Hay indignación en el norte de Bogotá, después de que se conociera la última modalidad que estarían aplicando los ladrones para obtener no solo los elementos personales de sus víctimas, sino también su información personal.
Según se conoció, en la tarde del lunes 23 de septiembre en el barrio Bella Suiza, dos hombres en una motocicleta interceptaron a una mujer para despojarla de su celular en la calle 127C con carrera Séptima. Sin embargo, lo que parecía ser un robo en la modalidad de raponazo, terminó en una fuerte agresión hacia la víctima.
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El material audiovisual de uno de los vecinos del sector dejó ver el momento en el que el parrillero decide abalanzarse sobre la mujer y la arroja al piso. Poniendo sus rodillas sobre el cuello de su víctima, el delincuente obligó a la mujer a permanecer en el suelo mientras utilizaba su cara para desbloquear el teléfono.
Según información entregada por la comunidad, los hombres amenazaron a la mujer con un destornillador para impedir que huyera del sitio o solicitara ayuda. Además, una vez culminó su objetivo, los delincuentes huyeron sin ningún obstáculo.
Una vez se conoció, algunos internautas señalaron que los dos hombres que se ven el video que andan en la motocicleta roja, ya han hecho presencia en repetidas oportunidades y han protagonizado otros robos a residentes del barrio Bella Suiza. “Cuentan los vecinos del sector, que estos dos delincuentes han atracado a muchas personas, siempre tienen el mismo modo de robo a sus víctimas”, señala uno de los comentarios.
Habitantes del sector creen que el nuevo modus operandi de los delincuentes podría tratarse de una forma para obtener datos personales de sus víctimas e intentar extorsionarlas o vaciar sus cuentas bancarias. De hecho, en Bogotá, la extorsión se ha convertido en un fenómeno alarmante que afecta a varios sectores de la ciudad, según una encuesta reciente realizada por la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco).
Este delito ha experimentado un crecimiento exponencial, impactando directamente la economía de los negocios, que se ven obligados a pagar sumas de dinero a cambio de protección o para evitar daños a su patrimonio. A pesar de la disminución en la cantidad de delitos reportados, la falta de confianza en el sistema de justicia y las largas esperas para presentar denuncias continúan desmotivando a las víctimas.
El 46 % de los comerciantes en la capital manifiestan no sentirse seguros en las localidades donde desarrollan su actividad, según Fenalco. Esta percepción de inseguridad contrasta con la disminución de denuncias formales ante las autoridades, lo que refleja una desconexión entre la experiencia de los comerciantes y las acciones que toman para protegerse.
Según el dato de Fenalco, 77 de cada 100 víctimas no denuncian los delitos que sufren, citando como principales razones la demora en los trámites de denuncia y la escasa judicialización de los delincuentes. A pesar de la percepción de inseguridad, los datos muestran una leve mejoría en cuanto al número de comerciantes que aseguran haber sido víctimas de algún delito.
En agosto de 2023, el 36 % de ellos reportó haber sido afectado por la delincuencia. Esa cifra descendió al 34 % en febrero de 2024 y, según la última medición realizada en septiembre, cayó al 23 %. Aunque la reducción es notable, el miedo y la sensación de inseguridad persisten en gran parte del gremio.
Las localidades más afectadas por delitos contra los comerciantes son Engativá, Chapinero, Usaquén y Kennedy, que concentran gran parte de la actividad económica de la ciudad. Estos sectores se caracterizan por un elevado flujo comercial y una constante interacción entre clientes y negocios, lo que aumenta el riesgo de delitos.
En los últimos seis meses, el robo en sus diversas modalidades ha seguido afectando a los comerciantes. Las formas más comunes de hurto en los comercios bogotanos son el raponazo, que representa el 26 % de los casos reportados, y el robo a mano armada, con un 17 %. Estos delitos generan no solo pérdidas económicas, sino también una sensación de vulnerabilidad y temor en los dueños y trabajadores de los establecimientos.