Los secretos de Laura Escobar, de las “vacaciones” en La Catedral a los juegos con los sicarios del cartel de Medellín

La hija de “El Osito” indicó que en ese momento era más importante pasar tiempo en familia que el lugar en el que estaban

La hija de "El Osito" rompió el silencio - crédito Colprensa/@Conductadelictiva/YouTube

Tras la muerte de Pablo Escobar en 1993, su familia se alejó de la opinión pública y mientras su esposa e hijos se radicaron en Argentina para luego contar sus secretos en libros o documentales, los demás integrantes de su núcleo cercano siguieron en el anonimato.

Una de ellas fue Laura Escobar, hija de Roberto Escobar Gaviria alias “El Osito”, que en una entrevista con Conducta Delictiva decidió hablar sobre sus secretos sobre el cartel de Medellín y lo que fue su vida como la sobrina del mayor narcotraficante del mundo.

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En primer lugar, Laura habló sobre la distancia que existe entre su hermano Nicolás Escobar y su padre, y reveló detalles de la pelea que sostuvieron, lo que provocó que ella y sus hijos también perdieran contacto con “El osito”.

“Ha sido complicado, cuando mi padre comienza a contar su historia, lo apoyamos con mi hermano, eso se fraccionó y hoy mi hermano y mi padre tienen una guerra casada, porque mi papá trató muy mal a mi mamá, para nosotros es el ser más hermoso. Mi papá está alejado de toda mi familia, nadie tiene contactó con mi papá, mi primo no le habla, mis tías tampoco, mis hijos tampoco. El abuelo es un poco complicado”.

Laura Escobar reveló detalles de su vida como sobrina del capo - crédito Zazza el italiano / YouTube

Sobre su infancia, recordó que al tener padres separados, visitar a Roberto era un problema por la seguridad de ella y su hermano; sin embargo, debido a que era una niña, no era consciente de que su padre y tío eran criminales buscados no solo por las autoridades.

“Nunca vas a entender que estás en una situación de peligro, no sabíamos que era una guerra, pero un día salimos y explotó un carrobomba, ahí sí entendí que estábamos en guerra. No teníamos un hogar, teníamos que estar de una casa a otra. Yo me volaba de mis escoltas para ir a comerme un helado”, indicó Laura Escobar.

La sobrina del capo se autodenominó como una niña caprichosa, que entendió la vida que tenía cuando “Arete”, uno de los lugartenientes del cartel de Medellín, le dijo: “No necesitamos pataletas, necesitamos que ayude”.

En ese aspecto, Laura mencionó que en la actualidad entiende las muertes que provocaron su padre, su tío y los hombres (sicarios) con los que en más de una ocasión jugó porque no podía invitar amigos a su casa. “Íbamos a las fincas, a jugar, montar en moto, a caballo, armar la casita, ese tipo de cosas”.

Laura es hija de Roberto Escobar Gaviria, alias "El Osito" - crédito @ConductaDelictiva/YouTube

Laura Escobar habló sobre el tiempo que su padre estuvo en la cárcel de La Catedral, revelando que además de las visitas legales, en más de una ocasión pasaron “vacaciones” en ese lugar.

“Llegábamos a un lugar, en camiones de doble fondo nos llevaban y dormí muchas veces en la cárcel, en vacaciones, la Navidad ahí, dormíamos en la cárcel, era para estar con la familia, compartir con la familia”.

Sobre los lujos que tenía Pablo Escobar en ese sitio, Laura indicó que hay aspectos falsos que se afirmaron en los medios, pero otros que eran ciertos y hacían parte de la vida “normal” de un Escobar.

“Piso en mármol no había, pero las habitaciones eran lindas, tenían turco, el tío tenía su barra americana, una empleada, había un chef, era como las comodidades normales que teníamos nosotros en ese momento. Mi hermano nunca amaneció en la cárcel, mi otro hermano sí, mis primos, las familias de las otras personas también”.

Por último, se identificó como una víctima del narcotráfico, puesto que tuvo que ver morir a su abuelo materno por ser conocido del cartel de Medellín e indicó que a pesar de que han pasado más de 30 años desde la muerte de su tío, aún es precavida con su seguridad.

“Nunca le he hecho daño a nadie, mi familia vive tranquila, pero uno nunca deja de cuidarse, eso ya es un instinto, no le cuento a la gente donde vivo, tomo rutas alternas, que la mayoría de personas no sepa donde estoy, ni mi familia sabe donde vivo, por mi seguridad y la de mis hijos. El dinero era del tío, cada uno trabaja para no acabar su capital, de una u otra manera, han pasado muchos años, nadie de mi familia trabaja con drogas”.