Por medio de un operativo realizado por la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá en Medellín se revelaron inquietantes detalles sobre una banda criminal que utilizaría la brujería y la santería para llevar a cabo sus crímenes.
La investigación de 18 meses mostró que este grupo, conocido como “Robledo”, se maneja como una empresa bien organizada con 170 miembros dedicados a actividades ilegales como desaparición forzada, homicidio, tráfico de estupefacientes y extorsión.
Según un trabajo inmersivo que realizó Semana, el líder de esta organización es un hombre en silla de ruedas que dirige todas las operaciones de la banda.
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Durante el operativo, se descubrieron rituales ocultos en un apartamento donde se efectuarían procedimientos de santería para asegurarse el éxito en sus operaciones delictivas. Bajo la dirección de un individuo identificado como alias “la Bruja”, de 43 años, los miembros de la banda realizaban lecturas de cartas y otros rituales para prever los movimientos de sus enemigos y burlar a las autoridades.
Testimonios recogidos por el medio, “la Bruja” se sumergía en la santería antes de cometer cualquier delito para recibir protección espiritual y obtener buenos resultados.
La estructura del grupo Robledo divide a sus miembros en varios niveles de jerarquía que imitan a una empresa legal. Los coordinadores de drogas reciben un salario mensual de 4.500.000 pesos, mientras que los jíbaros y campaneros ganan 2.000.000 pesos cada mes.
De hecho, los investigadores informaron que esta organización criminal tiene el control de diez barrios de Medellín, donde los ciudadanos reconocen a sus integrantes por exigir cuotas a cambio de seguridad y autorización para el parqueo de vehículos y la movilidad de buses.
El impactante descubrimiento incluye que, en tan solo un mes, la banda puede generar ganancias superiores a los 500 millones de pesos. Cuando los investigadores judiciales intervinieron en una de sus operaciones, arrestaron a 24 personas, entre ellas “la Bruja”, quien intentó deshacerse de su celular lanzándolo por el balcón del piso 25 para evitar que las autoridades obtuvieran pruebas.
En el momento de la detención, uno de los miembros de la banda incluso pidió que le colgaran un amuleto para protegerse de los males que, según creen, le esperan tras las rejas.
Así se enteraron las autoridades de los posibles actos de santería
Las sospechas sobre el uso de la brujería como táctica delictiva se confirmaron aún más cuando en las intervenciones policiales en las instalaciones usadas como centro de operaciones se encontraron imágenes de santos, cadenas de hierro, plumas y muñecos utilizados en sus rituales. Además, alias “la Bruja” es conocido por hacer consultas frecuentes a las cartas para saber si su posición en la organización está en peligro, especialmente debido a las rencillas internas por el control de las plazas de vicio.
Las revelaciones de Semana resaltaron el peligro y la sofisticación con la que operaría esta banda criminal, a través del uso de prácticas ancestrales de brujería y santería que mezclan con la brutalidad de sus crímenes.
En uno de los eventos más escalofriantes documentados, se mencionó que alias “la Bruja” habría gestionado la desaparición y asesinato de un integrante rival, vestido con una toga negra de monje y bajo los efectos del alcohol, siguiendo los dictados de la santería.
Temida banda “Los Satanás”, de Bogotá, también operaría con rituales
En abril del 2024 se conoció que la red criminal, liderada por José Manuel Vera, alias “Satanás”, dedicada a la extorsión en diferentes partes de la ciudad, habría usado la santería como parte integral de sus actividades.
En uno de los escondites de alias “Pedrito”, la habitación 219 del hotel Potrillos en el barrio El Amparo de la localidad de Kennedy, se encontró un altar dedicado a Jesús Malverde, conocido como el “santo de los narcos”. Este bandolero mexicano del siglo XIX es venerado entre narcotraficantes y sicarios en América Latina.
El Tiempo informó que alias “Pedrito” utilizaba distintas ofrendas en sus rituales, como velas de diferentes colores y frutas, para solicitar protección y agradecer los éxitos en sus actividades delictivas. Las velas rojas se ofrecían antes de cometer un asesinato y las velas negras al estar listos para sus acciones fatales.