Después de casi siete meses de su captura, la Corte Suprema de Justicia de Colombia emitió un concepto favorable para la extradición de Henry Loaiza Montoya, conocido en el ámbito del narcotráfico como el alias de El Alacrán Junior.
La historia de Loaiza Montoya es notable no solo por su conexión con el narcotráfico, sino también por su linaje familiar. Es hijo de Henry Loaiza Ceballos, conocido como uno de los capos del Cartel del Cali en las décadas de 1980 y 1990. Su apodo, El Alacrán, es un homenaje a su padre, quien fue una figura clave en el narcotráfico colombiano.
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La decisión de la Corte Suprema de Justicia se enmarca en un contexto de creciente cooperación internacional en la lucha contra el narcotráfico y la criminalidad organizada. Loaiza Montoya es señalado como un importante narcotraficante, involucrado en el tráfico de grandes cantidades de cocaína, específicamente “cuatro toneladas de clorhidrato de cocaína mensuales a través de los Puertos de Tumaco (Nariño) y Esmeraldas (Ecuador)”.
Su extradición fue solicitada por una Corte Distrital de los Estados Unidos para el Distrito Sur de Florida, donde enfrenta cargos de “concierto para delinquir y tráfico de drogas ilícitas”. En su concepto, el alto tribunal señaló que Loaiza, “con conocimiento y deliberadamente, se unió, conspiró, asoció y acordó con otras personas conocidas y desconocidas por el gran jurado, y con otras personas conocidas y desconocidas a bordo de una embarcación sujeta a la jurisdicción de los Estados Unidos, para poseer una sustancia controlada con la intención de distribuirla en Estados Unidos”.
La Corte especificó que, como resultado de su propia conducta y la de sus cómplices, se le atribuye la posesión de cinco kilogramos o más de una mezcla que contenía cocaína. Además, las investigaciones también han revelado que Loaiza Montoya ha estado involucrado con una organización narcotraficante que opera no solo en Colombia, sino también en Guatemala y México. Desde el año 2016, esta red ha sido responsable del transporte de cientos de kilogramos de cocaína hacia Norteamérica.
La evidencia presentada ante la Corte incluye interceptaciones en el Océano Pacífico, donde las autoridades incautaron tres cargas de cocaína, con un total de 900 kilogramos, el 7 de enero de 2018, y determinaron que Loaiza era un traficante de alto nivel dentro de la organización, utilizando tecnología avanzada, como rastreadores, para coordinar el transporte de la droga y evadir a las autoridades.
La captura de Loaiza Montoya, que tuvo lugar el 2 de febrero de 2024, fue el resultado de una meticulosa operación en la que participaron la Policía Judicial de Colombia y agentes de la DEA. En su intento por evadir la captura, Loaiza se sometió a siete cirugías plásticas para alterar su apariencia y utilizó documentos falsos. Sin embargo, un distintivo tatuaje de una mujer en su brazo fue crucial para su identificación y captura en Guayaquil, Ecuador.
El general William Villarroel, director de Investigación Antidrogas de Ecuador, indicó que Loaiza contaba con el apoyo de la organización criminal conocida como los Tiguerones, que se encarga de la logística necesaria para la exportación de estupefacientes hacia Estados Unidos. Esta red criminal es capaz de enviar hasta cincuenta toneladas de cocaína anuales, con el respaldo de grupos disidentes de las Farc, como el frente Oliver Sinisterra.
El magistrado Hugo Quintero, de la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema, fue el responsable de la ponencia que avaló la extradición de Loaiza. En su fallo, la Corte destacó la importancia de la cooperación internacional y el trabajo conjunto entre las autoridades colombianas y ecuatorianas para desarticular redes de narcotráfico.