En Tadó, Chocó, vive la mujer más pequeña de Colombia y, probablemente, del mundo. Se trata de Yorleana Mosquera Gómez, una joven de 20 años que apenas mide 58 centímetros de altura, lo que quiere decir que tiene menos estatura que la mujer que hoy ostenta el récord Guinness a nivel global: la actriz india Jyoti Amge, que mide 62,8 centímetros.
Su poco crecimiento se debe a que padece de enanismo, una condición de salud que, según Mayo Clinic, la mayoría de las veces se debe a un trastorno genético aleatorio que se evidencia en el esperma del padre o en el óvulo de la madre. Pero, el problema no solo recae en tener una baja estatura, sino en afectaciones a la salud que enfrentan quienes lo padecen.
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En el caso de Yorleana, fue su madre la que empezó a notar su falta de crecimiento. “Nació común y corriente y yo me acostaba con mi hija... Yo antes decía en mi mente: pero Yorleana en vez de estirar se va poniendo más chiquita”, contó Rosa Onny Gómez, madre de la joven de 20 años, en el programa Los Informantes.
Las teorías del enanismo de Yorleana: maleficios y caídas
Desde entonces, las dudas sobre la condición de salud de la joven han estado presentes. Su madre ha sido cuestionada al respecto en múltiples ocasiones por curiosos que han querido indagar en las razones por la cuales su hija no superó los 58 centímetros de estatura. La teoría que ha surgido al respecto es que una caída en la niñez le puso provocar dificultades para crecer.
“Alguien me dijo ‘cuando usted dio luz a la niña, ¿ella se le cayó de la cama?’, entonces dije yo ‘que yo sepa, no’. Pero mi otra hija, que está en la Policía, una vez la jaló y la dejó caer. Entonces dicen que por eso ella se quedó así”, contó la mujer al medio de comunicación citado.
Otra teoría que surgió está basada en el sufrimiento de Rosa Onny Gómez, que, teniendo seis meses de gestación, se separó del padre de Yorleana, porque este decidió formar otra familia. “Yo no comía, sino que me la pasaba llorando”, confesó. La abuela de su hijo le advirtió que esos sentimientos de dolor en pleno embarazo podrían afectar a la bebé que venía en camino: “No le puede crecer por estar sufriendo”, le dijo. “Dicho y hecho”, afirmó la mujer.
La tercera hipótesis se centra en un posible maleficio del que pudo haber sido víctima porque, cuando estaba embarazada, solía llamar “enanos” a los hijos de una mujer que conocía. Y, aunque le advirtieron que podría tener una hija aún más baja de estatura, siguió llamándolos así.
En todo caso, al nacer su hija y descubrir que padecía de enanismo, tuvo que enfrentarlo. El problema yace en que tiene extremidades que no solamente son cortas, sino que acrecen de fuerza. Además, su lengua permanece fuera de su boca y tiene dificultades para comunicarse mediante el habla. Tampoco puede caminar. Sin embargo, esta última discapacidad se debe a que, en una fiesta de cumpleaños a la que fue invitada, sufrió una fractura luego de que un niño cayera encima de sus pies. “No volvió a caminar más”, aclaró. A esto se suma que padece de asma y de sobrepeso, porque no puede realizar actividades físicas para mantenerse saludable.
Su diario vivir lo pasa con su familia, en su casa, y con un celular que maneja para entretenerse. No sabe leer, pero sí escribir su nombre, lo que le ayudó para tener su cédula de ciudadanía cuando cumplió la mayoría de edad. “Le dijeron que si sabía firmar. Todos los que estaban en la Registraduría se quedaron con la boca abierta al verla firmar su nombre completo”, contó su madre a Los Informantes.