La población insiste en avanzar en tecnologías que permitan predecir sismos; sin embargo, surge un concepto de mayor importancia, que es la prevención, ya que permite que la ciudadanía adelante dinámicas previas, durante y luego del terremoto o temblor.
“¿Qué es más importante, predecir un terremoto o prepararnos para los potenciales daños que pueda tener un territorio?, predecir un terremoto, no creo que ayude mucho porque si yo digo que en Bucaramanga habrá un terremoto de 7 grados en 24 horas cundirá el desespero, pero no, es algo que me gustaría transmitir a la sociedad; es más importante que invirtamos en preparar nuestros territorios, estar preparados en términos de infraestructura, en términos de pedagogía social, que nuestra sociedad esté preparada para atender un evento como estos”, subrayó Flover Rodríguez-Portillo.
De acuerdo con el doctor John Makario Londoño Bonilla, director de Geoamenazas del Servicio Geológico Colombiano (SGC) pese a que Colombia cuenta con amplio equipo para la detección de sismos, predecir estos es algo que no se puede hacer.
“No es posible predecir un sismo por muchas razones, primero porque la Tierra es muy dinámica, segundo porque en todo el planeta hay posibilidades de que tiemble, es muy vasto el territorio en donde puede temblar en cualquier momento, entonces detectar el sitio exacto en donde puede temblar es imposible con las tecnologías que tenemos en este momento, y si así pudiéramos detectarlo, todavía quedarían cosas muy difíciles de predecir”, dijo.
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Cuando se registra un sismo es común que se hable de magnitud e intensidad, y aunque suenan parecidos son totalmente diferentes.
“La gente del común y los medios de comunicación usan los términos magnitud e intensidad, pero son conceptos totalmente diferentes que vale la pena aclarar: la magnitud de un terremoto es una medida que nos da una idea de la energía que liberó ese terremoto, pero la intensidad es una medida que nos dice la capacidad de destrucción que puede tener ese terremoto”, dijo Flover Rodríguez-Portillo, director ejecutivo de la Asociación Colombiana de Geólogos y Geofísicos de la Energía (ACGGP).
Han pasado 118 años desde el terremoto que destruyó parte del Pacífico Colombiano, pues en 1906 un devastador sismo sacudió esta región y alcanzó a sacudir el litoral ecuatoriano, en lo que es considerada como la catástrofe más dantesca que se ha vivido en el territorio nacional, que incluso desembocó finalmente en un tsunami que arrasó con cientos de viviendas en inmediaciones de Cauca y Nariño.
De acuerdo con la Unidad Nacional para la Gestión del Riego de Desastres (Ungrd) un sismo es la liberación súbita de grandes cantidades de energía, que se representan a través de ondas que se desplazan por el interior de la tierra y que al llegar a la superficie puede ser percibida por las personas, animales y hasta estructuras.
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El Servicio Geológico Colombiano (SGC) reportó el 17 de agosto de 2024 que se registró una anomalía sísmica en el área de la Laguna de la Cocha, Nariño, lugar donde está ubicado el campo volcánico de Guamuez-Sibundoy, un conjunto de volcanes a 20 kilómetros de Pasto.
A lo largo de su historia, Colombia ha experimentado varios terremotos significativos. Aquí algunos de los más devastadores:
Terremoto de Popayán (1983)
Terremoto de Armenia (1999)
Terremoto de Tumaco (1979)
Terremoto de Bogotá (1917)
Terremoto en el Valle del Cauca (1966)