Gabriel Kuperman, el dueño de Cheboludo, uno de los restaurantes argentinos más conocidos y queridos de Barranquilla, envió un conmovedor mensaje de despedida luego de 14 años de estar sirviendo a los ciudadanos con un pedazo de su cultura gastronómica. El local se vio obligado a cerrar debido a los problemas financieros que enfrentaba, principalmente, por el alza de las tarifas de energía.
Y es que la historia del restaurante está ligada a la vida de este hombre, quien llegó al país hace aproximadamente 37 años, conoció a una barranquillera, se enamoró y formó una familia. Con el pasar de los años, su sueño de abrir un establecimiento comercial que representara su cultura se hizo realidad.
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“Cheboludo no era solo un negocio, era mi forma de compartir con Barranquilla la cultura y los sabores de mi tierra”, dijo el hombre. Desde su apertura, el local no solo fue un lugar para disfrutar de la comida argentina, también fue punto de encuentro para sus amigos.
Su familia tenía el anhelo de ofrecer parte de su cultura a la ciudad, por lo que surgió en un momento de incertidumbre. En un principio se pensó en abrir un negocio de comida rápida; sin embargo, encontraron un lugar que superó sus expectativas y apostaron por algo mucho más grande. “Fue un salto de fe”, recordó.
Decidieron entonces crear el restaurante con la ayuda de sus amigos, quienes tenían experiencia en el negocio gastronómico. Fue un riesgo financiero, pero terminó convirtiéndose en uno de los lugares más emblemáticos de Barranquilla.
Tenía locales en la Carrera 46, la Carrera 60 y el Centro Comercial Viva, ganándose el corazón de los ciudadanos. Debido al ambiente familiar que proyectaba el lugar, además de la pasión con la que Gabriel cocinaba, los clientes se volvieron sus amigos. “No tengo muchos clientes, todos son amigos”, comentó.
Sin embargo, el restaurante enfrentó varias dificultades a lo largo de los años. “Aguantamos la pandemia. Le ganamos a la pandemia y seguimos luchando”, contó el dueño al recordar que fue un momento duro para el sector gastronómico.
Por otro lado, en los meses posteriores, la situación cambió de manera radical, como resultado de los problemas que tuvo con un socio, y las elevadas tarifas de energía, el negocio se ahogó financieramente.
En el video de despedida que publicó en sus redes sociales se muestra a funcionarios de la empresa Air-e trabajando en la terraza del restaurante. “Este socio aparece una vez al mes, buscando un recaudo altísimo”, subrayó, refiriéndose a los recibos que no puede seguir pagando.
Pero a pesar de la tristeza que tiene él y su familia por cerrar el negocio de sus sueños, Gabriel no pierde la esperanza. “Cheboludo es el amor que yo tengo por Barranquilla y por mis amigos”, dijo con convicción.
El hombre prometió que regresarán más fuertes, su próxima apuesta será una “cocina oculta”, en la que continuará con la preparación de característicos platos para que los ciudadanos continúen disfrutando de la gastronomía argentina desde casa. “Voy a su casa y les cocino”, afirmó.
Gabriel concluyó su mensaje de despedida al asegurar que “Cheboludo se reinventa”. Ante esto, las reacciones en redes sociales no se hicieron esperar. “Grande Che, Barranquilla te ama y cuenta con todo nuestro apoyo. Hoy por ti, mañana por cualquiera de nosotros. En Barranquilla nos ayudamos todos”; “Aire está ahogando a Barranquilla”; “la comida se prepara en el corazón, nunca pasa de moda. Esperando coordenadas para pedir”; “ojalá esa pausa sea corta”; “cheeee a prepararse para grandes cosas”, son algunos de los comentarios que se lee en la publicación.