Mahdy Akil Helbawi, alias Jonathan o el Jefe, fue capturado en Cúcuta, Norte de Santander, en un operativo conjunto de la Fiscalía General de la Nación y la Dijin de la Policía Nacional, el 10 de agosto.
Este ciudadano colombo-libanés está acusado de financiar al grupo terrorista Hezbolá mediante el comercio ilegal de carbón vegetal, según informaron las autoridades colombianas.
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La captura de Helbawi reveló preocupantes conexiones entre Hezbolá y actividades ilícitas en Colombia. Según el mayor Roni Kaplan, portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel, Helbawi ha sido vinculado a operaciones de financiamiento de Hezbolá a través de la producción y exportación ilegal de carbón vegetal desde La Guajira hacia varios países de Medio Oriente, incluyendo Líbano.
El mayor Kaplan destacó que la actividad de Hezbolá en América Latina, y específicamente en Colombia, es motivo de preocupación para la seguridad regional.
“La policía colombiana arrestó a uno de los principales financistas de Hezbolá en Colombia, eso se muestra a las claras, y a veces cuando existe un ambiente político de un seudo progresismo que apoya al radicalismo islámico, eso puede ser un caldo de cultivo para que estos grupos terroristas proliferen o por lo menos busquen más financiación en países de América Latina”, dijo el portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel a Blu Radio.
Helbawi enfrenta cargos de lavado de activos, enriquecimiento ilícito y aprovechamiento de recursos naturales, entre otros. La investigación reveló que entre 2016 y 2022, Helbawi exportó más de 2.4 millones de kilogramos de carbón vegetal sin autorización, moviendo fondos a través de 117 giros internacionales. Estos recursos, según las autoridades, eran utilizados para financiar a Hezbolá.
La vinculación de Helbawi con esta red internacional de crimen organizado fue confirmada gracias a la cooperación de agencias como el FBI, que proporcionaron información clave sobre sus operaciones desde 2016. El carbón vegetal extraído de manera ilegal en Colombia era enviado a través de puertos como el de Cartagena hacia Líbano, Dubái, Israel y otros países, generando importantes ingresos para la organización terrorista.
Hezbolá, respaldada por Irán, estableció una estructura robusta en varias partes del mundo, incluyendo América Latina. Kaplan subrayó que Hezbolá es un “ejército terrorista” con capacidades significativas, y que su influencia en la región podría tener repercusiones para la seguridad de países como Colombia, donde el grupo busca expandir su red de financiamiento a través del narcotráfico y otras actividades ilícitas.
“No cabe duda que parte de la financiación de Hezbolá viene de la venta de drogas en América Latina, incluido Colombia y la realidad es que este mismo Hezbolá es el que tiene a mal traer a 60 mil israelíes que están evacuados de sus casas y nosotros necesitamos que regresen a sus casas, queremos restaurar la seguridad al norte del país”, dijo Kaplan.
La captura de Helbawi es parte de una serie de esfuerzos internacionales por detener la financiación de Hezbolá en la región. La Fiscalía colombiana, en coordinación con autoridades internacionales, ha implementado medidas de extinción de dominio sobre propiedades y activos de Helbawi, valorados en más de 4.900 millones de pesos. Esta red de lavado de dinero operaba bajo la fachada de una empresa de exportaciones, la cual fue utilizada para evadir controles aduaneros y ocultar el origen ilícito de los recursos.
Fuentes confirmaron a Blu Radio que hubo intención de negociar un principio de oportunidad o preacuerdo con Helbawi, que actualmente cumple medida de aseguramiento en la cárcel La Modelo de Cúcuta. Sin embargo, Helbawi se negó y va camino a la audiencia de acusación.
La intención de la Fiscalía con esa propuesta era que Helbawi entregara información sobre su padre, Amer Mohamed Akil Rada, requerido por las autoridades estadounidenses. Rada, además de su papel como alto funcionario de Hezbolá, fue uno de los miembros operativos que llevó a cabo el ataque terrorista contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en 1994, que mató a 85 personas.