Las obras de la primera línea del metro de Bogotá avanzan visiblemente, alterando tanto la movilidad como el comercio y el espacio público en los alrededores. Sin embargo, uno de los efectos más notables y a menudo subestimado es el impacto que estas obras están teniendo en el mercado de vivienda.
Properati, una plataforma de búsqueda de inmuebles en Latinoamérica, llevó a cabo un análisis detallado sobre cómo los precios de las viviendas fluctuaron en las zonas afectadas por la construcción del metro. Los resultados revelan tendencias mixtas, con algunos barrios beneficiándose de una valorización significativa, mientras que otros experimentan una depreciación.
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El estudio abarcó 60 barrios cercanos a los frentes de construcción del metro. De estos, 39 mostraron una valorización positiva en el precio del metro cuadrado para la venta de inmuebles en el último año, mientras que 21 registraron una caída en los valores. De los barrios con tendencia positiva, 24 presentaron un incremento superior al 5,26%, cifra que marca el aumento del valor catastral en Bogotá para 2024, según el Censo Inmobiliario de Catastro Distrital.
Entre los barrios que más se beneficiaron están Dindalito, en la localidad de Kennedy, con un aumento del 49% en el valor del metro cuadrado, seguido por Juan XXIII, en Barrios Unidos, con un 45,8%, y San Victorino, en Los Mártires, con un 40,3%. Estas áreas se volvieron particularmente atractivas para inversionistas debido a su cercanía con las futuras estaciones del metro y las mejoras previstas en la infraestructura vial y de transporte.
En el suroccidente de la ciudad, barrios como Tintalito (37%), Islandia (31%) y Remanso (25,9%) también vieron un notable crecimiento en sus precios de venta. Kennedy se destaca como la localidad con mayor número de barrios beneficiados por esta tendencia, impulsada no solo por las obras del metro, también por proyectos viales clave, como la ampliación de la avenida Ciudad de Cali y la entrada en funcionamiento de la avenida Guayacanes.
En contraste, algunas zonas del centro de Bogotá experimentaron una tendencia opuesta. En localidades como Santa Fe, Antonio Nariño y Los Mártires, los precios del metro cuadrado cayeron, con barrios como San Diego y El Vergel registrando disminuciones del 27,3% y 23,1%, respectivamente. Según el análisis de Properati, estas caídas pueden deberse a la incertidumbre y los inconvenientes temporales que generan las obras en estos sectores, afectando tanto la calidad de vida de los residentes como la percepción de los posibles compradores.
Este comportamiento mixto en el mercado inmobiliario resalta la complejidad del impacto de grandes proyectos de infraestructura como el metro. Si bien algunas zonas ven un aumento en la demanda y el valor de los inmuebles, otras enfrentan dificultades temporales debido a la congestión y las interrupciones propias de las obras.
Properati concluye que, a largo plazo, el metro tendrá un impacto transformador en la dinámica urbana de Bogotá, trayendo consigo no solo mejoras en la movilidad, también el surgimiento de nuevas economías y la revalorización de sectores clave de la ciudad.
El precio de la vivienda es un indicador crucial para la economía, ya que afecta tanto a los compradores como a los inversionistas y tiene implicaciones directas en sectores como la construcción, los servicios financieros y el empleo. Cuando los precios de la vivienda aumentan, suele reflejar una demanda creciente, lo que impulsa la construcción y genera empleo en diferentes áreas, desde la mano de obra hasta la producción de materiales. Además, los bienes raíces se convierten en una opción atractiva para los inversionistas, promoviendo la actividad económica.
Por otro lado, las fluctuaciones en el precio de la vivienda también influyen en el acceso a la propiedad. Si los precios suben demasiado rápido, se puede reducir la capacidad de compra de muchas personas, limitando su acceso a vivienda propia. Esto puede generar presión sobre los alquileres y aumentar la desigualdad.