En el nororiente de Antioquia hay preocupación por una nueva tragedia humanitaria que se podría dar ante el incremento de la violencia por las confrontaciones entre el autodenominado Ejército Gaitanista de Colombia (EGC), más conocido como Clan del Golfo, las disidencias de la extinta guerrilla de las Farc y el ELN, que se pelean a sangre y fuego las rentas ilegales como el narcotráfico, la minería ilegal y el tráfico de migrantes.
Las zonas rurales de los municipios de El Bagre, Segovia y Briceño serían las más afectadas, donde ya se conoce de desplazamientos de la población civil, informaron en el periódico El Colombiano, donde recordaron también que dos personas murieron en el último enfrentamiento que hubo en esa zona del occidente colombiano, entre una disidencia de las Farc y el EGC.
Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel
Aparte del trágico resultado, unas ocho familias tuvieron que desplazarse hacia las zonas urbanas de Briceño y de Medellín, según señaló en el diario antioqueño la Unidad para las Víctimas.
Aunque el secretario de Gobierno de ese municipio, Luis Eduardo Valencia, detalló que solo fueron tres familias las que llegaron al casco urbano, también retornaron a sus territorios, porque se habría tratado de falsas alarmas difundidas por redes sociales.
Por el momento, el funcionario dio un parte de tranquilidad porque no tienen información de presencia de grupos armados organizados en esa zona del departamento, por lo que se mantiene la normalidad en las escuelas y la movilidad en las vías de esa población.
Sin embargo, la alarma también se prendió en el vecino municipio de Remedios, y en el sur del departamento de Bolívar, según indicó la directora territorial de la Unidad para las Víctimas, Claudia Patricia Vallejo, tras ser consultada en El Colombiano.
Y no es para menos, ya que por cuenta de los enfrentamientos, en especial entre el ELN y el Clan del Golfo, el grupo insurgente declaró un paro armado en el norte del Chocó, lo que incluso provocó que se aplazaran las pruebas del Icfes en esa zona del departamento a mediados de agosto.
Sin embargo, esa guerrilla levantó las restricciones a la movilidad y al abastecimiento de las poblaciones afectadas en ese mismo mes, pero responsabilizó al abandono estatal la grave situación humanitaria.
“Damos por finalizado el paro armado y agradecemos a las comunidades por haber acatado la orden, ya que no se presentaron incidentes y les invitamos a seguir organizándose y luchando por la dignidad y la defensa del territorio y la vida”, señalaron en un comunicado que les atribuyeron.
No obstante, de acuerdo con los testimonios de los pobladores del nororiente antioqueño en El Colombiano, en sus territorios ya comienzan a verse escenas como las del Chocó, con fachadas de establecimientos con rayones alusivos a alguno de esos grupos armados organizados.
“La mayoría de la gente trabaja barequeando en la zona donde está concentrado el conflicto, unos pueden ser objetivo militar y otros quedar en medio de las balas. En El Bagre ya vemos gente saliendo con los corotos y a veces ni siquiera declaran el desplazamiento, sino que siguen derecho a otros municipios”, dijo uno de los habitantes en ese medio de comunicación.
Mientras que en Briceño, los habitantes en las zonas rurales aseguraron que la situación de orden público ha ido empeorando desde finales del año pasado, cuando comenzaron a incrementarse los combates.
“Con las últimas confrontaciones algunos se fueron para otras veredas, otros se quedan pero con la zozobra, resguardados en las casas, no saliendo del territorio, esperando a ver qué pasa, el pánico no se puede evitar y ya llevábamos mucho tiempo sin este tipo de cosas”, señaló otro de los pobladores en el diario antioqueño.