Juan Carlos Meneses, excomandante del Distrito de Policía de Yarumal, Antioquia, fue citado a declarar en el Subcaso Antioquia del Macrocaso 08 en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
Este caso investiga los crímenes cometidos por la fuerza pública, agentes del Estado en colaboración con grupos paramilitares y terceros civiles durante el conflicto armado en Colombia, según una reciente decisión de la Sala de Reconocimiento de Verdad.
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El testimonio de Meneses es crucial debido a su rol entre 1992 y 1994 y el conocimiento que pueda tener sobre la dinámica del conflicto armado y la relación entre la fuerza pública y los paramilitares en Antioquia, informó la fuente.
En particular, se espera que Meneses aporte información sobre el grupo paramilitar conocido como Los Doce Apóstoles, con quienes se le vincula como presunto patrocinador. Este grupo, activo desde 1992, es responsable de al menos 533 asesinatos en varios municipios de Antioquia.
Un portavoz de la JEP subrayó la importancia del periodo 1992-1994 para entender y esclarecer las alianzas entre la Fuerza Pública, otros agentes estatales y el grupo de Los Doce Apóstoles y cómo estas influenciaron el proceso de expansión y consolidación de redes criminales que luego se estructurarían alrededor del Bloque Mineros.
Juan Carlos Meneses, quien ya enfrenta una condena de 27 años por homicidio, también es uno de los principales testigos de la Fiscalía en el caso contra Santiago Uribe Vélez, hermano del expresidente Álvaro Uribe Vélez.
La historia del grupo paramilitar Los Doce Apóstoles
Santiago Uribe se encuentra en el ojo del huracán judicial en Colombia. Desde el 17 de junio, cuando Juan Carlos Meneses, un excomandante de policía, reiteró ante la JEP que Uribe patrocinaba paramilitares, se ha acrecentado la tensión alrededor de sus actividades.
Según el medio Pares, Meneses afirmó que Santiago Uribe, hermano del ex presidente Álvaro Uribe, fundó un grupo paramilitar conocido como Los Doce Apóstoles en la finca La Carolina en Yarumal, Antioquia.
Behar se basó en los testimonios del mayor Juan Carlos Meneses, quien aseguró haber sido testigo de movimientos paramilitares en la propiedad. Meneses declaró que al llegar a Yarumal en 1993 para asumir como comandante de la policía, recibió instrucciones de colaborar con el grupo que hacía “limpieza social” en la región.
Meneses reveló a Behar que, al llegar a la hacienda, encontraba a gente armada con fusiles, uniformados y realizando entrenamientos. Este testimonio resultó primordial para reactivar el caso contra Santiago Uribe en 2010, que había sido archivado en 1999 por falta de pruebas.
De acuerdo al medio citado, Álvaro Uribe también es una figura central en este contexto. Proveniente de una familia propietaria de varias fincas en Antioquia, la historia se torna compleja tras el asesinato en 1983 de su padre, Alberto Uribe Sierra, en la hacienda Las Guacharacas.
Uribe, en sus campañas presidenciales, siempre afirmó que su padre fue víctima de las Farc, aunque no está claro si este grupo guerrillero fue realmente responsable.
En este entorno de poder y violencia, Los jinetes de la cocaína, un libro escrito por Fabio Castillo, descifra las conexiones de Uribe Sierra y, posiblemente, de su familia con el narcotráfico. Castillo sugiere vínculos directos con el Clan Ochoa, miembros del Cartel de Medellín. Esta relación, junto a otras investigaciones, pintan un cuadro inquietante de nexos entre figuras poderosas y actividades ilícitas.
Los relatos no se quedan solo en Meneses: otros testigos relevantes han aportado información. Uno de ellos es Salvatore Mancuso, exjefe paramilitar, y Eunisio Pineda Luján, quien trabajaba en La Carolina. La falta de un fallo definitivo después de años de audiencias muestra las dificultades legales y las posibles influencias políticas en Colombia.
Desde 1993, Meneses colaboró con el grupo Los Doce Apóstoles durante su breve periodo en Yarumal. Describió la colaboración casi conjunta entre la policía y los paramilitares, llegando a notar la estrecha relación y apoyo que recibían de figuras políticas de alto nivel. Según la fuente citada, entre los Doce Apóstoles había figuras tan variadas como un sacerdote apellidado Palacios, quien llevaba una pistola oculta en una biblia ahuecada.