El atentado ocurrido en Puerto Jordán, Arauca, perpetrado el 17 de septiembre de 2024, marcó el fin del proceso de paz entre el Gobierno nacional y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), lo que generó una grave crisis de seguridad y múltiples reacciones políticas a nivel nacional.
El ataque, realizado con una volqueta cargada de cilindros bomba que fueron lanzados contra una base militar, dejó como resultado la muerte de dos soldados, Julián Patiño y Bairon Correa, y más de 25 miembros de las Fuerzas Armadas heridos. Este acto fue atribuido al Frente de Guerra Domingo Laín Sáenz, una estructura del ELN que opera en la región, según confirmó el almirante Francisco Cubides, comandante de las Fuerzas Militares.
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El presidente Gustavo Petro expresó su indignación durante un acto público en la Casa de Nariño, en la noche del mismo día del atentado. El mandatario, al reflexionar sobre la viabilidad de continuar con los diálogos de paz, señaló que era “una acción que cierra un proceso de paz con sangre”, en clara referencia a lo sucedido en el atentado de la escuela de policía General Santander en 2019. Aunque sus declaraciones no oficializaban el fin de las negociaciones, dejaron entrever que el proceso estaba en grave peligro.
Finalmente, el 18 de septiembre, la administración gubernamental emitió un comunicado oficial anunciando la suspensión de los diálogos con el ELN. En el documento, la Delegación de Paz del Gobierno expresó su rechazo absoluto al ataque y manifestó su solidaridad con las familias de las víctimas.
“Durante estos meses el Gobierno ha hecho llegar al ELN múltiples propuestas. Hoy el proceso de diálogos queda suspendido. Su viabilidad está severamente lesionada, y su continuidad solo puede ser recuperada con una manifestación inequívoca de la voluntad de paz del ELN”, se lee en el comunicado.
Reacciones políticas: diversas posturas ante la crisis
Este abrupto giro en las negociaciones generó una oleada de reacciones en el ámbito político, tanto de líderes afines al Gobierno como de sectores opositores. Uno de los primeros en pronunciarse fue Roy Barreras, embajador de Colombia ante Londres, que, desde su cuenta en la red social X, expresó su convicción de que la paz debe seguir siendo el objetivo primordial.
“La Paz se hace. La Paz salva vidas. Algo haremos para mantener viva la posibilidad de la Paz”, se lee en su mensaje, que refleja un tono de esperanza y de compromiso por parte del Gobierno para mantener abierta la posibilidad de un diálogo futuro, a pesar del revés sufrido.
Por su parte, el senador Ariel Ávila, de la Alianza Verde, ya había anticipado la posible suspensión del proceso de paz en varias intervenciones. En su cuenta de X, escribió: “El proceso con el ELN está desgastado y lo más seguro es que el Gobierno se levante de la mesa”, reafirmando su escepticismo sobre la posibilidad de que la guerrilla demostrara una voluntad real de paz.
En una entrevista concedida a Caracol Radio, Ávila enfatizó que las acciones violentas del grupo guerrillero estaban minando la confianza en el proceso, y que era previsible que el Gobierno tomara la decisión de suspender las negociaciones.
“La consideran errónea algunos, mientras que otros creen que era lo que debía hacerse: realizar negociaciones en el sur de Nariño con el frente Comuneros del Sur para avanzar en un acuerdo. El ELN siente que eso los divide. Entonces, ese proceso de paz está herido de muerte, y esto prácticamente son las exequias del mismo. Será muy difícil recuperarlo”, mencionó el senador.
Desde la oposición, la senadora Paola Holguín, del Partido Centro Democrático, no tardó en señalar lo que considera una promesa incumplida por parte del gobierno de Petro. En su cuenta de X, la congresista uribista afirmó: “La paz con el ELN, otra promesa incumplida del gobierno Petro”, lo que reflejó la crítica recurrente de los sectores conservadores frente a la política de paz del Ejecutivo.