Estos serían los nexos de Alberto Fujimori con las Farc, una de las historias más relevantes de corrupción en Latinoamérica

El legado de Fujimori está marcado por su implicación en uno de los fraudes más notorios en la historia política de América Latina

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Fujimori anunció con gran bombo que el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) había desarticulado una red de contrabando de armas que abastecía a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) - crédito montaje Infobae (Colprensa/EFE)
Fujimori anunció con gran bombo que el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) había desarticulado una red de contrabando de armas que abastecía a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) - crédito montaje Infobae (Colprensa/EFE)

El 11 de septiembre de 2024, Alberto Fujimori, expresidente de Perú, falleció a causa de un cáncer, un hecho que revitalizó el interés en uno de los episodios más oscuros de su administración: el escándalo del Plan Siberia. Este episodio, que comenzó a desarrollarse en 2000, dejó una marca imborrable en la historia política de Perú y Colombia.

En agosto de 2000, en un acto público junto a su asesor Vladimiro Montesinos, Fujimori anunció con gran bombo que el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) había desarticulado una red de contrabando de armas que abastecía a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc).

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La caída en desgracia de Fujimori fue rápida. El 19 de noviembre de 2000, renunció a la presidencia desde Japón - crédito Francisco Medina/REUTERS
La caída en desgracia de Fujimori fue rápida. El 19 de noviembre de 2000, renunció a la presidencia desde Japón - crédito Francisco Medina/REUTERS

Según su relato, las armas, adquiridas en Jordania, eran transportadas por las Islas Canarias y Guyana antes de ser lanzadas en paracaídas en territorio colombiano, específicamente en la zona de Barrancominas, en el departamento de Guainía. Luego, se suponía que el avión que transportaba las armas, disfrazado de carguero de madera, aterrizaba en Iquitos, Perú.

El Plan Siberia fue presentado como un triunfo estratégico en la lucha contra el terrorismo en América Latina, y se utilizó para mostrar el compromiso del Gobierno peruano con la seguridad regional. Sin embargo, pronto se descubrió que esta operación no era lo que parecía. Una investigación reveló que el supuesto Plan Siberia era en realidad un elaborado fraude diseñado para encubrir la verdadera implicación de Fujimori y Montesinos en el tráfico de armas.

El escándalo se desveló cuando el libanés Sarkis Soghanalian, colaborador de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), confesó que él había coordinado la venta de fusiles AK-47 directamente con el régimen peruano. En lugar de ser una operación para combatir el tráfico de armas, el plan era un intento de desviar la atención de la verdadera implicación de Fujimori y Montesinos en la venta de armas a las Farc. Se descubrió que el teniente del Ejército José Aybar, quien fue falsamente acusado de dirigir la operación ilegal, no era el responsable. En cambio, Montesinos estaba detrás de la operación.

La verdadera dimensión del escándalo también fue evidente en las acusaciones del entonces presidente colombiano Andrés Pastrana - crédito Colprensa
La verdadera dimensión del escándalo también fue evidente en las acusaciones del entonces presidente colombiano Andrés Pastrana - crédito Colprensa

La magnitud del fraude quedó expuesta en 2006, cuando Montesinos fue condenado a 20 años de prisión por su papel en el tráfico de armas, junto con otros 35 implicados. Sin embargo, la verdadera dimensión del escándalo también fue evidente en las acusaciones del entonces presidente colombiano Andrés Pastrana. En su libro Memorias Olvidadas, Pastrana reveló que el narcotraficante brasileño Fernandinho había obtenido la droga necesaria para pagar al gobierno peruano por las armas, en un esquema que en realidad había rearmado a las Farc en lugar de debilitar su capacidad militar.

Este escándalo no solo afectó a la política interna de Perú, también tuvo repercusiones internacionales. En octubre de 2000, apenas dos meses después del anuncio del Plan Siberia, Pastrana confrontó a Fujimori en una cumbre en Brasilia. Pastrana expresó su indignación por lo que describió como un acto perverso, acusando a Perú de haber servido de intermediario clandestino para rearmar a un grupo guerrillero en Colombia. La furia de Pastrana reflejaba el malestar de la comunidad internacional frente a las maniobras de Fujimori y Montesinos.

El legado de Fujimori está marcado por su implicación en uno de los fraudes más notorios en la historia política de América Latina - crédito Peter Morgan/REUTERS
El legado de Fujimori está marcado por su implicación en uno de los fraudes más notorios en la historia política de América Latina - crédito Peter Morgan/REUTERS

La caída en desgracia de Fujimori fue rápida. El 19 de noviembre de 2000, renunció a la presidencia desde Japón, tras la revelación de la corrupción sistemática en su gobierno. El escándalo del Plan Siberia fue un factor decisivo en su caída, y la noticia de su muerte trajo nuevamente al primer plano la historia de corrupción y encubrimiento que hizo parte su presidencia.

El legado de Fujimori está marcado por su implicación en uno de los fraudes más notorios en la historia política de América Latina. Su administración, que comenzó con promesas de reforma y lucha contra el terrorismo, terminó envuelta en un escándalo de tráfico de armas que desafió la confianza en las instituciones peruanas y reveló el alcance de la corrupción en su gobierno.

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