Cada 10 de septiembre, el mundo se une para conmemorar el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, una iniciativa organizada por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) y respaldada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Este día busca concienciar sobre un problema global que afecta a más de 700,000 personas al año, con un alarmante 77% de los suicidios en países de ingresos bajos y medios. Según la OMS, por cada suicidio consumado, muchas más personas intentan quitarse la vida o sufren ideas suicidas graves.
Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la tasa de mortalidad por suicidio en América Latina ha ido aumentando, mientras que en todas las demás regiones y estados miembro de la OMS ha disminuido; destacando la urgente necesidad de hacer de la prevención del suicidio una prioridad en la región.
El lema del Día Mundial para la Prevención del Suicidio durante el período 2024-2026 es “Cambiar la narrativa”. Este enfoque propone derribar barreras, como el estigma asociado al suicidio, y fomentar una cultura de comprensión y apoyo. El objetivo es transformar la manera en que la sociedad percibe el suicidio, pasando de una cultura de silencio a una de apertura, empatía y diálogo.
Como describe el profesor Rory O’Connor, presidente de la IASP: “La prevención del suicidio es una responsabilidad colectiva, y juntos podemos crear un mundo donde cada vida sea valorada y apoyada”.
Suicidio en Colombia: un panorama alarmante
En Colombia, los datos son alarmantes. Según un informe del Instituto de Medicina Legal correspondiente al primer trimestre de 2024, se registraron 712 casos de suicidio, de los cuales 205 fueron cometidos por jóvenes entre los 18 y 28 años, y 186 por personas de entre 29 y 44 años.
El Ministerio de Salud, en colaboración con el Centro Nacional de Consultoría, realizó una encuesta en 2023 para actualizar la Política Nacional de Salud Mental, que reveló que el 66,3% de los colombianos mayores de 18 años han experimentado algún problema de salud mental a lo largo de su vida. Este porcentaje es significativamente mayor en mujeres (69,9%), con un aumento notable entre las jóvenes de 18 a 24 años, donde el 75,4% reporta haber enfrentado problemas de salud mental.
Uno de los hallazgos más preocupantes de la encuesta es que el 44,5% de las personas identifica la casa como el lugar más propenso a generar problemas de salud mental. Esta cifra es mayor entre las mujeres, lo que revela la vulnerabilidad que muchas personas sienten en el hogar, el lugar que debería ofrecer mayor protección.
2022: el año con más intentos de suicidio en Colombia
Entre 2021 y 2022, los intentos de suicidio en Colombia aumentaron un 25%, con una tasa de 72.2 intentos por cada 100.000 habitantes. La pandemia de covid-19 fue un factor importante en este incremento, ya que en 2022 se registraron 37,274 intentos de suicidio, de los cuales el 39% involucraron a menores de edad.
Ese mismo año, Colombia reportó 2.835 muertes por suicidio. De estas, 2.253 (79%) fueron hombres y 582 (21%) mujeres. Dentro de estas cifras se incluyen a 936 jóvenes, 312 adolescentes y 3 menores de edad. Según datos del Ministerio de Salud revelados en 2024, el 44,7% de los niños y niñas en el país muestran indicios de problemas de salud mental, afectando a jóvenes entre los 17 y 24 años, adolescentes de 12 a 16 años y niños de 6 a 11 años.
La representante de Unicef Colombia, Tanya Chapuisat, advirtió sobre las consecuencias de no atender la salud mental de la infancia: “Si no atendemos la salud mental de los niños, niñas y adolescentes, desmejoramos su capacidad de aprender, trabajar, establecer relaciones significativas y hacer contribuciones al mundo”.
Expertos destacan los principales factores de riesgo
Factores de riesgo en la población en general
El doctor Mauricio Castaño Ramírez, médico psiquiatra y actual presidente de la Asociación Colombiana de Psiquiatría (ACP), enfatizó en la importancia de identificar los factores de riesgo asociados al suicidio para implementar estrategias de prevención efectivas en Colombia. Según el especialista, estos factores pueden ser de índole social, cultural, económico e incluso genético, lo que convierte la prevención en un desafío integral que involucra distintos aspectos de la vida cotidiana.
