Expulsaron de la iglesia a un sacerdote en Colombia por abuso sexual

Después de cuatro años de investigación, el Tribunal Eclesiástico Metropolitano de Bogotá decidió expulsar de la Iglesia católica al sacerdote Jaime Vargas Ruiz.

El padre fue acusado por una mujer de abuso sexual cuando ella era menor de edad. El 8 de agosto de 2024, se notificó a la víctima que el proceso contra el sacerdote había concluido y que la decisión final fue su expulsión de la Iglesia católica.

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“Se establece como pena la expulsión del estado clerical del sacerdote Jaime Vargas Ruiz al haber sido encontrado culpable de delictum contra sextum cum minore”, (no cometerás adulterio con un menor), de acuerdo con el derecho canónico conocido por Blu Radio.

Además, en el fallo se ordenó a la Diócesis de Socorro y San Gil pedir perdón por lo sucedido a la víctima por los vejámenes a los supuestamente que fue sometida por el religioso hace 17 años.

“Ofrece acogida, escucha y acompañamiento, así como la disponibilidad para atender los requerimientos necesarios para adelantar un proceso de sanación espiritual y/o psicológica”, indicó el documento.

Luego de conocer la decisión del Tribunal Eclesiástico, la víctima solicitó que se remitiera una copia íntegra del expediente al juzgado de Moniquirá que lleva el caso en contra el sacerdote por el delito de acto sexual violento.

Un caso de abuso sexual en la Iglesia católica colombiana generó una fuerte conmoción en la opinión pública. Un menor de edad ha acusado al sacerdote Wilson Alirio Sandoval Niño de haberlo abusado el pasado 15 de diciembre en la parroquia Divino Niño Jesús en Acacías, Meta.

Este incidente se produce después de que el sacerdote fuera absuelto en septiembre de 2023 por el arzobispo de Villavicencio, Misael Vacca Ramírez, quien había desestimado denuncias anteriores contra él, según la investigación de Casa Macondo.

Sandoval Niño, con una larga trayectoria en la Arquidiócesis de Villavicencio, había enfrentado denuncias previas de abuso que datan de 2009 y 2014. Estas acusaciones se originaron en diversas localidades fuera de Villavicencio, como Medina, Maya, Los Alpes y Guacavia.

A pesar de las reiteradas denuncias y del comportamiento cuestionable del sacerdote, que incluía prácticas sexuales inapropiadas como “tríos y orgías”, documentadas en el libro “Este es el cordero de Dios”, la respuesta institucional fue trasladarlo de parroquia en lugar de tomar medidas más severas.

En 2020, hubo una denuncia masiva contra sacerdotes involucrados en casos de abuso contra menores y prácticas ilegales tanto para la iglesia católica como para las leyes colombianas. Varias personas compartieron esta información en busca de justicia.

Desde su ordenación en 2002, Sandoval Niño había sido asignado a diversas parroquias. Además, mantenía una relación estable de más de treinta años con otro adulto, mientras se le vinculaba con conductas sexuales impropias. La estrategia del entonces arzobispo Óscar Urbina Ortega de cambiarlo de parroquia tras cada denuncia sugiere un patrón de protección institucional del cual el clérigo era beneficiario.

La última denuncia de un adolescente, quien tras ser abordado sexualmente buscó pruebas a través de interacciones vía WhatsApp con Sandoval Niño, ha puesto en evidencia el sistema que hasta el momento parecía respaldar al cura. Tras el incidente en diciembre de 2023, la familia del menor denunció el caso ante la Fiscalía de Villavicencio y posteriormente ante el arzobispo Ramírez, quien nuevamente defendió al sacerdote.

Este caso coincide con denuncias de otros diecinueve sacerdotes suspendidos en marzo de 2020 por casos similares, lo que evidencia un patrón preocupante de abuso y encubrimiento en la región. La situación plantea serios cuestionamientos sobre la gestión de la Iglesia católica en Colombia respecto a las denuncias de abuso sexual y la protección de los menores.