Desde el domingo 1 de septiembre, una de las historias más emotivas y complejas de desplazamiento y retorno de comunidades indígenas en Colombia comenzó a dar sus primeros pasos hacia una resolución esperanzadora. La travesía de regreso de las familias Embera que habían estado asentadas en el Parque Nacional Enrique Olaya Herrera, en Bogotá, se ha convertido en un símbolo de resiliencia y en un reto logístico significativo.
El retorno de estas familias a sus territorios ancestrales, situados entre Risaralda y Chocó, es el resultado de una serie de esfuerzos conjuntos por parte del gobierno y diversas entidades locales.
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La crisis comenzó en 2021 cuando varias familias Embera, obligadas a abandonar sus tierras debido al conflicto armado y la violencia en sus comunidades originarias del Chocó, buscaron refugio en Bogotá. La ciudad se vio desbordada por la magnitud de la llegada de estas comunidades, que establecieron campamentos en el Parque Nacional Enrique Olaya Herrera, un pulmón verde en el corazón de la capital. Durante más de dos años, estas familias vivieron en condiciones precarias, enfrentando problemas de insalubridad, hacinamiento y la falta de acceso a servicios básicos.
El conflicto armado persistente en sus territorios de origen y la falta de garantías para su seguridad llevaron a este grupo a buscar refugio en un espacio público emblemático, desatando una serie de negociaciones entre las autoridades locales y los líderes indígenas. Las autoridades enfrentaron el desafío de encontrar una solución sostenible que pudiera atender las necesidades inmediatas de las familiasEmbera, al tiempo que se resolvía la situación en el Parque Nacional.
El proceso de retorno: una operación de gran escala
El retorno de las familiasEmbera es una operación compleja que requirió una coordinación minuciosa entre la Unidad para las Víctimas, la Guardia Indígena y otras entidades del gobierno. A las 3:00 a. m. del domingo, más de 700 indígenas embera iniciaron su largo viaje hacia sus territorios ancestrales. Se organizaron nueve camiones para trasladar las pertenencias de las familias desde el Parque Nacional hasta Pueblo Rico, en Risaralda.
El proceso de retorno se ha estructurado en tres fases. En la primera fase, 58 familias se reubicarán en diferentes localidades de Pueblo Rico. La segunda fase contempla el regreso de 146 familias que se asentaran en Cascajero y otros poblados cercanos. Finalmente, la tercera fase verá el retorno de 58 familias adicionales a lugares como Oscordó y Las Torres.
La Alcaldía de Bogotá, en coordinación con la Secretaría Distrital de Salud y la Secretaría de Ambiente, ha dispuesto una serie de medidas para recuperar el Parque Nacional y proteger su ecosistema. Desde el lunes 9 de septiembre, se llevarán a cabo operativos para controlar plagas, identificar árboles en riesgo y monitorear la fauna local. Además, se han establecido recomendaciones para evitar la entrada de personas al parque y prevenir el depósito de residuos.
En paralelo, la Secretaría de Integración Social y la Secretaría de Hacienda han implementado ayudas económicas para los retornantes. A través de un convenio con el Banco Agrario, se proporcionarán recursos a las familiasEmbera para facilitar su adaptación en los territorios de regreso. Se estima que se destinarán cerca de 123 millones de pesos a esta causa, apoyando la sostenibilidad y dignidad de los hogares.
El viernes anterior al inicio del retorno, la comunidadEmbera realizó una ceremonia espiritual de despedida y una olla comunitaria como parte de su proceso de cierre en Bogotá. A pesar de los desafíos, el retorno de las familiasEmbera a sus territorios marca un avance significativo en la resolución de una crisis humanitaria.
El proceso ha sido largo y complicado, pero la coordinación entre diversas entidades gubernamentales y la comunidadEmbera ha sido crucial para lograr este objetivo. Mientras tanto, las familias que aún permanecen en Bogotá continúan recibiendo apoyo y se mantienen en diálogo para asegurar una solución integral a su situación.