En un reciente encuentro con los medios de comunicación, desde Nueva York, Estados Unidos, el presidente de Colombia, Gustavo Petro Urrego, reiteró su postura de cautela en relación con la política frente al régimen de Venezuela. El mandatario resaltó la importancia de esperar los resultados de las elecciones presidenciales en Estados Unidos y la posesión de la nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum, antes de tomar decisiones clave en torno a la situación política del país vecino, especialmente tras los comicios del 28 de julio de 2024 en ese Estado.
“En el país obvio, pero ellos tienen que esperar sus cambios de gobierno, si quiere tanto México como Estados Unidos cambio el Gobierno y las procesiones de esos dos gobiernos se vuelven determinantes también en el camino de una posible solución, así que vamos a esperar sus resultados”, afirmó Petro.
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Estados Unidos y México son actores claves en las dinámicas políticas y económicas de América Latina. El proceso electoral en ambos países tiene el potencial de redefinir no solo sus agendas internas, sino también su enfoque hacia Venezuela y la región en general. Petro es consciente de este escenario y, por ello, su política exterior se fundamenta en la prudencia, manteniéndose a la espera de los cambios en Washington y Ciudad de México para actuar en consecuencia, pero esto no está exento de controversia entre los políticos colombianos.
Con las elecciones presidenciales de Estados Unidos acercándose rápidamente, cientos de ciudadanos estadounidenses se preparan para acudir a las urnas el martes 5 de noviembre de 2024, en un proceso que definirá quién ocupará la Casa Blanca durante los próximos cuatro años. Los principales aspirantes en esta contienda son la actual vicepresidenta, Kamala Harris, y el expresidente Donald Trump, quienes protagonizan una competencia ajustada según las encuestas más recientes.
En este contexto, el presidente Gustavo Petro indicó que no solo aguardará a los resultados de las elecciones en Estados Unidos, sino que esperará hasta la toma de posesión de Claudia Sheinbaum, que asumirá como presidenta de México el 1 de octubre de 2024.
Presión del Congreso sobre la postura de Gustavo Petro
En medio de esta creciente tensión diplomática, el presidente Petro también reaccionó a una proposición no vinculante aprobada por el Senado colombiano, que lo insta a reconocer a Edmundo González como el “ganador indiscutible” de las elecciones presidenciales en Venezuela. Esta moción, que contó con el respaldo de 48 senadores —incluidos varios de la oposición— y seis votos en contra, busca que Colombia se sume a los países que han rechazado los resultados electorales que dieron la victoria a Nicolás Maduro para un tercer mandato consecutivo.
El documento aprobado por el Senado señala que “es imperativo que el Gobierno de Colombia adopte una postura clara y firme a favor de la democracia, alineándose con los países que ya han rechazado los resultados fraudulentos”. Asimismo, la Cámara de Representantes ya había aprobado una propuesta similar el 16 de agosto, lo que refleja la creciente presión interna para que el Ejecutivo colombiano tome una posición más contundente sobre la crisis electoral en el vecino país.
A pesar de la presión desde el Congreso, el Gobierno de Petro mantiene una postura cautelosa, evitando pronunciarse directamente sobre los resultados de los comicios venezolanos. Colombia, junto con Brasil y México, adoptó un enfoque diplomático basado en la mediación, en lugar de respaldar abiertamente a uno de los actores en disputa. De hecho, los tres países solicitaron a la autoridad electoral venezolana, el Consejo Nacional Electoral (CNE), que publique las actas detalladas de los resultados por mesa de votación, con el objetivo de aportar transparencia al proceso.
El presidente Petro ha sido claro en su intención de apoyar una solución negociada a la crisis política venezolana. Este enfoque responde a la estrategia del mandatario de fortalecer los canales diplomáticos y evitar un conflicto directo con el régimen de Maduro, con quien ha buscado reconstruir relaciones bilaterales tras años de tensiones.