Hay incertidumbre en el sector energético en Colombia y a nivel internacional, principalmente por la sequía que se vive en varias regiones. Por un lado, Ecuador comenzó un racionamiento de energía debido a la escasez de lluvias, lo que afectó la disponibilidad de agua para la generación eléctrica. Por otro, Colombia enfrenta desafíos financieros en varias distribuidoras y retrasos en proyectos de generación y transmisión clave. Este panorama generó preocupación sobre un posible racionamiento de energía en el país, similar al ocurrido en los años 90.
Ante esto, el director ejecutivo de la Fundación para la Educación Superior y el Desarrollo (Fedesarrollo), Luis Fernando Mejía, presentó un análisis detallado sobre lo que implicaría un nuevo racionamiento energético para Colombia.
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El experto reveló graves implicaciones en el crecimiento económico, el empleo y la pobreza, por lo que resaltó la importancia de garantizar una provisión adecuada de energía
“Los efectos de la falta de energía son sustanciales”, dijo el experto en el Congreso Anual de Energía de la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgén) en Bogotá. Agregó que “pueden generar caídas importantes del crecimiento de 1,5 puntos porcentuales, al menos; pueden aumentar en cerca de un punto porcentual el desempleo y generar más de 200.000 personas en condición de pobreza”.
Lo que provocó el apagón de los 90
Mejía señaló que el apagón de los 90 provocó afectó de manera muy grave el empleo y la pobreza. Explicó que, de no haberse dado el apagón en 1992, la economía habría crecido no al 4%, sino al 5,5% . “La industria tuvo un efecto de 0,6 puntos porcentuales, la minería de 0,5 puntos, el comercio de 0,2 puntos y electricidad, gas y agua de 0,2 puntos”, precisó el experto en la intervención que hizo.
Con el Producto Interno Bruto (PIB) proyectado para crecer al 1,6%, el director ejecutivo advirtió que un racionamiento este año reduciría ese crecimiento a 0%. “La producción industrial y comercial que no se hizo en el 92 ya no se vuelve a recuperar”, remarcó.
En Colombia, el gasto en electricidad representa una parte importante del ingreso para las personas en condiciones de pobreza. Según Mejía, un racionamiento no solo incrementaría los precios de la energía, sino que también amplificaría el impacto en los hogares más vulnerables.
Señales para reducir la demanda
Seguramente tendrán que darse cuenta de señales para reducir la demanda. Entonces, en ausencia de subsidios, esto implica un efecto más grande en los hogares más pobres y vulnerables”, explicó.
También enfatizó en la importancia del crecimiento económico como fuente primordial de empleo. “Si la economía crece, las empresas aumentan la demanda de empleo. Un impacto de una caída de 1,5% en el PIB implica un aumento en la tasa de desempleo de casi un punto porcentual”, afirmó Mejía.
Agregó que “estaríamos en 11,4% u 11,5% de desempleo, sin incluir efectos permanentes”. Esto representaría una pérdida de 230.000 empleos.
Consecuencias para la pobreza
Además, advirtió sobre las consecuencias en términos de pobreza. “La pobreza extrema subiría en 0,2 puntos porcentuales, es decir, se revierten las ganancias del crecimiento económico sustancialmente en un año”, dijo. Insistió en que la pobreza extrema afectaría a más de 100.000 personas adicionales, personas que no pueden adquirir los alimentos necesarios para una nutrición adecuada.
Recordó que Colombia logró reducir la pobreza en los últimos años, pero un racionamiento podría revertir estos avances. “La pobreza subiría en 0,7 puntos porcentuales, alcanzando a más de 200.000 personas adicionales“, puntualizó Mejía.
Señaló que la pobreza monetaria afecta a aquellos con ingresos superiores a la extrema pobreza pero aún insuficientes para evitar la inseguridad alimentaria.