Uno de los elementos claves es el sexo, ya que, “el ser hombre implica mayor riesgo para llegar a cometer suicidio consumado, mientras que el intento de suicidio es más frecuente en mujeres”, comentó Castaño para Infobae Colombia. Este hallazgo se alinea con estadísticas globales, que muestran que aunque las mujeres tienden a intentar suicidarse más a menudo, los hombres suelen utilizar métodos más letales, lo que incrementa la tasa de suicidios consumados en este grupo.
Además, Castaño Ramírez subrayó que padecer una patología mental incrementa significativamente el riesgo de desarrollar conductas suicidas. “Patologías como la depresión, ansiedad y los trastornos bipolares y de personalidad” son particularmente preocupantes, ya que afectan la capacidad de las personas para gestionar sus emociones y pensamientos en situaciones de crisis.
La edad también juega un rol crucial en la vulnerabilidad a las conductas suicidas. Los jóvenes adultos, según el experto, representan uno de los grupos con mayor riesgo. Sin embargo, no solo la juventud enfrenta este peligro, ya que otra población en gran riesgo son “los adultos mayores de 60 años también están sujetos a padecer afectaciones en su salud mental que los puedan llevar a considerar quitarse la vida”. En esta población, la soledad, enfermedades crónicas y la pérdida de seres queridos se convierten en factores desencadenantes.
Precisamente, las enfermedades crónicas también se suman a esta lista de factores de riesgo. De acuerdo con el médico psiquiatra, “lo que ha venido ganando terreno es el dolor crónico dentro de las patologías médicas, que es determinante para la conducta suicida”. Esto es especialmente preocupante, ya que muchas personas que padecen condiciones médicas debilitantes, independientemente la edad, sienten que su calidad de vida se ve tan deteriorada que no encuentran otra salida más que la muerte.
Otro factor alarmante es la falta de una red de apoyo. Castaño advirtió que, “no tener con quién hablar de los temas que nos agobian y no percibir afecto en nuestro círculo social más cercano” puede exacerbar la sensación de desesperanza, un elemento común entre aquellos que consideran el suicidio como una opción.
Por otra parte, la inestabilidad económica y el desempleo son elementos que afectan de manera considerable la salud mental. Las personas que han sido víctimas de abuso físico, sexual o psicológico, o que han vivido situaciones de conflicto, también son más propensas a tener pensamientos suicidas. Estos factores implican “un cambio en el estilo de vida que puede afectar la salud mental de manera considerable”, comentó el presidente de la ACP en conversación con Infobae Colombia.
Finalmente, el psiquiatra mencionó que las personas solteras y aquellas que no tienen hijos podrían tener un mayor riesgo de desarrollar conductas suicidas. Esto se debe a la ausencia de una red de apoyo consolidada, que en muchos casos actúa como un escudo frente a las dificultades de la vida. “El considerar, de manera más profunda, que atentar contra la vida no es una solución asertiva para enfrentar las dificultades” es, según el especialista, un pensamiento más común en quienes cuentan con este tipo de redes.
Factores de riesgo en niños y adolescentes
De acuerdo con la doctora Maria Michail, investigadora senior en salud mental juvenil de la Universidad de Birmingham, y el doctor Faraz Mughal, especialista en medicina general y salud mental de la Universidad de Keele en el Reino Unido, los factores de riesgo de suicidio en niños y jóvenes incluyen una variedad de circunstancias personales y sociales.
Entre estos, destacan las autolesiones, ya que más de la mitad de los jóvenes que mueren por suicidio tienen un historial de este comportamiento, así como intentos previos de suicidio y el diagnóstico de enfermedades mentales, comúnmente depresión o trastorno bipolar.
La discordia familiar, que puede incluir la separación o divorcio de los padres y la violencia doméstica, también es un factor significativo, al igual que los antecedentes de enfermedad mental en la familia y el duelo, especialmente si es por suicidio. La identidad sexual y de género, particularmente en jóvenes que se identifican como lesbianas, gays, bisexuales, transgénero o queer, puede incrementar el riesgo, así como los antecedentes de negligencia o abuso físico, sexual o emocional.
Quienes han sufrido acoso escolar o están bajo presiones o estrés académico también enfrentan un mayor riesgo. Por último, el abuso de sustancias o alcohol es otro factor que puede contribuir a la vulnerabilidad de estos jóvenes frente al suicidio.
