Hombre murió electrocutado en Barranquilla por tratar de llevarse unos cables que habían quedado en la calle tras el fuerte vendaval

Barranquilla y varios municipios del departamento del Atlántico se encontraron sin servicio de energía eléctrica la mañana del martes debido a un fuerte vendaval que se produjo la noche anterior.

El incidente provocó caídas de árboles y postes, además de la explosión de transformadores que causaron daños en varias zonas, según lo informó El Heraldo.

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Autoridades locales y la Gobernación del Atlántico han iniciado un censo en los barrios más afectados para proporcionar asistencia. Durante las primeras horas de la jornada, las autoridades se dirigieron a la calle 79 con carrera 38, lugar donde un hombre perdió la vida tras manipular cables caídos en el suelo y sufrir una descarga eléctrica. Según vecinos del sector, la víctima aparentemente intentaba sustraer el cableado aprovechando la falta de energía.

Los uniformados de la Policía Metropolitana y el CTI llegaron al lugar de los hechos para realizar el levantamiento e inspección del cadáver. El episodio pone de manifiesto la gravedad de las consecuencias del vendaval que azotó el área, según datos proporcionados por las autoridades.

En Barranquilla, se registró que más de cincuente sectores sufrieron caídas de árboles, daños en redes eléctricas y techos volados, según datos consolidado por el Distrito, informó El Heraldo. Hasta las 10 de la noche del lunes, la Oficina de Gestión del Riesgo había reportado 152 casas destechadas, 145 árboles derribados—siete de estos de gran tamaño y seis postes caídos.

El informe de la Secretaría de Movilidad y la Policía de Tránsito destacó afectaciones en varias vías debido a los árboles caídos, solicitando a peatones y conductores transitar con precaución. Esta situación ha generado un notable caos en la movilidad dentro de la ciudad y sus alrededores, incrementando la necesidad de medidas de emergencia para restaurar la energía y normalizar el tránsito.

Barranquilla vivió momentos críticos el lunes 16 de septiembre debido a vendavales huracanados que azotaron la ciudad durante la tarde y la noche. Los fuertes vientos y aguaceros no solo causaron daños materiales significativos, sino también obligaron a un avión proveniente de Medellín a desviar su trayecto y aterrizar en Cartagena, informó Noticias Caracol.

Según se reportó, el vuelo tuvo dificultades para aterrizar en el Aeropuerto Internacional Ernesto Cortissoz debido a la intensa turbulencia causada por los fuertes vientos. Esto generó una situación de pánico entre los pasajeros, cuyo aterrizaje de emergencia se llevó a cabo en el Aeropuerto Rafael Núñez de Cartagena, añadió el reporte televisivo.

En tierra, los vendavales causaron estragos en diversos sectores de Barranquilla. Varios videos que circularon ampliamente en redes sociales mostraron techos desprendidos, árboles volcados sobre vehículos y calles, y daños en las fachadas de edificios y establecimientos comerciales. Los residentes compartieron estas imágenes en plataformas como Facebook y WhatsApp, donde rápidamente se viralizaron.

Las autoridades locales reportaron múltiples emergencias y un panorama desolador tras la tormenta. José David Rodríguez, en su cobertura para Infobae, describió escenas donde se podían ver estructuras afectadas y señas de la magnitud del fenómeno climático. No se detalló el número de viviendas afectadas, pero la situación reflejó la vulnerabilidad de la infraestructura local ante estos fenómenos naturales.

La intensidad de los vientos huracanados fue tal que afectó la rutina diaria de la población y comprometió la seguridad en los desplazamientos aéreos y terrestres. Aunque no se dieron detalles adicionales sobre heridos o víctimas, los daños materiales fueron una muestra clara del impacto de la tormenta en la ciudad.

La emergencia climática sirve como recordatorio de la necesidad de prepararse adecuadamente para estos eventos naturales y de implementar medidas preventivas que minimicen su impacto. Las imágenes y testimonios compartidos por los residentes de Barranquilla ilustran la urgencia de desarrollar infraestructuras más resilientes y protocolos de respuesta rápida para situaciones similares en el futuro.