Además de la estigmatización sobre Colombia que provocó su auge criminal, el narcotraficante Pablo Escobar también dejó una herencia que se ha mantenido con el paso de los años en el territorio nacional; se trata de los hipopótamos que trajo desde África para su zoológico privado y que se han reproducido en la subregión del Magdalena Medio en Antioquia.
De los tres que Escobar ordenó que llegaran al país luego de adquirir los predios de lo que se conoce como la Hacienda Nápoles (en 1979), varios de ellos están cuidados y protegidos en el parque temático que opera en ese mismo lugar, pero otros escaparon tras la muerte del capo y han logrado multiplicarse hasta llegar a más de 160 en la actualidad.
Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel.
Su futuro ha sido todo un debate en el país, ya que a diferencia de las otras especies que tenía el capo, su salida de Colombia es difícil y costosa, pero la esterilización es un procedimiento complejo y peligroso tanto para el animal como para los que lo llevan a cabo.
Es por ello, que el Tribunal Administrativo de Cundinamarca ordenó a “las autoridades ambientales adoptar medidas dirigidas a la erradicación de la especie, con fundamento en el consenso de la comunidad científica, que a través de los años (particularmente desde 2007 a 2024) ha realizado varios estudios de estos ejemplares respecto a sus características, origen y el impacto ambiental que ocasionan”.
Esta decisión fue tomada luego de que un demandante expusiera la omisión que existe por parte de las autoridades sobre las posibles medidas efectivas para controlar la población de la especie en la zona, que pone en peligro a las personas y el ecosistema de la zona.
“La presencia de estos animales, introducidos de manera ilegal en la década de los 80, ha generado una amenaza significativa a la biodiversidad local, afectando a especies nativas tales como las nutrias, las tortugas, los manatíes, los bagres rayados, entre otros peces, mamíferos, aves y plantas que forman parte de los ecosistemas afectados”, manifestó el demandante.
El sujeto afirmó que hay pruebas suficientes que comprueban que la presencia de los hipopótamos generan consecuencias negativas, por lo que deben ser considerados como una “especie invasora”, lo que aumenta si se tiene en cuenta que ante la falta de sequías en la región, este se ha convertido en un espacio propicio para su reproducción.
“La falta de intervención oportuna y eficaz pone en riesgo no solo el equilibrio de los ecosistemas locales, sino también los derechos constitucionales de las comunidades aledañas de disfrutar de un ambiente sano”.
Estos argumentos fueron analizados por el tribunal, que estableció que debido a los tiempos que tarda la esterilización de un hipopótamo en comparación con la forma en que se multiplican, no tomar cartas en el asunto provocará que en 2035 la población de estos animales supere los 1.000 individuos.
Ante esta situación, el Ministerio de Ambiente tendrá tres meses para que “reglamente las medidas de erradicación de la especie (caza de control y esterilización) que deban ser adoptadas por las autoridades ambientales de cada jurisdicción, fijando las pautas y lineamientos para su ejecución y la disposición de los cadáveres, teniendo en cuenta los principios de equilibrio ecológico, bienestar animal y prohibición de tratos crueles”.
Cabe destacar que, los programas de reubicación y esterilización serán financiados por el Estado; además, la Alcaldía de Puerto Triunfo tendrá que llegar a un acuerdo con el Parque Temático Hacienda Nápoles para que se pueda registrar una ampliación de la capacidad para recibir hipopótamos en su espacio.
“De no ser posible, el municipio deberá ejercer sus potestades de modificación, interpretación y terminación unilateral del contrato con esa sociedad para realizar las acciones necesarias que permitan ampliar la capacidad de la Hacienda Nápoles para asumir la custodia y cuidado de un mayor número de hipopótamos que los que están presentes actualmente”, se lee en el fallo.