El barrio María Paz, en la localidad de Kennedy (sur de Bogotá), perdió su tranquilidad ante la inseguridad y violencia que persiste en la zona, y aún más tras el atentado con una granada de fragmentación que dejó 10 personas heridas, cuatro hombres, dos policías y cuatro mujeres, una de las cuales perdió un ojo y se encuentra grave en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de la clínica de Occidente.
El hecho ocurrió hacia las 6:07 p. m. del martes 10 de septiembre, en la calle 38 sur con avenida Ciudad de Cali, donde dos sujetos a bordo de una motocicleta lanzaron el artefacto, estallando segundos después. A propósito, uno de los uniformados que resultó afectado por las esquirlas de la granada detalló los instantes previos a que ocurriera la tragedia.
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Se trata del patrullero Johan Trujillo, que aún se encuentra hospitalizado recuperándose de las heridas producidas por el atentado que, presuntamente, iba dirigido hacia los uniformados. Explicó que gritó lo que más pudo para alertar a la comunidad y a su compañero, al que prácticamente le cayó el artefacto en los pies.
“Observó un objeto que es lanzado hacia nosotros, cae prácticamente a los pies del compañero. Yo miro y evidencio que es una granada y grito no para alterar solo a mi compañero, sino para alterar a la ciudadanía que se encuentra alrededor. Grito ‘¡una granada!’ En ese momento nosotros nos retiramos y las personas que me escucharon, pues también hicieron lo mismo”, relató a Blu Radio.
Agregó que la granada tardó unos segundos en explotar, por lo que inevitablemente volteó a verificar si se trataba de este tipo de arma; además de percatarse que no hubiera población civil cerca para insistir en que se alejaran, pero fue ahí cuando estalló.
“(...) estaba con la psicosis de querer mirar si verdaderamente era una granada y verdaderamente la gente me había escuchado, pues para que huyera del sector. En el momento que volteo a mirar, la granada estalla y es ahí donde me alcanza las esquirlas, en mis piernas y en mi pie. Y el compañero en la parte de atrás de la cabeza”, contó el patrullero.
Gracias a la rápida reacción de Trujillo se pudo evitar una tragedia mayor; por ello no dudó en agradecer poder estar contando lo que sucedió. “Le doy gracias a Dios porque estamos vivos el día de hoy. Le doy gracias a Dios porque hoy estamos contando la historia”, puntualizó al medio citado.
Retaliaciones por no pagar extorsiones
De acuerdo con el testimonio de una habitante del barrio María Paz a City Tv, estos hechos estarían atribuidos a la negativa de la ciudadanía de pagar extorsiones y señaló con nombre propio las supuestas estructuras responsables. “Es claro, esto es una evidencia de que fueron los de Satanás o los del Tren de Aragua, esto es clarísimo. Porque últimamente ya nadie les quería dar plata, ya todos estábamos revelados y ya se había acordado que el que estuviera cobrando lo íbamos a denunciar”, expresó la mujer, que se desempeña como trabajadora sexual del sector.
La mujer agregó que tanto ella como sus compañeras de trabajo han sido amenazadas y agredidas cuando no cumplen con las cuotas extorsivas semanales pactadas. “Un grupo grande de mujeres de El Tren de Aragua. A la que no paguen, la cogen en gavilla. Son varias, cogen palos y con esos palos le pegan a las que no paguen”, sentenció la mujer al medio citado.
Cabe destacar que, la versión oficial que ha entregado el alcalde de la ciudad, Carlos Fernando Galán, es que se trataría de una retaliación contra la fuerza pública que opera en la zona. “Tienen que ver con una retaliación, creemos nosotros, por cuenta del impacto que ha tenido la política de seguridad que ha afectado estas estructuras criminales en territorio”, reveló.
Entre tanto, 70 comandos del Gaula Militar llegaron al barrio María Paz de la mencionada localidad para reforzar la seguridad tras el hecho violento.