El choque entre el presidente Gustavo Petro y el presidente del Congreso, Efraín Cepeda, amenaza con obstaculizar la aprobación de varias reformas clave del Gobierno.
El conflicto se intensificó a raíz de la discusión sobre el Presupuesto General de la Nación (PGN) para 2025, generando desconfianza entre los dos poderes.
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La relación deteriorada entre la cabeza del poder Ejecutivo y la del Legislativo se desmoronó en menos de una semana. La divergencia tuvo su origen a las pocas horas de que Cepeda se reunió con Petro en la Casa de Nariño. Este desencuentro podría complicar el avance de la agenda legislativa del Gobierno y alejar más el ambicionado acuerdo nacional.
El viernes 13 de septiembre, el Gobierno presentó en la Comisión Séptima de la Cámara su proyecto de reforma a la salud, el cual ya tuvo su primer intento fallido en el Senado. La situación se agrava dado que la iniciativa debe pasar múltiples debates en la Cámara y, de obtener apoyo, llegará al Senado, donde Petro no tiene mayorías claras. Algo similar ocurre con la reforma laboral, que se encuentra estancada en la plenaria de la Cámara.
Las tensiones aumentaron aún más después de que Cepeda y Petro intercambiaran mensajes en sus cuentas de X, criticándose mutuamente. Cepeda, que inicialmente decidió no pronunciarse sobre el conflicto, cambió de parecer, lo que avivó aún más la discordia.
Diversas colectividades han manifestado su malestar frente al choque, especialmente luego de que Petro, durante un discurso en Armenia, insinuara que hay sectores interesados en que su mandato termine antes. El Partido Conservador, anteriormente liderado por Cepeda, calificó de “temerarias” e “incoherentes” las acusaciones de Petro. Cambio Radical y el Partido Liberal también expresaron su solidaridad con Cepeda y rechazaron las palabras del presidente.
El senador Nicolás Echeverry, del Partido Conservador, comentó que la pugna pone en riesgo no solo las reformas de Petro, también el respeto mutuo entre el Congreso y el Ejecutivo, indicando que se aleja la posibilidad de un acuerdo nacional.
Los congresistas afines a la administración de Petro también son conscientes del impacto que esta disputa podría tener sobre el paquete de reformas del Gobierno. Algunos han optado por mantener silencio para no agravar la situación. Sin embargo, Jaime Raúl Salamanca, presidente de la Cámara y candidato del Gobierno para ese cargo, se mostró optimista sobre una posible mejora en las tensiones si prevalece la razón.
Desde Florencia (Caquetá), Petro acusó a Cepeda de traición. Según el presidente, le había solicitado apoyo para un proyecto tecnológico en Barranquilla, pero al día siguiente se sintió “apuñalado por la espalda” al escuchar declaraciones contradictorias de Cepeda.
El quiebre se gestó el 6 de septiembre en Medellín durante el Congreso Empresarial de la Andi, donde Cepeda aseguró haber tenido una buena reunión con Petro en la casa de Nariño el día anterior. Sin embargo, Cepeda se sorprendió a Petro al anunciar en un evento de la Andi que tenía la intención de hundir una reforma tributaria que el Gobierno planeaba presentar después de aprobar el presupuesto de 2025. Estas declaraciones fueron percibidas como una traición por parte de Petro, según afirmó el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo.
Entre tanto, el jefe de la cartera de Hacienda, Ricardo Bonilla, acusó a la Comisión Tercera del Congreso, de la cual forma parte Cepeda, de estar radicalizada al solo aceptar una propuesta de presupuesto de $511 billones, rechazando incluir $12 billones destinados a una ley de financiamiento.
Con ambos bandos en desacuerdo y sin una resolución clara a la vista antes del 15 de septiembre, el proyecto de presupuesto comenzará su curso en el Capitolio. Los legisladores fueron citados nuevamente para discutir la reforma tributaria la próxima semana.
El senador Carlos Motoa, de Cambio Radical, afirmó que constitucionalmente no hay ninguna norma en Colombia que permita que el presidente del Congreso reemplace al presidente de la República, en respuesta a las declaraciones de Petro sobre una posible sucesión por parte de Cepeda.
Ante toda esta situación, la confianza entre el Legislativo y el Ejecutivo sigue debilitándose, generando más obstáculos para las reformas del Gobierno de Petro y dejando en el aire los esfuerzos por un “acuerdo nacional”.