En los últimos años el término ‘Sexo Vainilla’ se ha popularizado en cuanto a la preferencia que tienen la mayoría de las personas al tener intimidad con su pareja. En especial las mujeres.
Pero, ¿por qué vainilla? Esto no quiere decir que prefieran tener relaciones sexuales con su pareja y lo acompañen de un postre o un helado de vainilla, sino que precisamente ese sabor se relaciona con la manera más ‘básica’ de tener intimidad: el sexo normal y convencional. El término nació dentro de la comunidad Bdsm (bondage, sadomasoquista) como la forma de describir la forma de sexo más suave que existe..
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Sin embargo, el sexo vainilla no es tan básico algunos creen. De hecho, esta práctica puede ser tan atrevido como la pareja quiera. De acuerdo con la revista GQ México, la diferencia es que posterior a la revolución sexual de mediados del siglo pasado, “se nos ha enseñado que si no exploramos nuestra sexualidad, llegando a prácticas mucho más extremas y pervertidas, estamos reprimiéndonos, pero no tiene que ser así”.
Por otra parte, varias publicaciones que lo defienden aseguran que el hecho de que el acto sexual sea más extremo no asegura un mayor placer. En algunas ocasiones, el sexo puede disfrutarse más cuando se hace de manera más íntima, viendo de frente a la persona, acariciándola, expresando por medio de palabras y coqueteo sutil algo más que solo pasión: amor.
Fracisca Bolero, sexóloga, le comentó al diario El País que “El sexo convencional de ahora no tiene nada que ver con el de hace 20 años. A veces se identifica el término vainilla con las prácticas sexuales de nuestros padres. Independientemente de los hechos de que no todos los miembros de la generación anterior eran unos mojigatos, en cuestión de sexo no hay nada nuevo bajo el sol y no somos nosotros los que lo hemos acabado de inventar; lo que entendemos los sexólogos por sexo ortodoxo incluiría el sexo oral y eliminaría el anal y las prácticas BDSM”.
El sexo vainilla no significa simplemente las posiciones típicas y básicas como lo es la posición de misionero, sino que también puede haber mordidas, nalgadas, jales, ligeros del pelo y asfixias o diferentes posiciones, sintiendo solamente el placer del momento que de hecho hace durar el acto por más tiempo.
Según un estudio de la sexóloga Margaret Nichols expuesto en la Universidad de Alberta, Canadá, sobre la sexualidad, dice que es posible que una persona o una pareja descubra más lados de su sexualidad incluso si tiene una mentalidad “vainilla”, ya que puede explorarse dentro del espectro pervertido sin acercarse completamente al BDSM.
Qué prefieren las mujeres colombianas
Recientemente, exLab, el primer Laboratorio en América Latina de Sexualidad Humana, de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz, realizó una innovadora investigación con el objetivo de aclarar dudas sobre este tema.
El estudio llamado ‘Pensamientos sexuales como indicadores de salud sexual en Colombia’, obtuvo los datos de más de 1.500 participantes en todo Colombia. La muestra incluye a mujeres, hombres, personas trans y personas no binarias de diez ciudades de Colombia, entre ellas Bogotá, Bucaramanga, Medellín, Cali y Pasto, entre otras.
Mayra Gómez-Lugo, directora del SexLab, afirmó que casi todas las personas han experimentado fantasías sexuales en algún momento de sus vidas, ya sea durante las relaciones sexuales, la masturbación o en su vida diaria.
“Aunque se ha pensado que las fantasías son siempre agradables, algunos estudios recientes han demostrado que no siempre lo son del todo para las personas. De hecho, existen dos tipos de pensamientos sexuales: los positivos, que son placenteros y agradables; y los negativos, que generan incomodidad o rechazo”, indica Gómez.
De acuerdo con el estudio, el tipo de sexo que más prefieren los colombianos es el ‘sexo vainilla’. “Se refiere a fantasías sobre relaciones sexuales convencionales y románticas, sin elementos extremos o inusuales, como tener intimidad con una pareja amada”, dice la experta. Las fantasías de tener sexo vainilla son las más comunes en Colombia, con un 51% de los hombres y un 55% de las mujeres.