En relación con lo anterior y destacando que cada experiencia es distinta, el presidente de la ACP, Mauricio Castaño, pone de ejemplo el caso de un niño o adolescente que sufre de acoso escolar. En la evaluación de riesgo de suicidio de ese adolescente se debe tener en cuenta, por ejemplo, si esa persona tiene una buena resiliencia, una familia que lo apoya. De ser así, el riesgo sería menor.
De lo contrario, si ese adolescente que sufre de acoso escolar tiene una familia disfuncional, tiene autoestima baja, antecedente de autolesionarse o de una enfermedad mental, el riesgo aumenta considerablemente.
El primer paso: hablar de suicidio y romper estigmas
¿Qué son y cuál es la principal diferencia entre suicidio e intento de suicidio?
De acuerdo con el National Institute of Mental Health, el suicidio “ocurre cuando las personas se hacen daño a sí mismas con el propósito de terminar con su vida y, como resultado, fallecen”. Por su parte, un intento de suicidio es “cuando las personas se lastiman con el propósito de terminar con su vida, pero no mueren”.
Expertos recomiendan evitar el uso de términos como “cometer suicidio”, “suicidio exitoso” o “suicidio fallido” cuando se refiera al suicidio y los intentos de suicidio, ya que a menudo estos términos tienen connotaciones negativas.
¿Preguntarle a alguien sobre el suicidio es meterle esa idea en la cabeza?
El doctor Mauricio Castaño Ramírez destacó que hablar de suicidio no provoca el acto en sí mismo, sino que ayuda a las personas a sentirse comprendidas y a crear conciencia en la sociedad sobre este asunto:
“Hablar de suicidio no es alentar a la persona a que tome la decisión o hacer que haya un suicidio en masa. Por el contrario, si uno permite que se aborde el tema, va a facilitar ponerle freno al estigma que hay alrededor de la salud mental”, resaltó el médico psiquiatra.
Toda conversación sobre el suicidio debe tomarse en serio y requiere atención inmediata
Especialistas en salud mental aseguran que los pensamientos o las acciones suicidas, son un signo de angustia extrema y un indicador de que alguien necesita ayuda, por lo que, “hablar de querer suicidarse no es una respuesta usual al estrés”.
Tenga en cuenta los signos de alarma
Para Angélica Bernal, psicóloga Magíster en Bioética, profesora de la Universidad Javeriana, los signos de alarma que se deben tener en cuenta para identificar a una persona que puede estar en riesgo de conducta suicida, incluyen:
- Hablar de querer morir o desear matarse.
- Hablar de sentirse vacío o desesperado, o de no tener motivos para vivir.
- Hablar de sentirse atrapado o pensar que no hay ninguna solución.
- Hablar de ser una carga para los demás.
- Sentir un dolor físico o emocional insoportable.
- Retirarse de actividades regulares y alejarse de amigos.
- Regalar posesiones importantes.
- Despedirse de amigos y familiares.
- Poner sus asuntos en orden, como hacer un testamento.
- Ser impulsivo asumiendo grandes riesgos que podrían resultar en la muerte, como conducir extremadamente rápido.
- Hablar o pensar en la muerte con frecuencia.
Otros signos de advertencia graves de que alguien puede estar en riesgo de suicidio son:
- Mostrar cambios extremos en el estado de ánimo, pasando repentinamente de estar muy triste a sentirse muy tranquilo o feliz.
- Hacer planes o buscar formas de suicidarse, como buscar métodos letales en internet, acumular pastillas o adquirir objetos peligrosos como armas de fuego o cortopunzantes.
- Hablar de sentirse muy culpable o avergonzado.
- Consumir alcohol o drogas con más frecuencia de lo normal.
- Mostrarse ansioso o agitado.
- Cambiar los hábitos alimenticios o de sueño.
- Mostrar furia o hablar de buscar venganza.
Prevenir es preguntar: cinco medidas para ayudar a alguien con dolor emocional
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) sostiene que “los suicidios son prevenibles” y ofrece recomendaciones clave para apoyar a quienes están en riesgo. Entre sus consejos, sugiere encontrar un momento adecuado y un lugar tranquilo para hablar y escuchar a la persona afectada, además de animar a la persona a pedir ayuda a un profesional, acompañarla a sus citas médicas y, si se sospecha de un riesgo inminente, asegurarse de no dejarla sola.
