irregularidades en el proceso de elección, se insista en que fueron unos comicios regidos por la legalidad. “Maduro está dispuesto a cometer los fraudes que sean necesarios para permanecer, estoy convencido de eso”, añadió el comunicador, que antes de la mencionada jornada veía que no había manera de ganar, “pues nunca ha sido un tipo popular”.