Tras varios años en el anonimato, Juan Pablo Escobar, hijo de Pablo Escobar, decidió dejar de lado su identidad como Sebastián Marroquín, con la que se radicó en Argentina junto a su madre y hermana, para contar sus secretos sobre el cartel de Medellín y el auge del narcotráfico en Colombia en los 80 y 90.
Lejos de exaltar las acciones de su padre, Juan Pablo ha escrito libros, protagonizado documentales y ahora se dedica a hacer conferencias en las que expone la cara no visible del crimen, ya que asegura que a su familia solo le dejó dolor y sufrimiento.
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Esto fue expuesto nuevamente por el colombiano en Mazatlán, México, a donde ha llevado sus charlas tras la captura de Ismael “El Mayo” Zambada —líder y fundador del cartel de Sinaloa—, para que los jóvenes dejen el imaginario sobre el dinero que genera el narcotráfico.
En esta ocasión, Juan Pablo Escobar estuvo acompañado por un grupo de menores de edad a los que les contó varias historias de su vida en Medellín durante el auge de su padre en la capital de Antioquia.
Escobar ha manifestado que siente amor por su padre y que el capo era otra persona cuando estaba junto a su familia, pero no por ello dejo de lado las consecuencias que generaron sus acciones contra sus seres queridos y él mismo, por lo que afirmó que a pesar del dinero, su padre no era libre.
“Ese camino no te lleva al éxito, te lleva a la destrucción de tu familia, a la propia, a la pérdida de tu libertad, de tu tranquilidad. No tuvo un momento de paz, ni con todo su dinero pudo comprar un minuto de paz”.
Juan Pablo Escobar volvió a afirmar que veía en su padre a la persona más pobre del mundo, porque tenía una fortuna, pero debía estar escondido en todo momento y lejos de su familia; esta explicación sirvió para que el colombiano invitará a los jóvenes a entender que las producciones sobre narcos no cuentan la verdad, ya que omiten lo negativo.
“Tenemos la costumbre de creer que si está en la televisión, es verdad. Los jóvenes tienen que aprender a distinguir entre la ficción y la realidad”.
Escobar indicó que el verdadero camino para triunfar es estudiar y prepararse de la mejor manera, destacando que no creía que se debe dejar de hablar de narcos, ya que la figura de los criminales debe servir para que los niños entiendan que no son un ejemplo, sino todo lo contrario.
“Hay que tomar conciencia de las consecuencias y hacer cambios desde lo personal, desde lo espiritual, desde lo humano”, fueron las palabras del hijo de Pablo Escobar.
El paisa manifestó que luego de la muerte de su padre entendió que su propósito en la vida era servir desde su testimonio para que las nuevas generaciones tengan mejores pensamientos, y aseguró que su experiencia en el mundo del narcotráfico también le ha hecho entender que la forma en que se ha batallado con este problema es el equivocado.
“Hoy tenemos más drogas que nunca en la historia de la guerra contra las drogas”, indicó Juan Pablo Escobar, que recordó que a pesar de la captura de importantes capos, siempre hay una nueva figura que sobresale para tomar el dominio del negocio.
Escobar indicó que, desde su opinión, las políticas antidrogas en Latinoamérica son obsoletas, puesto que se basan en una prohibición que ha provocado que los narcos aumenten su poder y con ello generar más violencia en la región, por lo que propuso que los gobiernos deben comenzar a hablar con propiedad sobre regulación.
“Debemos revisar cuáles son las políticas que nos están garantizando la paz y cuáles son las que nos están llevando a la autodestrucción”, puntualizó.