El 25 de enero de 2024 se estrenó la serie Griselda en Netflix, que se basó en la vida de una de las primeras mujeres que ingresó al mundo del narcotráfico y que, debido a su maldad y poder, llegó a ser llamada “La Madrina” y “La viuda negra”.
El audiovisual que protagonizó Sofía Vergara hizo que el mundo conociera a la mujer que se presume ingresó a Pablo Escobar a los negocios ilícitos, pero también provocó que algunas personas entendieran que el narcotráfico no comenzó con el líder del cartel de Medellín, sino varios años atrás.
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La historia de Griselda Blanco ya había sido contada por el periodista José Guarnizo, que además de ser el director de Vorágine, ha profundizado en los secretos de “La Madrina” en el libro biográfico y en 2024 vuelve a presentar una obra sobre la criminal, pero esta vez desde los testimonios e historias de sus víctimas.
De esta forma surgió Griselda: sus verdaderas víctimas y en diálogo con Infobae Colombia, José Guarnizo abordo los aspectos principales del libro que presentó el 14 de septiembre en la Fiesta del libro de Medellín.
¿Por qué presentar el libro en la Fiesta del libro de Medellín y no durante el auge de la serie?
“Nos parece que la fiesta del libro es maravillosa, estudie en la Universidad de Antioquia, entonces, es un libro que toca las fibras en Medellín, porque la mayoría de hechos ocurren en una Medellín que se percibe lejana, ya casi nadie se acuerda de eso, entre otras cosas, porque la figura de Pablo Escobar fue tan siniestra, tan fuerte, que termino ensombreciendo un poco lo que paso antes. Justamente Griselda es un personaje que de alguna manera vivió otra época, estamos hablando de finales de los años 60, principio de los 70, cuando en Colombia aún no se había apoyado la tragedia que terminó siendo el narcotráfico”.
‘¿Qué pueden encontrar los lectores en este libro que no se hayan contado antes sobre Griselda Blanco?
“Este libro es una investigación periodística, tiene un montón de datos de ella, protagonistas, testimonios de personas que vivieron esa época, que sobrevivieron a esa época donde empezó el sicariato en motos, las vendettas, cuando alguien decidió llevar cocaína a los Estados Unidos, archivos desclasificados de la DEA que muestran como un personaje como Griselda Blanco, en los 70 llevó cocaína en el Buque Gloria de la Armada Nacional a Nueva York”.
El libro también ayuda a que se entienda que el narcotráfico no comenzó con Pablo Escobar, sino que hubo varios antes de él
“Yo lo llamaría pioneros en términos de lo que implica para el país el comienzo de este negocio ilegal. En todos estos hechos hay puntos claves que se repiten y se repiten con los años, un poco el interés de escribir este libro es conocer de dónde viene todo esto, que fue lo que paso, que fue lo que hizo clic en una región como Antioquia con este negocio que comenzó a dejar muchas víctimas, las víctimas que comienzan con Griselda Blando. La historia de Griselda no es la de una diva, es la de una mujer que inicio con este negocio y a la que se le pueden adjudicar centenares de muertos, entonces, esto no es una película de acción, no es un producto de entretenimiento, es una investigación sobre una mujer que fue asesinada en 2012, pero antes pudo volver a Colombia y no tener reseñas en la policía a pesar de que en los años que vivió acá tuvo cuentas pendientes. Ella vivía en la loma de El Tesoro, en El Poblado, sin que nadie lo supiera, allí vivió varios años y vivía como una señora rica, no como la que llegó a tener en su momento, pero seguía viviendo de las propiedades, de los arriendos y podía abrir cuentas a su propio nombre”.
¿Por qué abordar la historia de una criminal desde las víctimas?
“Yo siento que hay una situación que se repite en el conflicto armado colombiano, personas que fueron víctimas se vuelven en victimarios y viceversa. Haciendo este libro, en esa época vivía Popeye, que no me parecía interesante porque había sido entrevistado por todo el mundo, dijo un par de mentiras, pero nadie le había preguntado por Griselda Blanco. Fui a la cárcel de Cómbita, en Boyacá, por erro seguí al lugar en el que vivía y yo no podía estar allá, ahí vi a alguien conocido, no recordaba quién era, después caí en la cuenta de que era alias Sebastián, uno de los jefes de la oficina, era un pelado que iba a ser extraditado. Eso me dejo entender cómo Popeye podría ser el abuelo de Sebastián, como es una historia de no terminar, siempre aparecen uno, dos o tres capos, se mantiene el esquema de intentar violar la ley bajo la premisa de la avaricia, del dinero fácil”.
¿Qué te quedó de la investigación sobre las víctimas de Griselda a nivel personal y profesional?
“El libro está escrito en primera persona porque puse impresiones de lo que iba encontrando, algo que me marcó fue encontrar el expediente de un cadáver de un niño de tres años que fue asesinado por Griselda, esa foto me impactó. Años después, encontré al padre de ese niño, habían pasado más de 30 años del homicidio, se llamaba “Chucho Castro”, que Griselda lo buscó para matarlo, pero termino matando al niño, esa escena incluso hace parte de la serie de Sofía Vergara. Me impresionó que cuando lo entreviste, estaba mal en una casa de barrio Antioquia y cuando le mencione al niño se puso a llorar, eso no se supera nunca en la vida, se termina convirtiendo en un círculo vicioso de muertos. En Colombia se ha derramado muchísima sangre por el narcotráfico y eso es una cosa que no se nos puede olvidar. Pablo Escobar no puede ser considerado un Robin Hood, los colombianos nos tendríamos que negar a eso, a Pablo Escobar se le pueden adjudicar casi que 4.000 muertos, que quiere decir eso, que hay casi 4.000 familias que sufrieron por esto, que es un tema muy sensible”.
¿Con este libro cierras un círculo de tu vida?
“Yo creo que sí, fueron muchos años, no todos los años solo hice eso, pero es un libro que se hizo en el lapso de 12 años, siempre una parte y así, ahora escribo sobre un político que asesinaron, pero que también termina siendo un retrato de la Colombia del poder, que ha gravitado en las sombras y de alguna manera llevan los hilos de esta Colombia”.
¿Por qué crees que es importante abordar este tipo de historias?
“El tema del narcotráfico, siento que hay un agotamiento de los colombianos, sobre todo por la caricaturización que se hizo de un tema tan doloroso, pero que a mí me parece tan necesario, yo diría que sobre todo desde el periodismo, no podemos hacer de cuenta que no existe, que no paso, una de las riquezas que puede entregar el periodismo narrativo es escarbar en nuestro pasado y mirar esos fenómenos de violencia con la seriedad del caso. Hay una tendencia de llevarlo a la televisión, pero yo te digo, Griselda no es una heroína, es todo lo contrario, esa caricaturización ha generado agotamiento, desde el periodismo es importante mirar estos fenómenos para entender el dolor, el camino que hemos transitado hasta este momento”.