El 17 de septiembre de 2024, el presidente Gustavo Petro anunció la suspensión de los diálogos entre el Gobierno nacional y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Por tal motivo, la Conferencia Episcopal de Colombia emitió un comunicado en la mañana del lunes 23 de septiembre de 2024, en la que instó el regreso al diálogo y que se restablezca la mesa de negociación.
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Al respecto y como parte del Mecanismo de Monitoreo y Verificación del alto al fuego, la Iglesia expresó la importancia de mantener el canal de diálogo en estos tiempos difíciles.
En su comunicado, que fue compartido por el senador Iván Cepeda, la Iglesia católica, refiriéndose a sí misma como “pastores del pueblo de Dios que peregrina en Colombia”, exhortó tanto al Gobierno nacional como al ELN a continuar buscando la fraternidad y la unidad nacional.
De acuerdo con la Conferencia Episcopal, se necesita “mantener un canal de diálogo en este momento de dificultad” y volver a encontrarse para “reconocerse y valorarse”.
En este contexto, desde la Iglesia católica argumentaron que es crucial avanzar en el proceso de paz para aliviar a las comunidades afectadas por el conflicto, dado que estas comunidades “no aguantan más derramamiento de sangre”.
Por tal motivo, para la Iglesia, permitir la continuación del diálogo es una forma de responder al clamor del pueblo por el cese al fuego y fomentar la esperanza social.
El comunicado, firmado por Francisco Javier Múnera, arzobispo de Cartagena y presidente de la Conferencia Episcopal; Gabriel Ángel Villa, presidente del organismo y arzobispo de Tunja, y Germán Medina, obispo de Engativá y secretario general de la Conferencia Episcopal, resaltó la urgencia de reincorporar las negociaciones para cumplir con los acuerdos previamente alcanzados.
En una de sus citas más destacadas, la Conferencia Episcopal aseguró: “Consideramos clave descongelar la mesa de diálogos para seguir desarrollando los acuerdos alcanzados de modo que se responda también al clamor del pueblo sobre el cese al fuego. Tenemos la responsabilidad histórica de reavivar la esperanza y fomentar la amistad social para que las transformaciones sean posibles”.
La comunicación concluyó alentando a las partes involucradas a mantener viva la esperanza: “confiados en Jesucristo y el papa Francisco”, incluso, invitaron a “mantener encendida la llama de la esperanza, de modo que tengamos paz como fruto de una paciente perseverancia en las opciones de diálogo y reconciliación”.
El anuncio de Gustavo Petro
Tras el atentado en Puerto Jordán, Arauquita, Arauca, que dejó dos militares muertos y más de 25 heridos, el presidente Gustavo Petro anunció que el Gobierno nacional se levantaría de la mesa de negociación con el ELN.
El primer mandatario comparó el ataque con un incidente anterior en una escuela de policía en el que murieron varios agentes y afirmó que este tipo de acciones “cierran un proceso de paz con sangre”.
“Obviamente, como sucedió aquella vez en otro sitio, aquí cerca, en la escuela de la policía, donde murieron muchísimos agentes de Policía, alféreces, que estaban estudiando allí, pues prácticamente es una acción que cierra un proceso de paz con sangre”, aseguró Gustavo Petro.
Entre las reacciones que se conocieron tras el anuncio se encuentran las de las senadoras María Fernanda Cabal, del Centro Democrático, y Angélica Lozano, del partido Alianza Verde.
Ambas coincidieron en que este evento podría significar el fracaso de la política de Paz Total del gobierno, que incluía el diálogo con el ELN como uno de sus procesos emblemáticos.
Por un lado, Cabal criticó duramente al presidente, cuestionando cuántas vidas de la fuerza pública y cuántos secuestros y asesinatos más serían necesarios para satisfacer lo que ella calificó como un capricho: “No más discursos de ‘paz’ con los terroristas. Su deber es el de proteger la vida de los colombianos, no contemplar criminales”.
Por otro, Lozano señaló que este desenlace era previsible, haciendo un paralelo con la obra literaria de Gabriel García Márquez Crónica de una muerte anunciada, pues según ella, el proceso con el ELN estaba roto desde abril y el grupo criminal había abusado nuevamente de la generosidad del Estado.