José Obdulio Gaviria protagonizó una reacción polémica en 2003 tras una columna de opinión que comparaba al entonces presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, con Alberto Fujimori, exmandatario del Perú fallecido el 11 de septiembre.
En respuesta a la crítica de María Emma Wills, que cuestionó los actos populistas del entonces presidente colombiano, Gaviria publicó en El Tiempo una columna defendiendo fervientemente a Uribe en la que rechazaba cualquier analogía con el exmandatario peruano.
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Maria Emma Wills, académica y feminista, escribió en el periódico ONU criticando que las políticas de Uribe mostraban signos de autoritarismo y desconfiaban profundamente de los partidos y las instituciones representativas, comparando estas acciones con las prácticas de Alberto Fujimori, que enfrentó múltiples denuncias de violaciones. a los derechos humanos.
José Obdulio Gaviria, conocido por ser el ideólogo principal del gobierno de Uribe, se mostró indignado y argumentó que las comparaciones eran mecanicistas e insensatas.
“¿Cómo puede hacerse comparación mecánica entre un líder formado en la democracia y el antitotalitarismo, con un vecino que apenas si conocía de lejos un partido y cuyos referentes eran el Imperio del Sol Naciente o las dictaduras militares? Decir que Uribe, como Fujimori, desconfía profundamente de los partidos y de las instituciones representativas no es una crítica; es una afirmación panfletaria, medio insensata, que merecería inclusión en cierto libro de Paul Tabori, de cuyo título no quiero acordarme -o, para ser sincero, cuyo título no quiero citar”, dijo Gaviria en su columna de El Tiempo.
En su réplica, sostuvo que el pensamiento político de Uribe era fundamentado en figuras y episodios históricos colombianos, incluyendo a personajes como Rafael Uribe Uribe y Simón Bolívar, y lo elogió colocando sus consejos comunitarios a la altura de las prácticas comunitarias del filósofo Rousseau en el siglo XVIII. Según Gaviria, sugerir que Uribe podía devenir en un dictador era una afirmación panfletaria.
En este entorno, Gaviria tenía una fuerte presencia en los medios, desde donde atacaba a los opositores del uribismo. La época fue marcada por sus artículos polémicos el diario citado, desacreditando a críticos, como Claudia López, investigadora de la Fundación Nuevo Arco Iris, y persiguiendo a periodistas, como Rodrigo Pardo y Patricia Lara, quienes finalmente cerraron la revista Cambio bajo intensa presión.
La década del 2000 fue un período de divisiones profundas en Colombia, donde la retórica de guerra contra la guerrilla se entrelazaba con la narrativa política. Con Uribe disfrutando de una favorabilidad superior al 70%, sus opositores asociaban sus métodos con características ominosamente autoritarias.
María Emma Wills advirtió sobre los peligros y excesos que podrían transformar a Colombia en un estado reeleccionista y amenazante para las libertades constitucionales.
Con el paso del tiempo, Alberto Fujimori fue condenado en Perú por abusos de derechos humanos y corrupción, aunque todavía mantenía un sector de seguidores que le reconocían logros en su lucha contra el terrorismo. En contraste, dentro del escenario colombiano, persiste el debate sobre el legado de Uribe y las características fujimoristas en su administración, especialmente entre aquellos críticos que ven peligros en la centralización del poder y el desdén por las instituciones democráticas.
Antes de su muerte Fujimori denunció beneficios políticos para exguerrilleros del M-19 en colombia
En mayo de 2024, el expresidente peruano Alberto Fujimori criticó duramente al presidente Gustavo Petro al cuestionar que un “guerrillero” se convirtiera en líder de Colombia tras un Acuerdo de Paz con grupos armados ilegales.
Fujimori recordó que Petro pertenecía a las filas del M-19, una guerrilla que tuvo un papel destacado en la historia violenta de Colombia durante las décadas anteriores al Acuerdo de Paz. En su declaración, Fujimori afirmó que los terroristas “obtuvieron grandes beneficios” como resultado de dicho acuerdo, incluyendo el derecho a participar en política.
“Solo vemos lo que vive hoy día nuestro hermano pueblo de Colombia. El presidente hoy en Colombia fue un guerrillero del M-19, Gustavo Petro. Colombia se vio obligado a hacer un acuerdo de paz con el terrorismo. Y los terroristas que cometieron atentados. Obtuvo grandes beneficios, como el derecho a participar en política. El resultado es que hoy está en el poder un miembro del M-19″ , afirmó Fujimori.
Además, recordó la toma del Palacio de Justicia de 1985 llevada a cabo por el M-19, incidente que dejó un trágico saldo de 94 muertos. Fujimori mencionó que hace unos días, el presidente Petro pidió una bandera de ese movimiento para rendirle homenaje.
El expresidente también comparó la situación en Colombia con la que podría haber vivido Perú si no se hubiera ejecutado la operación Chavín de Huántar, llevada a cabo hace 27 años para rescatar a más de 70 rehenes secuestrados por el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (Mrta).
“A nosotros nos hubiera pasado exactamente lo mismo si no vencíamos a Sendero Luminoso y al Mrta. El terrorismo habría llegado al poder”, recalcó Fujimori, aludiendo a la posibilidad de que terroristas como Elena Iparraguirre, Miguel Rincón Rincón, Néstor Cerpa y Víctor Polay Campos hubieran asumido roles políticos significativos en Perú.
Fujimori expresó su alivio de que tal panorama no se hubiera materializado en su país, a pesar de lo que considera injusticias en su contra. Mencionó su caso en Pativilca , donde aseguró estar siendo remitido a prisión por un “inexistente crimen de lesa humanidad”. “Hoy los peruanos podemos vivir en paz” , concluyó el exmandatario.