Por su parte, el presidente de la Asociación Colombiana de Psiquiatría, Mauricio Castaño Ramírez, destacó la importancia de escuchar sin emitir juicios, señalar o comparar, ya que esto facilita que la persona en crisis pueda expresar su deseo de terminar con su vida. Añadió que la prevención del suicidio no es solo responsabilidad de los profesionales de la salud: “Educar a la sociedad sobre el suicidio es una medida clave para prevenirlo, que es una responsabilidad de todos”.
En este sentido, acercarse a alguien que pueda estar considerando el suicidio y hacer preguntas como “¿cómo estás?, ¿cómo te sientes?, ¿qué ha pasado?, ¿cómo te puedo ayudar?” puede marcar la diferencia y salvar vidas. Pero, además de escuchar y preguntar, existen otras medidas que usted puede tomar si ve a alguien en una situación de riesgo.
Tanto la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio como el National Institute of Mental Health proponen cinco pasos de acción para “ayudar a salvar una vida”:
- Pregunte: “¿Estás pensando en suicidarte?” No es una pregunta fácil de hacer, pero los estudios muestran que preguntar a las personas en riesgo si tienen pensamientos o deseos de morir o de matarse no aumenta los suicidios ni los pensamientos suicidas.
- Manténgala a salvo: Reducir el acceso de la persona con pensamientos suicidas a ciertos objetos o lugares sumamente letales es parte esencial de la prevención del suicidio. Si bien hacer esto no es fácil, preguntarle a la persona en riesgo si tiene algún plan de hacerse daño y desactivar o eliminar cualquier medio letal puede marcar la diferencia.
- Esté presente: Escuche atentamente para enterarse de lo que la persona en riesgo está pensando y sintiendo. De hecho, las investigaciones sugieren que reconocer y hablar sobre el suicidio puede reducir los pensamientos suicidas en lugar de aumentarlos.
- Ayúdela a establecer una conexión: Guarde el número de la Línea de Emergencias de su país (123, en Colombia) en su teléfono celular para que los tenga a mano cuando los necesite. Usted también puede ayudar a la persona con pensamientos suicidas a establecer una conexión con una persona de confianza, como un familiar, un amigo o un profesional de la salud mental.
- Manténgase comunicado: Mantenerse en contacto con la persona después de que tuvo una crisis o después de haber sido dada de alta de su tratamiento puede marcar la diferencia. Los estudios han demostrado que el número de muertes por suicidio disminuye cuando alguien da seguimiento a la persona en riesgo y se convierte en parte de su red de apoyo.
Una voz de aliento para quienes sufren en silencio
El presidente de la Asociación de Psicología Psiquiatría hizo un llamado a las personas que enfrentan dificultades emocionales a que busquen apoyo. “Quizá, la recomendación más importante para las personas que sufren en silencio es que sean empáticas y compasivas consigo mismas”, afirmó el doctor Maruricio Castaño Ramírez, subrayando la importancia de reconocer la necesidad de apoyo emocional. También señaló que no debe haber temor o vergüenza al expresar lo que se siente, pues las emociones es lo que más nos hace humanos: “Así como buscamos ayuda para resolver problemas económicos con personas cercanas, así mismo debemos aprender a buscar ayuda cuando tenemos un dolor emocional”, precisó el experto.
Acciones preventivas que puede tener en cuenta para cuidar de su salud mental
En cuanto a la prevención, es fundamental adoptar hábitos saludables que contribuyan al bienestar mental. Entre las acciones recomendadas se encuentran:
- Tómese el tiempo para cuidarse a usted mismo.
- Practique ejercicio, coma saludable y regularmente.
- Duerma o intente dormir al menos 8 horas.
- Evite el consumo excesivo de redes sociales.
- Intente desarrollar una rutina para mantenerse informado sin ponerse en estado de alerta.
Si experimenta tristeza prolongada o falta de interés en las actividades diarias, se recomienda buscar ayuda profesional cuanto antes, ya que los pensamientos suicidas pueden prevenirse y tratarse si se detectan a tiempo.